Editorial: El PP debe lealtad a España, no a este Rajoy tan turbio

La sede del PP en Génova.

Imaginemos –lo que ya es pasarse de frenada- que mañana, viernes, 12 de febrero, Pedro Sánchez estuviera dispuesto a escuchar en serio las nuevas “ofertas irresistibles” (¡) pensadas por Rajoy para conseguir un pacto de Gobierno por el cual continúe como Presidente.

Imaginemos que -entre el acoso de líderes regionales de su partido, la utopía a que suena la pretensión de alcanzar un acuerdo racional con un Podemos tóxico, y la cuadratura del círculo a que equivaldría el convencer a la vez a C´s y a los separatismos de abstenerse sin pasar factura- un Sánchez agobiado y con la moral por los suelos hubiese pensado en arrojar la toalla, y decidido tomar al gallego por interlocutor válido…

Imaginemos, incluso, que hasta hace tres o cuatro días el líder socialista haya sentido una pequeña tentación creerse el “paquete de diálogo” que su adversario ha ido transmitiendo a través de periodistas entregados sobre su disposición a revisar leyes sociales, consensuar reformas y hasta a liderar la lucha contra la corrupción…

¿TIENE RAJOY SUS “INTOCABLES?”

¡¿Qué…?! ¡Un momento, por favor, saltarán muchos de ustedes! ¿Acaso el articulista que escribe este editorial está fumado? ¿Se ha chutado con algún psicotrópico? ¡Pero cómo va a ir de Elliot Ness quien aparece en todos los pringues, viejos y nuevos, como si fuera il capo de tutti capi! ¡O se es el jefe de los Intocables, es decir de quienes combaten el delito, o de los delincuentes…!

Claro que –dirán ustedes, y con razón– en la España actual delincuentes e intocables se nos antoja que son los mismos…No tenemos más remedio que pedirles comprensión para el redactor de estas líneas, que ahora mismo tiene que hacer un alto en el camino para intentar aclarar sus ideas…Todo lo que está ocurriendo es tan fuerte que, lógicamente, le tiene sobrepasado. Igual que a todos.

¿Cómo va a tragar Sánchez semejantes desbarres en el remotísimo caso de que se lo planteara, después de las cosas que ha dicho sobre el chorreo incesante de corruptos? Unos, colocados; otros, favorecidos y a veces alentados por el gallego a base de cariñosos mensajes; aquellos, protegidos y defendidos cuando alguien –en general, una parte de “la canallesca”- expone sus vergüenzas y hasta las documenta. Y mañana se presentará ante su rival con el infumable rollo de que quiere ser el cirujano extirpador de la gangrena que lo rodea… Asombra tanto desprecio hacia la inteligencia de los demás.

También es cierto que imposible no hay nada cuando que imposible no hay nada cuando se apela a la misericordia y al buen corazón que se supone tiene todo prójimo. Recordemos el mandato evangélico de que incluso el pecador recalcitrante merece otra oportunidad cuando la solicita lleno de contrición de corazón y propósito de enmienda. Excusitas menores para aventar de sus hombros las caspas del choriceo ha presentado alguna, aunque como de pasada. En cuanto al propósito de rectificar, lo ha anunciado días atrás con voz campanuda y expresión solemne. Así que si ahora insiste ante Sánchez que habrá un antes y un después de que encabece un segundo Gobierno, ¿por qué no creerle?

Difícil. Muy difícil. Manifiestamente inverosímil. Y eso que intentó trampear como siempre a su favor manejando los más torticeros argumentos. Por ejemplo, éste: sólo el Gobierno del PP ha puesto en marcha duras leyes contra el trinque organizado.

Y, en apariencia, la afirmación es cierta.

Pero, si es así, ¿cómo le ha sobrevenido ese tsunami infinito de casos de corrupción que ha anegado su cuatrienio y convertido buena parte de las Administraciones públicas de nuestro país que su formación manejó o maneja en un estercolero sin límites visibles? Con la consecuencia de empujar a los dignísimos ciudadanos que se identifican con la ideología pepera a abandonar en masa a quienes oficialmente la representan?

Algunos de ustedes, lectores, se lo preguntarán, y les ofrecemos una explicación a tomar o dejar, pero en todo caso digna de consideración: las tales leyes se diseñaron llenas de trampas e imprecisiones con el fin de garantizar inmunidad al delincuente, destinada a servir de pasillo para llegar a la impunidad. Y fueron aprobadas gracias a esos algoritmos implacables y tan antidemocráticos en tales empeños que son las mayorías absolutas. El famoso rodillo que ya nos viene de ejemplos anteriores. Algo que mueve al ser pensante a gritar hasta la ronquera: ¡abajo las mayorías absolutas!

