La tarde de hoy jueves se prepara tormentosa en Valencia tras el anuncio de la coalición Compromís de publicar 466 facturas del ayuntamiento de la ciudad que demuestran, según la versión de la coalición política valenciana, que mientras la alcaldesa Rita Barberá defiende la austeridad presupuestaria, su equipo de gobierno ha dilapidado 278.000 euros del erario público en gastos de representación.
Las facturas serán presentadas en rueda de prensa a las 12 del mediodía, prácticamente a la vez que los documentos se pondrán a disposición de los ciudadanos a través de internet en una web especial bautizada con el nombre de Ritaleaks.
Al margen de si Rita Barberá es capaz o no de justificar los gastos recogidos en los documentos en manos de los nacionalistas, la filtración vuelve a dejar en evidencia al Partido Popular valenciano que ha visto durante los últimos dos años cómo la información confidencial mana hoy prácticamente a borbotones desde las instituciones que se suponía que controlaba con mano de hierro desde hace ya dos décadas.
La irrupción del Topo del Palau
Y es que la llegada de Alberto Fabra a la presidencia de la Generalitat Valenciana -cargo al que accedió tras la dimisión de Francisco Camps- ha venido de la mano de una sangría continúa de información sobre los gastos del gobierno autonómico. La pesadilla popular arrancó en mayo de 2013 cuando se desveló que la Generalitat Valenciana se hacía cargo de los honorarios de un coach especializado en cursos de liderazgo para preparar al nuevo Presidente. Fabra se vio obligado a rescindir el contrato de 20.000 euros con su coach, esperando así cerrar de forma rápida un escándalo que se veía como menor entre las filas populares.
Sin embargo en junio de 2013 una nueva filtración volvía dejar en evidencia las contrataciones de la Presidencia autonómica. El diario valenciano Levante desvelaba que Fabra había contratado como “asesor de presidencia” a su cocinero personal, cuyo puesto había oficialmente desaparecido tras un ERE en la Agencia Valenciana de Turismo. Este nuevo escándalo era ya un serio toque de atención puesto que disparaba a línea de flotación de la imagen de un presidente que había sido escogido por la cúpula del PP nacional para revertir la imagen de despilfarro económico y escándalos que había dejado Francisco Camps.
Nacía así la figura del Topo del Palau, sobrenombre con el que bautizó la prensa el origen de las filtraciones.
La información llega a la oposición
El problema de las filtraciones subió de nivel espectacularmente ese otoño, cuando la información confidencial dejó de llegar a la prensa por manos anónimas para llegar directamente a los despachos de la oposición.
En octubre de 2013 Esquerra Unida, la rama valenciana de Izquierda Unida, presentaba a bombo y plantillo su página web El Desconfidencial, una plataforma para sacar a la luz los contratos confidenciales de la Generalitat Valenciana. La web, que incluso habilita un sistema electrónico para recibir nuevas filtraciones anónimas, ya ha hecho público los contratos de la Generalitat con los clubes de fútbol valenciano, los gastos publicitarios del aeropuerto de Castellón cuando este aún no estaba operativo, y, posiblemente el golpe más doloroso para el PP, los contratos privados de la Fórmula 1 que demuestran que Bernie Ecclestone se llevó 117 millones de euros, libres de impuestos por llevar la competición a Valencia cuando la administración Camps había asegurado que la llegada de la Fórmula 1 no costaría ni un euro a los valencianos.
La fuga masiva de información hizo que en diciembre de 2013 el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana recogiera una nueva regulación del uso de medios tecnológicos del personal de la Generalitat, que a nadie se le escapó que estaba orientada a acabar con la labor del Topo del Palau. No sirvió de nada, ese mismo mes el diario ‘Estrella Digital’ empezó a publicar, pormenorizadamente y de forma exhaustiva, todos los gastos de Esther Pastor, Secretaria Autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales de Presidencia de la Generalitat Valenciana, y auténtica mano derecha de Alberto Fabra. Estas revelaciones incluían el pago por parte de la Generalitat de estancias en hoteles de 172 euros la noche o arreglos florales de más de 1.500 euros, que sirvieron para adornar una cena de los Consellers valencianos. La incapacidad del PP para gestionar la crisis quedó en evidencia a mediados de enero cuando el mismo diario publicó unas facturas que demostraban que Pastor había cargado a las arcas de la Generalitat casi 3.000 euros en compras de comestibles, incluyendo flanes de más de 2,5 euros la unidad , algo que propició no poca burla entre los valencianos.
El cazador cazado
La publicación de esta información convirtió los pasillos de las Consellerias que conforman el gobierno valenciano en una auténtica caza de brujas cuyos detalles, para mayor ridículo, acabaron también filtradas y en manos de la oposición, que no dudó ni un segundo en revelar a la prensa los detalles más sórdidos de los interrogatorios. La caza del topo de la Generalitat se cerró así con la salida del encargado de encontrar al filtrador y la no detención de ningún sospechoso.