“Yo ya soy muy mayor para callarme las cosas”. Lo dice con naturalidad, pero no es una frase vacía, porque lo cumple. Y es que el presidente de AC Hotels by Marriott, Antonio Catalán, que con algo de coquetería y nada de resignación dice que pronto va a cumplir los “cuarenta y veintiocho”, habla muy claro sobre casi cualquier cosa que se le pregunte.
¿Política? “Los ciudadanos han dicho que haya nuevas elecciones. Y mi impresión es que serán con otros candidatos”. ¿Ideología? “Este país necesita una socialdemocracia muy agresiva”. ¿Podemos? “No son angelitos, son antisistema. Venezuela empezó así”. ¿Empleo? “Con la reforma laboral se ha permitido que haya tantísimos contratos basura”. ¿Empresas? “Tienen que estar más pegadas a la gente. No estoy dispuesto a hacer según qué cosas para ganar más”. ¿Corrupción? “El día que se atrevan a ir contra los presidentes de las empresas se acabará”.
Pero uno diría que cuando se le pregunta por su compañía –que para eso hemos venido, en principio- es cuando se muestra más cauto. No es que sea de esos empresarios (son legión) que no desvelan ninguno de los movimientos futuros de su empresa. De hecho, más bien es al contrario. Tras algo más de una hora de charla, descubrimos la inminente entrada en China de la cadena, la imponente expansión que prepara en Estados Unidos, que se va a atrever con el negocio vacacional en España y el Caribe, que ve factible que AC tenga 500 o 600 hoteles dentro de una década (entre cinco y seis veces más que su actual tamaño), que ya está pactado que Marriott se acabe quedando en unos años con el 100% de la cadena…
«La entrada de Marriott nos ha convertido en globales. Hemos llegado a Estados Unidos, a Latinoamérica, miramos ya a Asia…»
No es que se calle nada o casi nada, no. Es que a pesar de los ambiciosos planes que desvela para su empresa, uno diría que él está convencido de que las magnitudes serán aún mayores de las que cuenta. Porque desde que hace cinco años AC se alió con Marriott, el mayor grupo hotelero mundial, para AC todo es a lo grande y el foco se ha abierto al mundo entero. Y, claro, si desvela todo lo que ve posible hacer de la mano de Marriott, teme quedar como un exagerado. “Es que parecería de Bilbao”, dice. Y por ahí no pasa, que él es muy de Navarra. De la Ribera, de Corella.
Antonio Catalán es uno de los grandes del turismo español. Desde cero (trabajaba en la gasolinera de su padre) se metió casi sin querer en el negocio hotelero a finales de los setenta, creó NH Hoteles, vendió su parte de la cadena en 1997, y con lo que sacó de su marcha –al cambio, unos 70 millones de euros- fundó AC Hoteles. Y hace un lustro, cuando las cosas iban mal en AC en plena crisis, encontró en el gigante Marriott un socio inmejorable. Le vendió la mitad de las acciones de la cadena y hoy AC es la marca que más crece dentro del grupo Marriott. En cinco o seis años, según nos cuenta, Marriott acabará comprando el resto de la compañía. “Yo creo que he acertado con esa decisión, y mis hijos van a ser más felices, seguro”.
Y es que Antonio Catalán dice que ahora piensa mucho en sus hijos, en los seis, para tomar este tipo de decisiones. Y también habla mucho de ellos, de los seis. Nos vamos de la entrevista sabiendo en qué trabaja cada uno de ellos, sus opiniones sobre muchos aspectos de la vida. E incluso nos vamos conociendo algún secreto que el patriarca aún no les ha desvelado sobre algunas cosas que les esperan en unos años. [Ésos me los guardo].
Vamos ya camino de cinco años de alianza con Marriott. ¿Ha merecido la pena?
Sí, sí. Si no hubiese venido Marriott, no sé dónde estaríamos. Tras unos años muy complicados, hemos visto la importancia de tener un gran socio. Si Marriott hubiese querido se podría haber quedado con la compañía, pero prefirieron una alianza y a nosotros nos ha venido genial. Nos ha ayudado a forzar la máquina, nos ha ayudado con los bancos… Somos el único socio que tiene a nivel mundial, y la relación es estupenda. Tanto la relación como socios como la relación personal.
