Por Eloy Fustero, director de Desarrollo de Negocio en Qualcomm España
El 5G va a ser mucho más que una nueva generación de móvil. La revolución del 5G va a traer consigo una red unificadora que va a conectar millones de aparatos de la forma más rápida, segura y eficiente posible. Su impacto va a suponer todo un cambio de paradigma que va a transformar las industrias y el mundo tal y como lo conocemos hoy.
Alcanzar este nuevo escenario requiere de una conectividad ultrarrápida para smartphones, tablets y portátiles que mantenga conectados a la red a un gran número de dispositivos inteligentes incluso en las condiciones más complicadas. Así, el 5G va a elevar el IoT a un nuevo nivel para extender su promesa a nuevos y revolucionarios usos.
En este sentido, vamos a ser capaces de interactuar con nuestro entorno a nuevos niveles. Podremos interactuar con “cosas” que se encuentren a miles de kilómetros de distancia, a través de aparatos y sensores inteligentes conectados. Estos sensores nos permitirán recopilar datos de forma continua y, con el tiempo, conseguirán que nuestros dispositivos actúen de forma autónoma, en función de nuestras necesidades. Por ejemplo, las cámaras inteligentes en los hogares alertarán a sus habitantes de la entrega de un pedido que ha sido dejado en la puerta del domicilio, o de la existencia de una persona extraña en la entrada de la casa.
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Creo firmemente que con el 5G, el alcance y la escala del IoT van a ser impresionantes. Imagina una ciudad llena de multitud de sensores, que controlen el tráfico, el medio ambiente, la calidad del aire y hasta los servicios más importantes; y que toda esa información la puedas recibir mientras paseas y te mueves por las calles de la ciudad. O imagina la existencia de sensores en nuestros bosques que puedan ser capaces de detectar rápidamente el peligro de incendio y transmitan los datos necesarios sobre la alerta de fuego a los responsables de emergencias. Podríamos evitar todo tipo de accidentes y desastres.
Aunque el IoT ofrece oportunidades muy beneficiosas para los fabricantes, es asimismo cierto que presenta grandes desafíos tecnológicos. El desarrollo de productos conectados requiere actualizaciones constantes de los estándares de conectividad y requisitos informáticos, y trae consigo una gran presión y competitividad en cuanto a precios, además de la necesidad de interoperabilidad, exigencias de seguridad y privacidad, y otros miles de factores verticales y específicos que deben ser controlados.
A veces un dispositivo será tan remoto o se encontrará a tanta profundidad bajo tierra que la comunicación tradicional de enlace ascendente no será una opción, incluso en la banda estrecha y de baja frecuencia. Podría ser algo tan simple como un contador de gas en un sótano o tan complejo como un equipo de minería móvil a gran profundidad.
El 5G va a optimizar las transmisiones descendentes para asegurar una la cobertura de estos servicios. Los aparatos 5G también admitirán la comunicación con múltiples saltos entre ellos hasta alcanzar la red. Esto va a hacer posible que los mensajes sean retransmitidos hasta que dispongan de cobertura directa, lo que permitirá a estos dispositivos utilizar transmisiones de energía mucho más bajas.
En lo que respecta a la implementación/diseño de referencia, nuestro objetivo es reunir todos los componentes clave de hardware y software para un producto o segmento IoT en particular. Los clientes pueden así adaptar estos diseños de referencia a sus necesidades y ajustarlos para producir productos sin tener que incurrir en esfuerzos de I+D ni en costes de tiempo y económicos que trae consigo la elaboración de una solución partiendo de cero.
La buena noticia es que esta capacidad está empezando a ser ya abordada por la tecnología celular LTE, que además está asentando las bases de la conexión 5G. Poco a poco estamos conquistando lo que hace no mucho se antojaba inalcanzable; y lo mejor, aún está por venir.