Un Frankestein con nombre de detergente se enfrenta a los héroes más poderosos de la Tierra y la lía parda. Es el resumen de la nueva película de Joss Whedon, un film con tantas luces como sombras.
Aunque primero, una precisión: este texto contiene detalles sobre el argumento del último estreno de Marvel, así como sobre las subtramas de otras películas y series de Marvel. Si no la has visto y pretendes hacerlo, puedes posponer la lectura de este artículo.
Es curioso, pero si el Frankestein de Mary Shelley se titulaba El moderno Prometeo se debía a que, según la autora, el descubrimiento de una forma de jugar con las reglas de la vida o la muerte supondría un don tan trascendente para la humanidad como el mismo fuego robado a los dioses. En la película, el don que se nos entrega es la inteligencia artificial en forma de singularidad tecnológica.
El villano de la función, Ultron, es producto de las mentes combinadas de Bruce Banner y Tony Stark, científicos locos confesos, empeñados ambos en crear un ejército de armaduras Iron Man capaces de imponer la paz mundial. Stark viene de una saga de fabricantes de armas, así que de casta le viene al galgo. Además, al haber desbaratado la invasión Chitauri del primer film se nos presenta como el vengador más consciente de que la Tierra está en una situación demasiado frágil frente a las amenazas exteriores. A su juicio, el Capitán América es un Neville Chamberlain incapaz de apaciguar a las huestes galácticas de Thanos, el Titán Loco. Banner, simplemente, quiere que alguien le haga el trabajo para no seguir corriendo el riesgo de convertirse en Hulk y poder aprovecharse de que la Viuda Negra le pone ojitos para enseñarle posters de Cuenca..
Pero claro, en estos casos se aparece el fantasma de Skynet. Ultrón despierta a la vida, se pone a mirar diarios españoles y decide que la única forma de conseguir la paz, políticos honrados o la investidura de Susana Díaz es acabar con la especie humana. Lo hace, eso sí, con la aterciopelada voz de James Spader (lo siento si habéis visto la versión doblada), la cual le sirve para hacer chistes moderadamente graciosos y para reclutar tanto a un nini esteuropeo que se pone chándal de táctel para correr como a su hermana, una moza mágica que pone las manos como si fuera a lanzar telarañas y que si te susurra cositas al oído ves las estrellas.
La singularidad tecnológica concebida como amenaza no es, ni mucho menos, novedosa. HAL ya fue un digno rival para nuestra especie en 2001. V’ger en Star Trek tampoco era manco (o sí, he de reconocer que nunca le vi las manos). Y eso por no hablar de Engendro mecánico (1977), el Brainiac clásico de Superman, o incluso el Yo Robot de Will Smith y Alex Proyas. Está claro que tenemos una querencia a la tecnofobia. Pero como también nos gustan los coches que se aparcan solos y no los carromatos, la afrontamos culturalmente yendo a ver películas.
El film de Whedon es todo lo bueno que podía llegar a ser teniendo en cuenta las circunstancias y sus limitaciones formales. El formato de Los Vengadores funcionó bien al principio por la sorpresa, pero no deja de ser un contenedor para vender juguetes y un nexo para las películas pasadas y futuras que tiene menos como objetivo resolver tramas y desarrollar personajes que limitarse a mostrar peleas y dejar miguitas de pan argumentales para que cada superhéroe haga la guerra por su cuenta en sus respectivas sagas.
Está claro que el creador de Buffy Cazavampiros intenta insuflar vida a sus personajes. Hay partes del metraje muy atractivas, especialmente aquellas en las que se forjan las personalidades de superhéroes sin película propia. La Viuda Negra se humaniza como nunca cuando descubrimos que en la antigua Unión Soviética fabricaban espías con el mismo sistema que tienen los veterinarios para evitarle el cáncer de útero a una gata. Descubrimos también que Ojo de Halcón tiene una vida, hasta tal punto de que durante buena parte del metraje nos imaginamos que el director lo va a transformar en Gus de Top Gun, o que puede hacer un Coulson. A cambio, nos entregan la muerte de Mercurio. ¿Pero van a dejar morir a este señor después de haber resucitado al protagonista de Agents of Shield? No lo creo. Apuesto porque terminaremos viendo a Aaron Taylor-Johnson en la película de Los Inhumanos. Hulk en su forma esmeralda, por su parte, demuestra tener cierto interés en sus interacciones con Natasha, aunque la escena con el HulkBuster sea un capricho idiota para vender muñecos y que provoca un serio problema de ritmo justo en un momento clave.
También se nota un cierto miedo a jugársela. Los Vengadores funcionó, y era muy fácil repetir escenas de combate sean simples actualizaciones del concepto «vamos a vencer a un montón de CGIs malignos». El truco del meteorito no enmascara que a todos nos importa mucho menos el país imaginario de Sokovia que la Gran Manzana.
Y no es que no haya secuencias gloriosas. El momento tower defense del final, con algunos momentos brillantes a cámara lenta genera un genuino sentimiento de maravilla que me recordó al Phil Shelson de Marvels. El modo de generar el nombre de Visión es simplemente brillante («me habéis robado mi visión«, lamenta Ultrón). La estrategia de combate del sintozoide interpretado por Paul Bettany me recuerda incluso al arcade de mi niñez, y el director incluso te cuela el germen de su relación romántica más importante. La idea de convertirlo en un hijo de la ciencia pero también de la magia es cachondona. Y eso por no hablar de los divertidos momentos de «a ver quién es capaz de levantarme el martillo», o de Don Cheadle robando cada escena en la que aparece. También siguen sentando las bases de la progresiva desconfianza entre Stark y el Capi, que ya no se van de cañas al terminar las aventuras. Esto nos va a llevar a una Guerra Civil de lo más interesante.
Dicho todo esto, creo que es hora de que Whedon deje el cetro a alguien que esté menos quemado a la hora de montar estos circos, y los hermanos Russo ya han demostrado en Community y en el Soldado de Invierno que son capaces de lidiar con humor, con acción y con dinámicas de grupo complejas. Tengo muchas expectativas puestas en su visión (nótese el chiste).
También me hace gracia la idea de una película de Los Defensores con Hulk, Daredevil (Charlie Cox ya ha especulado sobre una posible aparición en pantalla grande), Namor (parece ser que Marvel recuperó ya los derechos que tenía cedidos a Universal), Dr. Extraño (tras su propia película) y ¿Valkiria?. Eso por no hablar de un plausible Planeta Hulk. O la Guerra del Infinito, con Thanos arrojándonos su guantelete a la cara.
Si lo malo de Los Vengadores es que está limitada por su condición de nexo de unión, lo bueno es que sabes que, a su alrededor, vamos a tener entretenimiento a raudales durante los próximos años.