Manifestación del taxi contra Competencia y miedo por la vuelta de Uber

El principio de la batalla

Los taxistas se manifiestan este jueves para protestar por la desregulación del servicio público que pretenden llevar a cabo la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y los lobbies de multinacionales que ésta ampara, según el sector del taxi. La última referencia va dirigida a Uber, que tiene pensado iniciar sus servicios con Licencias VTC en el primer trimestre de este año.

La manifestación dará gran visibilidad al conflicto social que se vive entorno al sector del taxi y la competencia que ha llegado a través de empresas como Uber y Cabify. El tercer protagonista, aparte de taxistas y plataformas tecnológicas, es la CNMC. El regulador ya se ha expresado a favor de ser más laxo con respecto a la regulación en este sector, provocando así la reacción de los taxistas.

Este es el principal motivo que ha llevado a la calle a los taxistas este jueves. La manifestación, organizada por Fedetaxi, tendrá su cabecera junto a la Plaza de Colón (Madrid) y discurrirá por los carriles centrales precedida por 25 taxis.

Desde la organización piden a los asistentes que el acto discurra de modo pacífico y con la responsabilidad y educación propia del servicio público al que representan. Al final de la manifestación se pronunciará un manifiesto ante la sede de la CNMC y una delegación presentará un escrito ante la misma denunciando lo que consideran una agresión a 100.000 familias que promueve el organismo dirigido por José María Marín Quemada. También está convocado un paro de taxis a nivel nacional desde las 11 a las 13 horas, del mismo día 18, y diversas concentraciones en otras ciudades de España.

Gran parte del conflicto arrancó hace unas semanas cuando la CNMC requirió al Ministerio de Fomento que eliminase las restricciones en materia de transporte de pasajeros mediante vehículos de alquiler con conductor.

En realidad, y teniendo en cuenta que Cabify es la única empresa, de momento, que tiene una masa crítica en el uso de esta licencia, parece un guiño hacia ellos. En este sentido, las licencias VTC son las que hacen que Cabify sea el equivalente español de Uber, que también está a punto de volver al mercado, y en este caso operando con dichas licencias también.

Ante este escenario, el presidente de Fedetaxi, Miguel Ángel Leal, se expresó de manera tajante diciendo que “el organismo regulador quiere destrozar la convivencia del sector del transporte”. Leal ha ido más allá en sus acusaciones y afirma que “la CNMC se ha obsesionado con acabar con el sector del taxi”. Cree que “no es natural que una ley aprobada en el Congreso sea modificada porque lo diga un organismo regulador”.

Pero no es el único frente abierto. Lógicamente todas estas declaraciones tienen un destinatario: Uber. Así, cree que “el regulador está siendo su ariete para favorecer sus intereses”. Piensa que deberían ser estas empresas que llegan las que se adaptasen a las normas y no al revés. El presidente de Fedetaxi no rehúsa de la competencia, y asegura que no tienen miedo. “Estamos en un proceso de modernización, pese a lo que se diga, por ejemplo con el tema de la contaminación”. Por lo que protestan es que haya las mismas condiciones para todos.

La guinda del pastel

El colofón a todo esto lo pondrá la llegada de Uber en las próximas semanas. Aunque su servicio UberPop se encuentra con la suspensión cautelar del Juzgado de lo Mercantil, ahora llegará con otro servicio basado en Licencias VTC. Ajustado al marco legal, y preparado para competir contra Cabify.

Uber es el ogro para los taxis. Una especie de caballo de Troya que ha entrado en el sector y que, desde dentro, acabará con él. Los taxistas ven competencia desleal, desde la compañía no lo estiman así. La polémica para los próximos meses está servida, y el primer plato es esta manifestación. Además, Uber se está preparando a conciencia, creando una flota de vehículos que esté disponible en menos de 10 minutos.

Cada uno tiene sus argumentos, y quizá no le falte razón a nadie. Desde Uber se aferran a que ellos pagan los impuestos pertinentes, aunque no todos en España. Esa es parte de la defensa de los taxistas. Mientras, desde la plataforma tecnológica, esgrimen que el taxi no ofrece toda la comodidad que demanda el usuario, y que ellos sí pueden proporcionarlo.

Un nuevo concepto de negocio

De Madrid a Buenos Aires hay más de 10.000 kilómetros, pero curiosamente las noticias que se escriben a esa distancia sobre Uber son las mismas. Exactamente las mismas. Desde que llegó Uber al mercado valdría replicar el mismo artículo, cambiar el nombre de las ciudades y estaría en sintonía.

La queja es unánime, el miedo idéntico. Ahora bien, si se trata de un movimiento global, y parece que no se detendrá, quizá ha llegado el momento de establecer unas normas para que ambas formas de entender el negocio sean viables. Sobre todo porque quieran o no, tendrán que entenderse.

Por ejemplo, desde Fedetaxi piden que los vehículos de Uber lleven algún tipo de distinción para que los usuarios sepan quién es cada cual. Puede ser una medida acertada o no. Lo que evidencia la manifestación de este jueves es que existe un conflicto social, que además no rehúsa ninguna de las partes, y que no se acabará de la noche a la mañana sin la participación de la administración pública.

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