Todas las ferias profesionales son iguales. Da lo mismo que tengan tractores, universidades, cuadros, vestidos de novias o promociones inmobiliarias como protagonistas: son unos encuentros que los visitantes aprovechan para ver a posibles socios mientras alardean de lo que han conseguido desde la edición del año anterior y tratan de conseguir que su producto estrella consiga más titulares que el de la competencia.
Por eso es tan difícil encontrar qué destacar en la feria tecnológica CES que se celebra esta semana en Las Vegas (Nevada, Estados Unidos), aunque algún anuncio con la posible alianza de Ford y Google para desarrollar el coche autónomo -que se conduce solo- está en todas las quinielas como estrella del evento.
Las marcas que se dan cita en este encuentro, el rey mundial de las muestras de tecnología, también van a tener que luchar contra ellas mismas, dado que hay muchas otras ferias a las que tienen que acudir para presentar novedades.
Por ejemplo, la mayoría de fabricantes de teléfonos móviles se reservan los lanzamientos más sonados -o algunos de los más relevantes- para el Mobile World Congress que se celebra todos los años en Barcelona. IFA, en Berlín, tiene también su cuota, y marcas como Apple prefieren desmarcarse de estos eventos y montar sus propios saraos. Además, las tablets y los teléfonos inteligentes ya no son tan sexys. Nos hemos acostumbrado a la innovación a velocidad de vértigo, así que la presentación del smartphone de turno tampoco garantiza que el público quede deslumbrado.
¿Pinta mal? No necesariamente. De hecho, es la ocasión perfecta para presentar algo realmente innovador, algún dispositivo que parta la baraja de la tecnología y genere una nueva necesidad en un consumidor ya de por sí saturado de gadgets.
Conscientes de ello, las principales marcas van a traer a Las Vegas algunos inventos curiosos con la esperanza de salirse del guión.
Las malas lenguas cuentan que la coreana Samsung, la segunda referencia del mercado mundial tras Apple, va a mostrar sus gafas de realidad virtual y un cinturón inteligente. Por otro lado, también se prevé que traiga a Nevada un frigorífico con una pantalla táctil descomunal. Todo smart, por supuesto, pero nada fuera de lo común. Mientras, su gran rival también coreana, LG, probablemente tratará de sorprender a los asistentes con una televisión de ultra alta definición, con tecnología 8K.
Por su parte, la japonesa Sony, siempre un valor seguro, tratará de capitalizar el éxito de su videoconsola PlayStation, una división que le reporta muchas más alegrías que la de electrónica de consumo, muy por detrás de Apple, Samsung y LG.
Esos son sólo algunos de los que estarán, aunque también sonarán otros nombres como los de Acer y el de Huawei, que ha conseguido colocarse como la segunda marca de móviles preferida en España.
Más invitados
Las marcas tradicionales de tecnología van a tener que compartir su banquete con algún que otro invitado inesperado, como Sidney Poitier en la película Adivina quién viene esta noche. Aunque al principio se tengan recelos de ellos por ser unos outsiders, en realidad pueden mostrar el camino a seguir a toda la industria.
Es el caso de Netflix, que pasó de compañía de alquiler de vídeos a plataforma para ver películas y series en streaming, bajo demanda y a través de internet. Su consejero delegado, Reed Hastings, hablará en el CES para inspirar a los asistentes.
Pero también hay otros sectores que están en Las Vegas para captar el interés que los millennials tienen por la tecnología, industrias de otros siglos que llegan con la esperanza de reconvertirse. Como, por ejemplo, los automóviles.
El día de la prensa -este martes- comenzará con una presentación del consejero delegado de Ford, Mark Fields. Desde diferentes medios se especula con la posibilidad de que en la feria se desvelen novedades sobre el coche autónomo, que se conduce solo, que se estaría desarrollando como fruto de la colaboración entre la veterana firma de vehículos a motor y Google. Ese sí que sería un pelotazo, ya que la unión de fuerzas entre las dos compañías no había trascendido hasta el momento. Este posible anuncio aparece en todas las quinielas como la estrella mediática de la feria.
Sin embargo, no todo serán mustangs en el CES, ya que también van a participar otros fabricantes de autos. Por ejemplo General Motors, cuya consejera delegada, Mary Barra, estará en el encuentro.
Asimismo, desde fuera de EEUU vendrán la japonesa Toyota y la alemana Volkswagen, entre otras firmas.
Se espera que la marca teutona presente algún vehículo eléctrico para poner tierra de por medio entre su futuro y el escándalo de los motores trucados, gran culebrón del verano que ha minado la confianza de los consumidores y ha provocado el descalabro de sus acciones y la caída de su consejero delegado, Martin Winterkorn. Qué mejor lugar para ofrecer una imagen verde que en el país en el que se descubrieron las irregularidades.
Ausentes, presentes
El gran ganador de esta feria suele ser el que nunca comparece: Apple. El transatlántico americano de la tecnología capitaneado por Tim Cook continúa como mascarón de proa que muestra la dirección a seguir por el resto del barco; por eso, todo lo que se anuncie durante el CES será comparado al instante o bien con el catálogo existente de la manzana o bien con su capacidad para replicarlo.
Con tanto fabricante de coches, las preguntas de los analistas irán enfocadas a si la empresa de Cupertino (California) será capaz de presentar un coche que se conduzca solo, aunque va a haber muchos más frentes abiertos.
Realidad virtual, impresión en 3D, robótica, hoverboards y drones son sólo algunas tecnologías que ya están aquí y que pueden recibir un impulso significativo en el CES.
Las propuestas en todos estos campos vendrán no sólo de las grandes multinacionales sino también de pequeñas startups, que tratarán de convencer a futuros inversores con sus innovaciones. Para no ser menos, España va a tener a varias pequeñas compañías en la feria, como DigitBit Technology/Aria Servers y Ontech.
La participación de España en este encuentro va a crecer un 30%, con más de 200 inscritos, según declaraciones de representantes de la feria recogidas por EFE. Un grano de sal en medio del océano de 150.000 acreditados de 150 países que se va a concitar en una ciudad levantada en medio del desierto. Viva Las Vegas.