¿Qué ha aportado a AC unirse a un gigante como Marriott?
Nos ha convertido en globales. Hemos llegado a Estados Unidos, donde vamos a sumar más de 100 hoteles; hemos entrado en Latinoamérica; miramos ya a Asia. La marca AC está teniendo un éxito extraordinario. Estar con Marriott es entrar en otro nivel: todo es a lo grande, y todo es mucho más fácil. Es realmente otra galaxia: pero si hay algún hotel de Marriott que factura él solo tanto como AC y NH juntos.
«Tenemos 200 hoteles en cartera, entre operativos y en proceso de apertura. Este año sumaremos 80, 90 o 100 nuevos proyectos firmados. Antes pensar en estas cifras era imposible»
Alguna vez le he oído decir que con Marriott le tocó la lotería o se le apareció la Virgen. ¿Tan mal estaba la cosa en AC en 2011?
Estaba mal, sí. Pasamos de 69 millones de ebitda [resultado bruto de explotación] en 2007 a sólo 19 millones en 2009, y aunque había caja teníamos un agujero en el servicio de deuda. La situación era dantesca. Todo empezó en septiembre de 2008: volvíamos de vacaciones y esperábamos cerrar el año con 75 millones de ebitda, y de repente ese mes pinchamos un 12% el resultado, en octubre cayó un 18%, en noviembre un 24%… Teníamos una sensación de impotencia total. Poco después apareció Marriott, y mi posición era que no venderíamos a menos que fuera a precios de 2005, lo que obviamente no tenía ningún sentido para ellos. Pero sí les planteé que lo que tendría sentido sería venderles el 50% de la marca y crear AC Hotels by Marriott. Se lo propuse directamente y fui a una reunión en Londres incluso con un logotipo ya hecho. Y así acabó siendo.
En mi primera reunión con el presidente de Marriott, Bill Marriott, para ver si les interesaba la operación me dijo, tras conocer la compañía: “Si fueras americano, tendrías 1.000 hoteles”. Y yo le respondí: “Si fuera americano, estaría compitiendo contigo a ver quién tiene más hoteles”. Y desde entonces la relación con él es entrañable, muy familiar. Bill Marriott es una persona de lo más normal, porque la gente realmente importante lo es. Los que no son normales son los que quieren parecer importantes, pero no lo son.
«En mi primera reunión con Bill Marriott me dijo: ‘Si fueras americano, tendrías 1.000 hoteles’. Yo le respondí: ‘Si lo fuera, estaría compitiendo contigo a ver quién tiene más»
¿Y de qué manera condiciona tener a un gigante como Marriott controlando la mitad del accionariado? Alguna contrapartida negativa tendrá.
Los españoles tenemos ciertos complejos, pero yo soy un chico sin complejos. Todo impresiona cuando es la primera vez, sobre todo en personas como yo que hemos empezado desde cero. Cuando te compras el primer coche, el primer piso, una segunda residencia… Pero a los tres meses se pasa y todo acaba siendo lo normal. Y entre AC y Marriott enseguida hemos normalizado la relación. Tenemos suerte, es un socio excepcional. Se ve si un socio es bueno o malo cuando hay problemas. Durante esta crisis, yo he visto lo mejor y lo peor con nuestros socios. Gente entrañable y que ayuda, y otros que no. Y a los que no lo han hecho no los juzgo, porque en situaciones límite la gente es capaz de cualquier cosa.
¿Cómo han evolucionado los resultados de AC?
2015 no está del todo cerrado, pero lo hemos cerrado con beneficio neto y con aproximadamente 70 millones de beneficio operativo. Y 2016 también tiene muy buena pinta, si no se tuerce por los problemas políticos. Nuestra previsión es elevar las ventas un 10% este año, hasta los 240 o 250 millones de euros. AC lo pasó mal durante la crisis, pero hoy está todo en orden. Hoy tenemos una cartera de 200 hoteles entre operativos y en proceso de apertura, y este año sumaremos 80, 90 o 100 nuevos proyectos firmados. Y antes pensar en estas cifras era simplemente imposible.
