Gabriel Escarrer, consejero delegado del grupo hotelero, se queja de la «poca voluntad» de todas las administraciones para poner coto al boom del alquiler de apartamentos ilegales y les acusa de hacer «la vista gorda» con el problema.
En pleno boom del turismo, con récord de turistas, récord de ingresos, recuperación de la rentabilidad… los hoteleros españoles tienen una preocupación. Es una preocupación honda, de calado, con la vista puesta en el futuro. En su futuro, en el del sector. Y aunque las cosas aparentemente van bien, los hoteleros españolas están en alerta, o en pie de guerra, por el boom del alquiler de pisos de uso turístico.
Una oferta que no es nueva, lo que es nuevo es la enorme magnitud que ha adquirido el fenómeno no sólo en España, sino a escala global. Pero una oferta, eso sí, en la que los hoteleros ven una competencia desleal, al no estar sujeta al estricto marco regulatorio al que se someten sus establecimientos; una oferta en la que, según denuncian, prolifera la economía sumergida y los apartamentos ilegales; y una oferta, según dicen, que es la mayor responsable de los problemas de saturación que se sufren en algunos destinos.
Una oferta, a la postre, que crece gracias a las plataformas online que sirven de escaparate planetario de la enorme planta de viviendas de alquiler. Y, con ello, Airbnb, Homeaway, Wimdu… se han convertido en los nuevos archienemigos de muchos hoteleros.
Y en este contexto Meliá, el mayor grupo hotelero español, hoy ha pasado al ataque y se ha mostrado nítidamente crítico con el escenario con el que tiene que lidiar el sector, poniendo a Airbnb en la picota como el gran baluarte del fenómeno. «Es el mayor peligro que tiene la industria turística a nivel mundial«, ha dicho Gabriel Escarrer, vicepresidente y consejero delegado de Meliá, en un desayuno informativo en Barcelona.
Y el ejecutivo ha puesto la Ciudad Condal como gran ejemplo de los problemas que genera la proliferación del alquiler. «Como no se regule eso, nos vamos a cargar de exito el modelo turístico ejemplar que es Barcelona«, ha apuntado. «Si a esto le añades los tres tres millones de cruceristas que llegan a Barcelona cada ño, entiende que haya cientos de miles de turistas paseando por las Ramblas y al ciudadano le parezca agobiante convivir con esto».
Las críticas del consejero delegado de Meliá también han apuntado al poco interés que las diferentes Administraciones por regular de manera efectiva el alquiler de pisos de uso turístico. «Su modelo de negocio [el de Airbnb] va cuatro pasos por delante de la regulación. Y tampoco hay mucha voluntad por atajar el problema«, ha advertido. E incluso ha criticado que haya ayuntamientos que hagan la «vista gorda» con los pisos ilegales a cabmio del pago por adelantado de tasas municipales.