Telefónica está sumergida en una verdadera montaña rusa con respecto a la venta de su filial británica O2. El trance sería llevadero de no ser porque la compañía condicionó el pago en efectivo de su dividendo para 2016 con esta operación. Ahora surgen informes, filtraciones y cartas a Bruselas que dejan al operador azul en una situación complicada.
El próximo 19 de mayo, justo dentro de un mes, la Comisión Europea dará su veredicto sobre la operación de compra de O2 por parte de Hutchison. El objetivo del grupo hongkonés es fusionarlo con su operador Three y crear así la compañía móvil con mayor cuota de mercado en Reino Unido.
El problema, como es habitual en este tipo de operaciones, surge ante la posibilidad de un mercado menos competitivo. Por ello, Bruselas es quien decide si da luz verde a la compra o no. Hutchison se ha comprometido a llevar a cabo una serie de acciones (remedies), como ofrecer ventajas en el acceso mayorista a sus redes, o vender incluso parte de las mismas. Aunque ha habido fases en las que parecía todo de cara, desde hace unas semanas todo se ha vuelto más gris para Telefónica.
En concreto, tres sucesos ponen la operación en cuarentena y dejan al nuevo presidente, José María Álvarez-Pallete, en el birrete de justificar por qué no van a pagar el dividendo en efectivo tal y como prometió César Alierta.
Fuentes de agua fría
Según publica ‘Financial Times’, fuentes cercanas a la negociación habrían señalado al diario que Bruselas estaría dispuesta bloquear la operación en las condiciones actuales. El principal argumento es que Hutchison no ha ofrecido todos los remedies necesarios para que siga existiendo una tensión competitiva en el mercado móvil.
El diario económico no profundiza en la cuestión, y simplemente recuerda que, en estos momentos, la situación está más complicada que hace unas semanas
Todos en contra
Aunque era de esperar, en los últimos días la autoridad de competencia británica (CMA) ha sido muy tajante al asegurar que la compra de O2 por parte de Hutchison no debería llevarse a cabo.
Ha llegado a mandar una carta a la Comisión Europea para dar sus motivos sobre por los que dicha operación supondrá un problema para la competencia en Reino Unido. A esta negativa se añade la que expresó desde el primer momento Ofcom, regulador de telecos, que también cree que de seguir adelante la venta de O2 por parte de Telefónica, los clientes terminarían pagando más.
Malos ejemplos
Por si fuera poco, la semana pasada salieron a la luz unos informes llevados a cabo por el regulador y la competencia austriaca, en el que ponían de relieve que los dos años siguientes a que el mercado móvil en Austria se quedara con tres competidores, subieron los precios casi un 20%.
Para más inri, la operación fue la compra de Orange Austria por parte de Hutchison. Así, quienes son contrarios a la venta de O2 en Reino Unido han encontrado un gran argumento para demostrar que si se pasa de cuatro a tres operadores los precios subirán.
Así es el panorama de Telefónica durante el próximo mes: filtraciones interesadas de Bruselas, informes que pueden generalizar sobre la subidas de precios y voces discrepantes sobre la compra. Además, la fusión fallida entre Orange y Bouygues, se pone en duda la consolidación del sector de las telecomunicaciones y si realmente es tan necesaria.