«Está totalmente claro que nuestro 50% acabará en manos de Marriott. No hay plazos fijados, pero está todo pactado y por escrito. Dentro de cinco o seis años puede ser ya el momento»
Ahora mismo Marriott controla un 55% del capital de AC y el otro 45% está en manos de Belagua, sociedad en la que usted participa con otros socios. ¿Hay posibilidad de que cambie la estructura accionarial?
Por supuesto. AC acabará siendo totalmente de Marriott. La actual situación es coyuntural. Tengo claro que mis hijos no se pelearán por la compañía, y está totalmente claro que nuestra participación acabará en manos de Marriott. Sin ninguna duda. No hay plazos fijados, pero está todo pactado y por escrito. Veremos cuándo es el momento más apropiado. No será a cortísimo plazo, pero dentro de cinco o seis años puede ser ya el momento. De hecho, aunque Marriott su participación desde el 50% inicial con otro 5% por un acuerdo de consolidación, las decisiones siguen siendo al 50%. Somos un matrimonio que funciona bien.
Yo me siento parte de la familia Marriott, porque AC ya no existe como tal, sólo existe AC by Marriott. Y ahora soy muy poco partidario de las compañías familiares, porque suelen acabar en líos con quién manda y quién no. En otro tiempo lo veía de otra manera: soñaba con que pondrían mi busto en la entrada de la empresa y mi hijo sería el presidente [Risas]. Hoy puedo decir que prefiero formar parte de una gran compañía. Mis hijos han ido creciendo y se han buscado su camino. Es mejor que cada uno espabile por su cuenta, y lo han hecho, cada uno tiene ya sus negocios. Y yo creo que he acertado y que mis hijos, al final, van a ser más felices, seguro. Ahora mis hijos me dicen: “Jefe, algún día tus nietos irán por el mundo y podrán decir: ‘El fundador de todo esto fue mi abuelo”.
«Antes soñaba con que pusieran mi busto en la puerta de la empresa y que mi hijo fuera el presidente. Ahora soy poco partidario de las compañías familiares»
¿De qué manera les puede afectar la compra de Starwood por parte de Marriott? ¿Tienen identificados pros y contras?
Si influye, en todo caso, será de manera positiva. Marriott incorpora con la compra de Starwood 17 hoteles cinco estrellas en España y es una buena noticia para mí, que soy el hombre de Marriott en España para todo. Y para AC puede ser positivo, porque es posible que algunos de los hoteles con algunas marcas de Starwood pasen a ser AC. Aún no puedo contar mucho sobre ello. Mi impresión es que Marriott no puede tener 30 marcas, porque algunas se solapan. Vamos a ver cómo termina esta cuestión.
AC cuenta actualmente con 87 hoteles operativos ¿Hasta dónde puede la compañía elevar esa cota? ¿Cuáles son sus objetivos para los próximos años?
A esos 87 hoteles abiertos hay que sumar los que ya están firmados, con lo que la cifra total roza actualmente los 200 hoteles en cartera. Estando dentro de Marriott es muy difícil establecer una previsión de crecimiento, porque todo es a lo grande. Yo calculo que al final de 2016 tendremos en cartera de al menos unos 250 o 280 hoteles, de los que 120 o 130 ya estarán abiertos. Pero es que es muy difícil saberlo, porque llegan muchos proyectos, algunos son operaciones grandes… La apuesta de Marriott por AC es clara, es la marca que más ha crecido en un solo año en la historia del grupo. Tengo buenas expectativas, pero no puedo calcular con exactitud que puede pasar de este año. También dependerá de qué pasará con Starwood y algunas de sus marcas.
«Las empresas tienen que ganar dinero, pero no vale todo. Yo no estoy dispuesto a hacer según qué cosas para ganar algo más. Así no voy a ser más feliz»
Estados Unidos parece que es la gran apuesta. Decía que tienen ya 100 hoteles firmados ¿Hasta dónde puede llegar?
