Nueve incógnitas y una certeza ante las probables elecciones del 26 de junio

La voladura de las negociaciones PSOE-Ciudadanos-Podemos aboca a la repetición de los comicios en menos de tres meses. Es un escenario inédito en España y con escasos precedentes en el resto del mundo. Muchas son las incertidumbres que ahora se abren y que se irán despejando con el paso de las semanas.

Ya casi nadie lo duda: habrá elecciones el 26 de junio. El fracaso de la reunión a tres PSOE-Ciudadanos-Podemos acaba con las últimas esperanzas de Pedro Sánchez de ser investido presidente del Gobierno. Solo un improbable viraje del PP o un todavía más remoto boicot de las bases de Podemos a Pablo Iglesias pueden impedir ya la disolución de las Cortes el 2 de mayo. No hay precedentes en España sobre reedición electoral -a excepción de las autonómicas de Madrid en 2003, tras el tamayazo– y apenas en el resto del mundo.

Grecia o Turquía son dos de los contados países que han vivido una situación similar a la que ahora afronta nuestro país. El escenario es inédito y probará por segunda vez en seis meses la fuerza de los nuevos partidos y la capacidad de aguante de los tradicionales. Disponemos de algunas obvias certidumbres, como que los cuatro principales líderes repetirán como candidatos o que la campaña se centrará sobre todo en el afán de cada partido por culpar a otro del bloqueo, pero también se abre un abanico de incógnitas que promete mantener el panorama entretenido las próximas semanas.

1. ¿Confluirán Podemos e IU?

Es la principal cuestión a resolver. Las formaciones de Pablo Iglesias y Alberto Garzón fueron incapaces de entenderse el año pasado y concurrieron por separado el 20D. En total, sumaron 6,1 millones de votos -600.000 más que el PSOE-, cifra que en un candidatura conjunta les hubiera supuesto ser la segunda fuerza en escaños, por delante de los socialistas y no muy lejos del PP. Ahora se plantea la misma tesitura: aparcar los personalismos e intereses orgánicos en aras del bien mayor que supone optar con todas las garantías a La Moncloa. Pero no hay nuevos incentivos más allá de ese pragmatismo y su hace unos meses no pactaron, ¿qué puede llevar a que sí lo hagan ahora?

2. ¿Dirigirá Errejón la campaña de Podemos?

Las tensiones internas en el partido morado llegaron a su culmen hace unas semanas, cuando Iglesias cesó a su número tres y mano derecha de Errejón, Sergio Pascual, visibilizando las disputas entre las corrientes de Podemos. El secretario político ha dirigido todas las campañas del partido desde su nacimiento, pero nada garantiza que vaya a ser de nuevo el estratega electoral en junio. Es obvio que la relación entre Iglesias y Errejón se ha deteriorado y en esta “nueva época” abierta en Podemos quizá también cambie el director de campaña, como cambió el secretario de Organización -Echenique por Pascual- y el líder del equipo negociador morado -Iglesias por el propio Errejón-.

3. ¿Darán el salto los ‘cachorros’ del PP?

El pétreo Partido Popular también ha vivido recientemente sus propios amagos de convulsión interna. El enfrentamiento entre Moncloa (Soraya Sáenz de Santamaría) con la nueva hornada de vicesecretarios de Génova (Javier Maroto, Pablo Casado, Andrea Levy, Fernando Martínez-Maíllo) refleja que hay quien está pensando ya en el postmarianismo. Ninguno de estos dirigentes ocupa un papel relevante en el grupo parlamentario del PP, cosa que podría cambiar tras las próximas elecciones. Se da por hecho que Rajoy y Santamaría volverán a ser eltícket por Madrid, pero quizá Casado o Maíllo dejen de presentarse por Ávila y Zamora para hacerse un hueco en la lista madrileña, o Maroto pase al primer lugar de la alavesa para estar también presente en el Congreso o Levy deje la Cámara catalana para saltar de modo definitivo a la política nacional. La retirada de Rajoy no parece inminente, pero si llega difícilmente podrá ser decisivo en la sucesión alguien que no sea diputado.

4. ¿Se reeditará el cara a cara Rajoy-Sánchez?

Fue sin duda uno de los momentos más célebres de la campaña de diciembre. “El presidente debe ser una persona decente y usted no lo es”, espetó el candidato del PSOE al del PP en el cara a cara televisado. Rajoy respondió indignado y el combate dialéctico se percibió como el triste epílogo del bipartidismo que durante 40 años fue hegemónico en España. El jefe del Ejecutivo en funciones solo aceptó ese debate, escudándose en la composición del Congreso, donde los emergentes aún carecían de representación. ¿Qué haría en esta ocasión? ¿Negarse de nuevo a confrontar con Iglesias y Rivera y aceptar un único cara a cara con el líder socialista? Es otra de las dudas a solventar.

5. ¿Cómo se presentará el independentismo?

