Estos días seguro que lo vas a escuchar. Dos de los grandes genios de la literatura universal, los máximos representantes del español y del inglés, Cervantes y Shakespeare, murieron el mismo día. Sí, pero no. Si justo antes de lanzar su último aliento literato hubieran mirado el calendario de un iPhone con batería entonces sí. En los dos teléfonos inteligentes marcaría el mismo cuadrito en el calendario. Pero en realidad, cuando murió Shakespeare, don Miguel llevaba ya diez días difunto.
Esto tiene una explicación muy sencilla. En la España católica se usaba ya el moderno calendario gregoriano y más allá del Canal de la Mancha seguían haciendo caso al calendario juliano. La explicación es sencilla, pero es difícil de entender cómo países fronterizos llevaban un desfase de diez días entre ellos o que simplemente desaparecieron los días. Lupa.
Antes de que Julio César fuera emperador se usaba el caótico calendario romano. Tan caótico que contaba con doce meses más uno conveniencia de autoridades y mercaderes. Los días iban y venían y las fechas no estaban claras. Todavía hoy heredamos algo de aquel caos al llamar septiembre al noveno mes, octubre al décimo, noviembre al undécimo y diciembre al duodécimo.
Julio César intentó ordenar aquel caos, y lo sabes. Fue un buen intento. Dividió el año en 365 días y cada cuatro años se añadiría un día más. Entonces el día se añadía después del 25 de febrero. Había dos 25 de febrero, que era el día sexto antes de las kalendas de marzo. Así que había dos días “sextos”. De ahí lo de bi-siesto. (Por favor mantenga este material alejado de cuñados y listillos).
Puedes pensar que este calendario juliano se acerca bastante al nuestro, y es verdad. Pero tanto uno como otro tienen un pequeño error de 11 minutos cada vez que nuestro planeta da una vuelta al Sol. No parece mucho, pero con el paso de los siglos, en tiempos ya del papa Gregorio XIII esos once minutos se habían convertido en diez días. Y al Papa no le gustaba, porque las fiestas religiosas dependían de la Pascua, y ésta del calendario astral. Amigo cuñao, recuerda que el domingo de Resurrección es el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Así que cada año se alejaba de su origen.
Eso no podía seguir así. Gregorio XIII tenía un problema, y como no podía llamar al Equipo A decidió acudir a nuestro secundario de hoy: LUIS LILIO (1510-1576), médico, físico y astrónomo italiano. Lilio, junto a Cristóbal Clavio, y la exacta medición de Alfonso X el Sabio decidieron nuestros días. Esos 11 minutos de desfase se corrigieron de la siguiente manera: cada cuatro años seguiría habiendo un día bisiesto (que pasaría a ser el 29 de febrero) excepto los años acabados en 00. Y a esta excepción se le añadió otra: los años múltiplos de 400 sí serían bisiestos. Así, al año 2000 no le tocaba ser bisiesto, pero por esta excepción de la excepción sí lo fue y nosotros no nos dimos cuenta. De esta forma, el cálculo del año es mucho más exacto. Pero es probable que dentro de dos milenios haya que añadir o quitar un día. Quedáis avisados.
Todos estaban de acuerdo en que los cálculos de Lilio arreglarían el calendario juliano, así que había que poner en marcha el calendario gregoriano. (¿Por qué llamarlo de otra forma?, pensó el Papa). Y aquí llega la medida polémica. El matemático español Pedro Chacón (tenía que haber uno de los nuestros ahí) redacto el Compendium con las ideas de Lilio y apoyado por Clavio: AL JUEVES 4 DE OCTUBRE DE 1582 LE SEGUIRÍA EL VIERNES 15 DE OCTUBRE. Desaparecen diez días. Esos que se habían ido acumulando 11 minutos a 11 minutos en el calendario juliano durante siglos. Estos días desaparecidos se conocen como fecha liliana, en honor a nuestro secundario.
Si ya es sorprendente que se evaporen 10 días, todavía es más lo siguiente. Sólo desaparecieron en Italia, España, Portugal, Francia, Países Bajos Católicos, Saboya, Luxemburgo… El resto de países sí que tuvieron 5 de octubre en 1582. Al ser órdenes del Papa de Roma había países que hacían más caso a sus toques de corneta.
Y esto no fue un desfase que duró uno añitos. No. La Alemania no católica aguantó con el juliano hasta el año 1700. Y por ejemplo la URSS fue 10 días por detrás de nosotros hasta 1918. Yugoslavia y Rumania hasta 1919. Y la China popular hasta ¡1949! Y tú que pensabas que decir “una hora antes en Canarias” era raro.
Entre medias, los ingleses, que no modernizaron su calendario hasta 1752. Consecuencia: Cervantes murió el 23 de abril de 1616, hace 400 años, según el calendario gregoriano. Y Shakespeare murió 10 días después, el 3 de mayo, aunque en su calendario también marcara el 23 de abril.
Lo que es sorprendente es que hayáis leído todo este texto de días y calendarios y se os siga resistiendo el Quijote.