Cada semana cae alguno. El mes pasado firmamos 14 nuevos hoteles. Estar dentro de Marriott te rompe los esquemas sobre las magnitudes del sector. Sólo en Estados Unidos Marriott tiene 600 personas buscando hoteles para sus distintas marcas. Y, por ejemplo, Marriott abrió en 15 años 1.000 hoteles de la marca Courtyard en Estados Unidos, y en Europa ninguno. La economía estadounidense se mueve a otro ritmo.
Estoy convencido de que los primeros 500 hoteles que tenga AC Hotels by Marriott estarán firmados con sólo entre 30 o 50 propietarios, porque los grupos estadounidenses son mucho más grandes. Los propietarios de hoteles con los que negociamos en Estados Unidos tienen 30.000 o 40.000 habitaciones operados con diferentes marcas. Y ahora la marca AC está pegando muy bien entre esos propietarios. Casi todas las marcas que tiene Marriott están muy encasilladas: la marca Marriott no puede abrir un hotel de 60 habitaciones y otro de 400. Mientras que AC tiene la gran ventaja de que somos muy flexibles en ese aspecto: tenemos un hotel de 38 habitaciones en Barcelona, otro de 69 en Madrid, y también uno de 300 también en Madrid y uno de 1.000 en Copenhague. Somos muy flexibles con nuestro modelo. Y eso en Estados Unidos está gustando. En Europa el crecimiento es mucho más lento. Aquí cuesta más. Creceremos un poco en Reino Unido, en París queremos sumar el sexto hotel, en Italia es difícil salir de las ciudades en que ya estamos. Las dimensiones en EEUU no tienen nada que ver.
¿Ha dicho “los primeros 500 hoteles que tenga AC”?
No puedo dar una cifra exacta de cara al futuro. Pero si me preguntas si creo que AC tendrá dentro de diez años 500 o 600 hoteles, te digo que podría tenerlos sin ningún tipo de problema. Al ritmo que vamos, seguro que llegamos a esas cotas.
Algunos de sus competidores españoles como NH, Meliá, Barceló o Riu han puesto el foco de su crecimiento en Asia. ¿Se da por aludido? ¿Se lo plantean?
En Asia vamos a estar, o en la práctica se puede decir que casi estamos ya. En breve aprobaremos la firma del primer hotel en China, y ya nos hemos reunido con varios grupos asiáticos propietarios de establecimientos para sumar otros proyectos. Este mismo año firmaremos seguramente varios proyectos más en China, y probablemente abriremos ya el primer hotel allí el año próximo. Si China va bien, pues igual entre este año y el siguiente firmamos 50 o 100 hoteles más.
Yendo de la mano de Marriott todo es a lo grande: el grupo tiene 5.000 hoteles, y en cada reunión mensual del comité pasan 50 operaciones, y casi siempre AC es la marca que más hoteles nuevos aporta. La ventaja que tiene Marriott es que hay cero presión. El crecimiento es continuo, pero siempre muy ordenado, sin prisas. No hay presión con la bolsa, Bill Marriott no necesita contar nada sólo para que suba la acción, así que las operaciones las contamos cuando se van a abrir.
«No puedo dar una cifra exacta de cara al futuro. Pero si me preguntas si creo que AC tendrá dentro de diez años 500 o 600 hoteles, te digo que podría tenerlos sin ningún tipo de problema»
¿Y cuáles son los planes para casa? ¿Realmente se puede seguir creciendo en España?
Estamos creciendo en España. Vamos a firmar un par de hoteles más en Madrid, otro más en Barcelona, yo creo que saldrá pronto un segundo hotel en Málaga. Y estamos mirando proyectos concretos en Bilbao y San Sebastián, que son ciudades que nos faltan. En España iremos sumando cinco o seis hoteles al año. Los contratos aquí serán siempre en arrendamiento, con un fijo y un variable. AC es la única marca de Marriott que puede salirse un poco de la política del grupo, que es sólo sumar hoteles en gestión o en franquicia.
AC ha sido siempre una cadena netamente urbana. ¿Se van a atrever con el salto al vacacional?
Hay conversaciones para planificar la entrada en serio de AC en el segmento turístico. El grupo Marriott ahora ha estado centrado en la compra de Starwood y así estará hasta que se cierre la operación, pero antes de verano retomaremos las conversaciones dentro de la compañía para ver cómo enfocamos ese proyecto. No sé con qué marca lo haremos, probablemente con AC Blue, ya veremos.
