Los españoles dejan de lado la Quiniela: Vende casi la mitad que hace cinco años

En el año 2010, la tradicional Quiniela -el 1X2 de toda la vida- tuvo unos ingresos de 487 millones de euros. No son los mejores de su historia. La crisis ya le había pegado un buen mordisco. Pero las alarmas pueden haberse encendido de forma definitiva en Loterías y Apuestas del Estado en el último ejercicio registrado, 2014, donde las ventas apenas llegaron a los 261 millones de euros.

Es una caída de 226 millones, un 46% menos. Dinero que ha dejado de ingresar el Estado sin saber bien a quién atribuir la situación. ¿La crisis? ¿Los cambios de jornada en La Liga? ¿La irrupción de las apuestas online? Pese a no haber un culpable único en esta caída, según los informes de auditoría realizados en Loterías y Apuestas por PwC, desde 2011 se vienen dando una serie de advertencias que no se han tomado en serio.

En medio de esta tormenta se encuentra Inmaculada García, que llegó a la presidencia de la sociedad estatal a finales de 2013. Para entonces ya tenía el pufo de la quiniela montado, y las recomendaciones de PwC esperando a ser resueltas.

La situación no entra en terreno traumático porque Loterías y Apuestas sigue siendo una de las niñas bonitas del Gobierno. Con 8.446 millones de euros facturados y 1.276 millones ingresados al Tesoro Público, además de 655 millones que deja en impuestos, la quiniela parece un mal menor, pero se trata de una escorrentía de dinero sin fondo. ¿Y cómo poner freno a todo esto?

¿Por qué es importante poner ‘x’ y cómo solucionarlo?

La Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado es una sociedad del ‘Grupo Patrimonio’, adscrita al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas a través de la Dirección General del Patrimonio del Estado, que es titular del 100% de sus acciones.

La importancia de lo que sucede en Loterías y Apuestas radica en el objeto de la sociedad: la gestión, explotación y comercialización de la actividad del juego en sus distintas modalidades. Es decir, hasta que otro tipo de juegos, sobre todo online, tengan un amplio reconocimiento por la sociedad española, éste es un vehículo perfecto para generar ingresos vía impuestos.

¿Pero qué está fallando? El informe auditor de 2011 diagnosticó dos problemas a los que se enfrentaba la quiniela, que ya entonces generaba menos ingresos año a año. El primero, generalizado en toda España, tenía que ver con la crisis económica. La gente era más reacia a dejarse 1 euro apostando por si el Sevilla ganaba al Valencia, o el Córdoba empataba en su casa. Ese palo era inevitable. El segundo problema que destacó PwC tenía que ver con los nuevos calendarios del fútbol. Jornadas los lunes (también llegó a haber los viernes), provocaba cierto recelo en los hinchas más incondicionales, los de toda la vida, esos que sabían perfectamente lo que era jugarse dobles y triples sin riesgo. Además, empezaron a excluirse partidos de Primera División y entrar los de Segunda, por lo que todo parecía tener menos gracia.

En 2012, cuando las ventas ‘solo’ cayeron un 5%, el auditor advertía de una serie de cambios necesarios que debían llevarse a cabo. Por primera vez hacía una mención directa a la tecnología, aunque en realidad lo condicionaba a la capacidad económica de la propia sociedad estatal para acometer esos cambios.

Al año siguiente, 2013, llegó el tirón de orejas. Junto a la bonoloto, se hacía especial hincapié en el informe auditor sobre que no se hubiesen llevado a cabo las modificaciones planificadas para las apuestas deportivas. Ese ejercicio la quiniela ingresó 297 millones, un 17% menos que el año anterior. Además, a todo esto se unía el nuevo gravamen impositivo que a los premios más elevados los dejaba bastante recortados.

Y llegamos al suelo, de momento. Según consta en las cuentas oficiales de Loterías y Apuestas, en 2014 la quiniela tuvo ventas por valor de 261 millones, y repartió 143 millones en premios, en comparación con los 163 millones (-12%) del año anterior. En este último informe de PwC, lo que plantean a la sociedad estatal es que debe optimizar la publicidad y la promoción, hacer botes corridos en jornadas de fin de semana y hacer modificaciones con el “pleno al 15”.

¿Con todo eso valdrá?

La quiniela tiene un molesto enemigo en su propia casa, pero uno de verdad potente fuera de ella. En el primer trimestre de 2013 había más de 123.000 usuarios registrados en webs de apuestas online. Según el último informe de la Dirección General de Ordenación del Juego, en el primer trimestre de 2016 la cifra de usuarios registrados superaba los 581.000.

Hasta ahora una de las bazas que jugaba Loterías y Apuestas con la quiniela era sus premios. Presumía de que eran más altos que en las casas de apuestas online, donde nunca podrían llegar a dar varios millones de euros a un solo ganador, como sí podían hacer ellos. Pero esa tortilla, en su punto adecuado, puede estar dando la vuelta.

En el primer trimestre del año, las casas de apuestas online destinaron 2.559 millones en premios, un 33% más que el mismo periodo de 2015. Es decir, se acaba al margen por el cual la quiniela sigue siendo mucho más golosa. Poco a poco las webs donde se pueden hacer apuestas deportivas tienen más usuarios, y los premios a repartir son mayores. Sobre todo porque los clientes van siendo más jóvenes, pertenecen a la generación de “nativos digitales”, y verán prescindible pasar por un establecimiento para jugarse unos euros. Ése será un gran reto para Loterías y Apuestas: su futuro online.

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