La decisión de la BCE de eliminar de la circulación los billetes de 500 euros no incluye ninguna medida de control tributario contra los evasores fiscales. En junio de este año prescriben los delitos fiscales relativos a varios impuestos y al blanqueo de capitales entre 2010 y 2011. Sólo en España se acumulan casi 32.400 millones en billetes morados.
A pesar de que la medida del Banco Central Europeo (BCE) tiene como objetivo combatir la evasión fiscal, la retirada de los billetes de 500 euros puede suponer un coladero para que miles de personas eviten sus responsabilidades penales y tributarias si no se adoptan las medidas de control necesarias.
La circulación de estos billetes ha estado ligada desde sus inicios a la opacidad y a las transacciones fraudulentas, ya que rara vez se utilizan en los intercambios comerciales entre los ciudadanos, que en su mayoría afirman no haber visto uno de los papeles morados en los últimos 14 años.
La decisión de la autoridad bancaria europea llega a España en un momento delicado, dado que este mes de junio prescriben los delitos fiscales no agravados correspondientes al IRPF y al Impuesto de Sociedades de 2010, al igual que los delitos de blanqueo de capitales y cohecho cometidos en 2011 y los de narcotráfico de 2006.
El problema se agrava más si tenemos en cuenta que sólo en España se acumulan 32.398,6 millones de euros en estos billetes, según los últimos datos de marzo de 2016, y que estos suponen el 77,4% del dinero en circulación en nuestro país.
“Es ilógico que un billete que no se utiliza en las transacciones comerciales habituales tenga una tasa de penetración tan elevada, lo que denota que su utilización ha estado ligada a actividades opacas que escapan del control de la Justicia y de Hacienda”, explican los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha).
La retirada de este tipo de billetes unida a las prescripciones de ciertos delitos fiscales de primer orden podría facilitar que se pierda la pista de miles de evasores, que además evitarían sus responsabilidades penales y con el fisco.
Desde Gestha proponen varias medidas de control para hacer esta transición lo más transparente posible. En primer lugar, sería necesario retomar e intensificar las investigaciones sobre las grandes cantidades de dinero retiradas desde 2010 de los bancos, de manera que estos delitos no pudieran prescribir en junio.
Otra alternativa sería la de bajar el límite de los pagos en efectivo de los 2.500 euros actuales hasta los 1.000 euros como forma de facilitar el control de las autoridades sobre la economía sumergida.
Desde que se pusiera en circulación la moneda única, España ha sido uno de los grandes acaparadores de billetes de 500 a nivel europeo. En 2002, los billetes morados apenas representaban el 25,11% del dinero en circulación en nuestro país, cantidad que se ha triplicado hasta 2016.
La circulación de estos billetes toco su máximo entre 2006 y 2007, años del boom inmobiliario, cuando en España se llegó a acumular más del 25% del total de estas unidades en Europa.