«Cuando se descubre un caso de corrupción, sólo se empitona a los mindundis de la compañía. El día que se atrevan a ir contra los presidentes de las empresas, se acabará toda esta coña»
AC by Marriott tiene que entrar en el negocio vacacional, y con toda seguridad lo va a hacer. Y lo va a hacer a corto plazo. Me divierte mucho lo de entrar en ese negocio. Te diría que para AC la única asignatura pendiente que le queda en España es entrar en el segmento turístico. Y estando con Marriott pues se puede empezar por España, pero se mira al mundo entero. Hay una reflexión muy clara que nos hacemos en este ámbito: el 90% de los operadores en Caribe son españoles, y el 80% de los clientes son americanos. Así que en Caribe ya estamos viendo algún proyecto. Y en España estaremos donde hay que estar: en Canarias, en Costa del Sol…
En los últimos meses algunos ayuntamientos y gobiernos autonómicos han planteado la necesidad de poner freno al turismo por problemas de saturación. ¿Cómo convive AC con estas posibles restricciones?
Al final toda España, o todo el turismo de España, funciona como si fuera una cadena hotelera. Todo se basa en dos variables: ocupación y precio medio. Y España necesita elevar su precio medio, porque es el país más barato del mundo. Los hoteleros españoles del negocio vacacional lo hacen extraordinariamente bien en sus hoteles: conocen el negocio, saben crear todo incluido… Pero, sinceramente, lo que no saben es vender. Si se juntan tres cadenas españolas en Cancún, atan las habitaciones a 50 euros la noche. Pero si van tres cadenas americanas, las ponen a 200 euros. Los españoles deberíamos valorar más nuestro producto, deberíamos tirar el precio para arriba. Aunque tengo claro que el turismo en España no puede ser todo de lujo, con 68 millones de turistas no tiene sentido.
«Este año firmaremos varios proyectos en China, y probablemente abriremos ya el primer hotel en 2017. Si China va bien, igual entre este año y el próximo firmamos 50 o 100 hoteles más»
A ustedes les afecta directamente, por ejemplo, la moratoria hotelera aplicada en Barcelona. ¿Comparte que se ponga coto a nueva oferta cuando parece que hay un problema de saturación?
El propio mercado ya está actuando: en España realmente no se están haciendo nuevos hoteles vacacionales, sólo se están reformando. Y en ciudades, la única que chuta es Barcelona, porque en Madrid no es fácil que haya nuevos hoteles porque no hay edificios. Y la verdad es que la decisión de hacer una moratoria en Barcelona me parece hasta correcto, si se quiere reflexionar que está pasando. No me parece preocupante. En cualquier caso, el Ayuntamiento está revisando su posición, no se trata de una moratoria para parar en seco y que no haya una sola plaza hotelera más. No es una moratoria radical. El Ayuntamiento está estudiando ciertas operaciones. A ver cómo termina.
Los hoteleros parece que están en pie de guerra contra el alquiler de pisos para uso turístico. ¿Tan mala es esta nueva oferta?
Yo no estoy en guerra con nadie, en absoluto. Tiene que haber oferta para todos los tipos de clientes. A mí me parece comprensible que haya gente que prefiera un apartamento. Yo entiendo que a mis hijos les resulte más fácil alojarse en un piso cuando viajan con sus niños pequeños. No tengo ningún problema con el alquiler. En España hay turismo de todos los tipos con 68 millones de turistas. No me parece mal el alquiler, pero la gente tiene que cumplir la normativa. Y la tiene que cumplir porque España tiene que ser un país seguro.
Pero en alguna ocasión yo le he oído vincular directamente el boom del alquiler con la economía sumergida y con una enorme oferta de apartamentos ilegales.
El alojamiento tiene que ser legal, la fórmula no me preocupa, eso es lo de menos. Bienvenida toda la competencia, pero legal.
«Estoy convencido de que habrá nuevas elecciones. Rajoy no puede gobernar y Sánchez no puede pactar. Los actores que hay ahora no son los idóneos»
Usted siempre ha dicho que le interesa la política y que la sigue muy de cerca. ¿Qué lectura hace del actual escenario de impasse político?
