El vademécum de los timos

La economía es muchas cosas pero, sobre todo, tiene que ver con la forma en la que se comportan los humanos a la hora de tomar decisiones. En «La economía de la manipulación», dos premios Nobel describen las formas en las que unas personas engañan a otras en su propio beneficio, una conducta que parece enraizada en las mismísimas entrañas del capitalismo.

Las empresas engañan a los compradores porque si no lo hicieran no durarían vivas ni un día. Es la espeluznante conclusión que extrae el lector desde la primera página de La economía de la manipulación (Deusto), un manual tan accesible como imprescindible para entender cómo los mercados, las compañías e incluso los propios empleados de cualquier concesionario de coches viven de timar al prójimo.

El que quiera buscar podemitas o bolcheviques detrás de esta obra lo tiene complicado, ya que los autores son dos reputados y nada sospechosos premios Nobel de Economía, George Akerlof y Robert Shiller. En sus galardones se acaban los formalismos, ya que ambos despliegan una prosa didáctica con la que abordan algunas de las peores chuflas económicas que ha tenido que sufrir el mundo.

El concepto fundamental del libro es el del equilibrio manipulativo, por el que en el sistema de contrapesos entre oferta y demanda se cuela un nuevo paradigma: el embuste.

La idea principal del libro es el ‘equilibrio manipulativo’, por el que al equilibrio económico tradicional hay que añadirle que todos intentan engañar al prójimo

La idea básica es que cualquier empresa que participa en un mercado se tiene que aprovechar obligatoriamente de los consumidores. Si no lo hace, vendrá otra firma menos estúpida o con menos escrúpulos para entrar en el juego, con lo que el emprendedor honesto acabará expulsado del mercado.

Frente a la idea de responsabilidad social corporativa con la que las grandes multinacionales han revestido de moralidad su operativa habitual, Akerlof y Shiller echan mano de un principio bastante simple: las empresas sobreviven si tienen beneficios, así que si una compañía no recurre a las trampas de las que se sirven sus competidores para manipular la decisión de compra del consumidor, entonces su sostenibilidad es inviable. Por lo tanto, el equilibrio de fuerzas se convierte en un balance en el que el engaño, que todos practican, es un factor más.

Todo el mundo oculta, todo el mundo miente, como decía el televisivo doctor House. Sólo es cuestión de analizar cualquier mercado que se ponga por delante, cosa que hacen los autores a lo largo de las páginas de La economía de la manipulación.

Por supuesto, las empresas nos engañan cuando intentan aprovecharse de nuestra irracionalidad a la hora de tomar decisiones. Pero también se estafan entre ellas, como sucedió entre agencias de calificación y bancos durante la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos, que desató la tormenta perfecta en todos los mercados del mundo.

En este libro se pueden conocer al detalle las estrategias que utilizan los agentes inmobiliarios para colocar hipotecas con tipos de interés por encima de los establecidos en el mercado. También tienen un hueco los trucos de los vendedores de coches para sacarle el máximo partido a cada comprador. Como no podía ser de otra forma, existen diferencias entre cada víctima que se acerca a un concesionario: los varones afroamericanos pagan de media 2.026 dólares más por vehículo que los varones de raza blanca, de acuerdo con un estudio utilizado por Akerlof y Shiller.

Un hombre afroamericano paga de media 2.026 dólares más por un vehículo que uno de raza blanca

Pongan un ejemplo y piensen. Los autores también analizan los sectores de la alimentación, los fármacos, el tabaco y el alcohol, así como otros ejemplos adicionales de estafas financieras institucionalizadas. Parece que el fraude es la verdadera mano invisible del mercado que describió Adam Smith, el primer economista de la historia.

No obstante, si el lector no es de la corriente filosófica del homo homini lupus y quiere preservar algo de fe en la humanidad, George Akerlof y Robert Shiller presentan algunos ejemplos de héroes, desde organizaciones de consumidores a reguladores responsables, pasando por empresarios honestos e incluso inversores activistas, campeones que trataron de combatir las preferencias falsarias de los agentes económicos.

Siempre drásticos aunque nunca fanáticos ni panfletarios, George Akerlof y Robert Shiller han planteado con La economía de la manipulación más que una crítica al libre mercado una descripción reveladora de los mecanismos perversos que genera el dinero y la avaricia que despierta entre el género humano. El capitalismo trae la prosperidad, sí, pero a veces hay que pagar un precio.

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