Se ha escuchado aquí y allí, aunque en voz baja y como pidiendo perdón, corrillos de gentes expresando su esperanza de que, después del aviso del 20-D, tal vez en La Moncloa, en Génova y otros centros de poder regional y municipal del partido de la gaviota, los dirigentes de la derecha aún no imputados ni señalados se tomarían en serio el cabreo que les habían hecho llegar con su arrollador trasvase de votos. Y por la frase repetida por muchos de que prefirieron renovarles la confianza con tal de no dar paso a la izquierda, de haberlos votado “tapándose la nariz” para superar su olor a podredumbre. Porque las muestras de las mismas abundan de tal manera que el mal ha sido diagnosticado como sistémico.

¡Quiá…! Vana esperanza. Empezando por el propio Rajoy, siguen igual. O peor.

¿SE HA CONVERTIDO EL PP EN UNA “FAMILIA”?

Los Soprano no personifican a la comunidad italiana de Nueva York, como Rajoy y los apandadores del PP ya no representan al electorado del centro-derecha sino de manera residual. Ocurre, sin embargo, que cuando a los Soprano les va bien ejerciendo de tales, ya nunca dejan de ser la famiglia. Con los derechos y deberes que comporta esa condición.

Desde el 20-D le han estallado al Presidente en funciones en las manos dos nuevas bombas fétidas de grueso calibre y gran potencial expansivo: `Acuamed´ y el río de aguas negras de Valencia donde, hoy por hoy, ni se les ocurre cómo van a salir de casa para pedir el voto en caso de nuevas elecciones… A diario se descubren nuevos flancos extremadamente vulnerables del rajoyato. Y, así, no hay manera.

A pesar de todo, si el Presidente en funciones no tuviera nada que ocultar, hubiese podido revertir a su favor la situación pronunciando en público una implacable condena sobre tanto merdier. Van ochenta imputados solo en un caso, el `Taula´ en una comunidad donde los más imaginativos atracos por parte de la clase dirigente se han sucedido sin tregua. Y aún quedan unos cuantos por sacar la manita del todo. En el caso de `Taula´ Valencia entera y los medios de comunicación de media España señalan como alma mater de tan nutrida hermandad de afanadores a la durante treinta años alcaldesa de la ciudad del Turia, la estridente y siempre bastísima Rita Barberá.

¿Y qué ha hecho Rajoy para aportar cierta credibilidad a la petición de apoyo que planteará mañana a Sánchez, como prueba evidente de que en un segundo Gobierno lideraría la lucha contra los carroñeros…? ¡Asegurar la inmunidad de la Barberá metiéndola con calzador en la diputación permanente del Senado! ¡A toda prisa…! No cabe mayor desvergüenza y exhibición de desprecio a la sociedad entera. Quizás hasta le haya enviado algún mensajito de esta naturaleza: `´¡Tranqui, Rita, ladran luego cabalgamos! Quizá…

LA COBARDÍA DE LOS APPARATCHIKS

Algunos medios subrayaron la perplejidad general que su decisión causó a intramuros de los Populares, así como lo elevado del tono en las críticas internas. Pero a la chita callando, en petit comité, off the record

Interrogados acerca de esa actitud tan manifiestamente cobarde algunos de los cabecillas que aún no figuran como objetivos judiciales, la justificaron invocando un sentido de la lealtad. Y aquí no nos queda más remedio que volver al modus operandi de Los Soprano y el obligado sentido de la omertá para con el padrino. Porque un diputado no puede ser leal a quien arrastra por el barro el nombre del Partido que promovió su escaño. Un diputado no se debe al jefe (eso no es democrático, sino antesala de un fascismo). Un diputado y un Partido político sólo deben lealtad a la sociedad que representan y que les paga. Y si su caudillo termina por mostrarse como un individuo nefasto, a quien sólo importa él y el entorno de que se rodeó, deben depurarlo de inmediato. Sin dudas ni remordimientos. A menos que sean más de lo mismo.

Pensamos que en caso de nuevas elecciones esa deserción colectiva de los aparatchiks a su deber conducirá al PP a su suelo más bajo desde décadas. Posible que hasta por debajo del 20%.

Irían de cabeza de la mayoría absoluta a la completa irrelevancia.

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