Yo creo que lo que han dicho los ciudadanos es que haya nuevas elecciones, una segunda vuelta. No veo otra lectura. Y estoy convencido de que habrá nuevas elecciones. El PSOE ha hecho el peor resultado de la historia, el PP ha perdido millones de votos en mitad de todos esos casos de corrupción… Y salir de ésta con los actores actuales es complicado, o directamente es imposible. Rajoy no puede gobernar y Sánchez no puede pactar. Y si Sánchez lograra pactar con Podemos podría ser un suicidio, porque Podemos no son angelitos, son antisistema. Los partidos constitucionalistas tienen que volver a controlar la situación, pero los actores que tienen ahora no son los idóneos.
Este país necesita una socialdemocracia muy agresiva, porque tenemos que hacer un país posible. Y un país posible es uno que crea en la libertad de empresa y en el crecimiento económico, sí, pero también uno en el que no puede haber salarios de 400 euros. Yo soy partidario de cambiar la reforma laboral y hacerla más realista. Otro aspecto, por ejemplo: no tiene sentido que a mí dentro de unos años a mí me paguen pensión, mientras existe el riesgo de que toquen la de mi suegra, que es de 600 euros.
«España necesita una socialdemocracia muy agresiva, porque tenemos que hacer un país posible»
Vayamos por partes, ¿cómo cree que habría que reformar esa reforma laboral?
Hay que hacer una reforma laboral mucho más a medida. Hay puestos que tienen que ser eventuales, sí, pero es que lo que se ha hecho es permitir que haya tantísimos contratos basura. En 2011, cuando estaba en el Gobierno mi amigo Zapatero –al que tanto se le critica-, se pagaron en España 550.000 millones de euros en salarios. Y en 2015 se han pagado 500.000 millones. Lo único que se ha hecho ha sido trocear los trabajos.
Quizá es porque yo vengo de donde vengo, pero creo que en las empresas no vale todo. Las empresas tienen que estar más pegadas a la gente. Hay que ganar dinero, claro. Pero yo personalmente no estoy dispuesto a hacer según qué cosas para ganar algo más. Así no voy a ser más feliz.
¿Y cómo debería ser esa “socialdemocracia muy agresiva” que usted reclama?
Una socialdemocracia que haga posible vivir en España, que garantice que la gente tenga protección y que tenga trabajo digno. La gente está encabronada, y es lógico. Tenemos unos gobernantes que se tienen que ir a casa. Podemos es un fenómeno surgido de la mala gestión anterior, de la corrupción, de la reforma laboral… todo lo que ha hecho que la gente esté absolutamente encendida. ¿Los problemas los va a solucionar Podemos? Yo creo que no. Conozco bien Venezuela, y allí la deriva empezó así.
«Podemos no son unos angelitos, son antisistema. Conozco bien Venezuela, y allí la deriva empezó así»
¿Pero qué diferenciaría una socialdemocracia agresiva de Podemos?
Es que Podemos es antisistema. Parece que lo único que quieren es que todo lo privado sea público. Yo tengo claro que tiene que haber mucho más control y velar por una mejor gestión, pero creo en la libre empresa.
Da por hecho que habrá nuevas elecciones. ¿Cuál sería un panorama deseable después de esas elecciones?
Mi impresión es que cambiarán los candidatos de los dos grandes partidos. Elecciones, pero con otros candidatos. Y espero que después no haga falta un quintupartito. Pero es que yo incluso soy optimista, porque la cosa está tan tremendamente mal, que los partidos políticos acabarán aplicando el sentido común. Hacen falta políticos con sentido de Estado.
Ha hablado en varias ocasiones sobre la corrupción, ¿qué hacemos para acabar con ella?
Si algún día pillan a algún directivo de AC sobornando a un concejal, es porque eso antes ha pasado por mi mesa como presidente de la compañía. Y lo mismo debe de suceder en las grandes constructoras. Aquí cuando se descubre un caso de corrupción, sólo se empitona a los mindundis de la compañía. El día que se atrevan a ir contra los presidentes de las empresas, como sucede en Brasil, se acabará toda esta coña.