El comisario europeo del Mercado Único Digital, Andrus Ansip, lanzó la semana pasada un mensaje muy claro: debe haber una mayor coordinación entre países y reguladores para desplegar el espectro de 700 MHz. La importancia de esta banda de frecuencia se debe a que será fundamental para el desarrollo del 5G, el internet de las cosas y los coches conectados. El problema es que ahora mismo lo ocupa la Televisión Digital Terrestre (TDT). Deberá abandonarlo y eso supondrá, de nuevo, un elevado gasto.
La Comisión Europea empieza a mandar mensajes de forma directa. La banda de 700 MHz sería la idónea sobre la que desarrollar los servicios de telefonía móvil 5G para que el internet de las cosas tenga mayor capacidad. Además, el aumento en el uso de datos móviles y los nuevos servicios añadidos como la televisión provocan que los operadores necesiten de una mayor capacidad.
En febrero, Bruselas presentó una propuesta para coordinar el uso de la banda de 700 MHz. Dicha propuesta contiene dos elementos significativos: debe haber un calendario común para su desarrollo; y por otra parte, se debe dar prioridad a una distribución inteligente y flexible para los servicios audiovisuales de TDT en todos los países.
Aquí llega el problema. Con fecha de 31 de julio de 2014 la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publicó un informe en el cual advertía al Ministerio de Industria de que evitara mover los canales de televisión desde el 800 MHz hacia el 700 MHz porque al cabo de unos años habría que volver a moverlos. Ahora tocará cambiar los canales y programarlos de nuevo.
«… como todo parece indicar, la banda 700 MHz para la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas, se considera esencial que la replanificación de los distintos múltiples digitales de cobertura estatal y autonómica fruto de la liberación de la banda de 800 MHz no suponga el uso de nuevos canales radioeléctricos ubicados en la banda 700 MHz (49-60).
De esta manera, se compaginaría el objetivo de minimizar el impacto para los ciudadanos y para los operadores del servicio de televisión con el de simplificar la replanificación necesaria para la liberación de la banda. Ellodebería redundar en la posibilidad de que, contrariamente a lo sucedido en la banda de 800 MHz, en la banda de 700 MHz no fuera necesario la ampliación del plazo que estuviera previsto para que la banda pudiera ser utilizada por los prestadores de servicios de comunicaciones electrónicas…».
El triple ‘marrón’ de Industria
Algunos canales se movieron y otros no. La cuestión es que desde Bruselas lo tienen claro: Antes del 30 de junio de 2017, los países (aquí será el Ministerio de Industria el que disponga) han de publicar una hoja de ruta sobre la liberación del 700 MHz. Y el 30 de junio de 2020 es la fecha límite para que el 700 MHz ya esté ocupado por la telefonía móvil.
Se trata de una patata caliente que se podía ir enfriando. Países como Alemania ya han iniciado las gestiones para pasar a los operadores a esa frecuencia. En España, el pasado Mobile World Congress de Barcelona hubiera sido un buen escenario para aclarar el camino. Bien por la falta de Gobierno o falta de previsión, el próximo ministro de Industria debe afrontar un triple problema.
1. El marrón económico
La liberalización de la banda de 700 MHz obligará a otra resintonización de los canales del televisión y a recolocar las antenas colectivas e individuales de 15 millones de hogares antes de junio de 2020.
Estos procesos no suponen solo un desafío técnico y una molestia para los usuarios. También llevan implícito un fuerte gasto. En la última resintonización, Industria subvencionó con 280 millones de euros a las comunidades de propietarios para los cambios de antena. Y las compañías de móvil gastaron en torno a 100 millones de euros adicionales.
2. El marrón técnico
Al margen del gasto que deban asumir Gobierno, compañías y usuarios, de nuevo los instaladores se enfrentan a la situación de reantenizar miles de hogares.
Ajustarse a los plazos de Bruselas y los que imponga el propio Ministerio es otro hándicap que se debe asumir. El paso a la banda de 800 MHz ya fue un verdadero trauma, porque además los fabricantes deben adaptar sus terminales a esta banda. Así pues, se trata de un cambio que afecta a toda la industria en su conunto.
3. El marrón de una nueva subasta
El tercero de los problemas que deberá afrontar el próximo ministro de Industria tiene que ver con el volumen de espectro que tienen los operadores en las distintas bandas de frecuencia, tanto de 3G como 4G.
Es decir, un operador tiene un determinado volumen para ofrecer sus servicios en una banda. Por ejemplo, Vodafone tiene 10 Mhz en la banda de 800 MHz. Y otra serie de volumen en las diferentes bandas, 1.800 MHz, 3,5 GHz, etc. Pero cada compañía tiene un límite fijado por el Ministerio de Industria. ¿Entonces cuál es el problema? Que ahora necesitan más. No solo por ocupar una banda nueva, sino porque lo necesitan debido a los mejores servicios que ofrecen.
Aunque el auténtico marrón será afrontar la nueva subasta del volumen de espectro y la forma de llevarla a cabo. Esto depende de si se hace por concurso, por rondas o múltiples rondas. Si se hace por múltiples rondas, la subasta estará abierta mientras los operadores sigan subiendo la puja. Y cuando no pujen más, se cierra la subasta. Por ejemplo, la subasta del 800 MHz duró 22 rondas. Pero el Ministerio podría decidir hacerlo «a dos rondas», por ejemplo. Entonces sólo habría dos oportunidades para pujar y se adjudicaría. Y si es por concurso, las empresas presentan una propuesta y el Ministerio adjudica.
Este será el panorama que se encuentre el ministro de Industria cuando jure su cargo. Algo que estaba avisado desde 2014, que en otros países ya se han puesto a trabajar en ello, pero que en España supondrá, como pasó en el 4G y la resintonización de la TDT, una vuelta a empezar.