Junts pel Sí decidió no reeditar en las generales su alianza del 27S. CDC y ERC se presentaron por separado y los republicanos lograron superar a los convergentes por primera vez, aunque ambos quedaron por detrás de la confluencia impulsada por Ada Colau. Ahora, con el contador de los 18 meses hacia la independencia puesto en marcha, hay quien aboga por recuperar esa entente para escenificar la unión del soberanismo y maximizar resultados. No obstante, la debilidad de CDC -que se encamina hacia la refundación- y las ventajas funcionales y económicas que comporta disponer de dos grupos parlamentarios en lugar de uno solo decantan la balanza hacia el lado de la concurrencia por separado. También se especuló con un posible regreso de Artur Mas liderando al soberanismo de derechas ante el 26J, pura política ficción según los nacionalistas.

6. ¿Hacia otra remontada de Podemos?

Nuevamente clima de precampaña y nuevamente una cascada de encuestas detecta el bajón del partido morado. Podemos lo achaca al afán del sistema por impulsar una “profecía autocumplida” y asegura que hay sondeos dirigidos “orientar el voto” más que radiografiar la sociedad española. En noviembre-diciembre la mayoría de demoscópicas situaba a Iglesias en cuarto lugar, muy lejos del PSOE al que pretendía superar, y al final Podemos y sus confluencias se quedaron a apenas 300.000 sufragios del segundo lugar. La formación morada suele insistir en lo bien que se les dan las campañas, cosa de sobra acreditada y que hace pensar en un nuevo resurgir de Podemos ante la cita del 26J. Su éxito dependerá en gran parte de si logra o no mantener el tipo en las grandes capitales y las nacionalidades históricas.

7. ¿Qué ocurrirá con Eduardo Madina?

El político vasco, rival de Pedro Sánchez en las primarias socialistas de 2014, se quedó sin escaño el 20D. El PSOE solo logró seis actas por Madrid, siendo Madina el séptimo de la lista. Patxi López le desplazó del primer puesto de la plancha vizcaína por la que fue electo en 2004, 2008 y 2011 y Madina rechazó concurrir por Álava. Si se confirman las nuevas elecciones, el PSOE deberá abordar un debate orgánico para decidir si se revalidan las candidaturas de diciembre o se introducen cambios. Sánchez se juegaría la vida en la cita de junio y Madina sería una de las voces a escuchar en un hipotético proceso de sucesión en el PSOE. Su influencia sería mayor si logra entrar en el Congreso, como es evidente, aunque también puede ser que aproveche ahora para dejar de modo definitivo la primera línea.

8. ¿Logrará Rivera fidelizar a su electorado?

Ciudadanos se enfrenta al reto de consolidarse. Dispone del electorado menos fiel y más volátil, en contraposición al tradicional -aunque a la baja- de PP y PSOE y al más ideologizado de Podemos, lo cual es un riesgo ante la reedición electoral. El papel central jugado por Rivera en las negociaciones ha compensado la modesta posición en que le colocaron las urnas, dejando a sus 40 diputados sin posibilidad de ser decisivos. Ahora, las encuestas parecen premiar los intentos por articular un pacto de Gobierno, aunque no se pueden despreciar las posibilidades de la segura campaña del PP votar C’s es votar PSOE. La teoría dice que la fidelidad a un partido comienza a afianzarse a partir de la segunda vez que se le vota, así que la formación naranja afronta una reválida crucial para su devenir.

9. ¿Entrarán en campaña Aznar y Carmena?

Fueron dos de las grandes ausencias de diciembre. José María Aznar mostró el abismo que le separa de Mariano Rajoy no participando en los actos electorales del PP. Es posible que ahora Génova pretenda vender unidad para movilizar al máximo al electorado de centro derecha y busque la colaboración de un Aznar que ya no disimula su desaprobación del marianismo. Tampoco la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se implicó el año pasado en favor de un Podemos a quien debe su puesto en el Ayuntamiento. Carmena es uno de los símbolos de los cambios sociopolíticos experimentados por España en los últimos años y a nadie se le escapa que sería un revulsivo importante para Iglesias en la capital. Seguro que Podemos sondea su participación en algún mitin, pero es dudoso que la regidora se avenga a entrar en esa batalla, máxime cuando ha sido una firme defensora del acuerdo que evite nuevas elecciones.

Y una certeza: caerá la participación.

Lo dice la teoría, la lógica y las encuestas: la participación bajará si se repiten los comicios. Está por ver cuánto y a quién afecta más, pero todo indica que estaremos ante una abstención al menos 2-3 puntos mayor que la diciembre, escenario que podría perjudicar al bloque de izquierdas. Asimismo, parte del abstencionismo crónico que fue movilizado por Podemos y Ciudadanos el 20D podría volver a quedarse en casa, como podría hacerlo una facción del electorado de aquel partido que sea mayoritariamente culpado del bloqueo institucional. La comunicación y estrategia de las formaciones en campaña será la que determine este punto, confirmando así una certidumbre adicional: la campaña volverá a ser decisiva para el resultado final.

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