La actividad de concesión de préstamos siempre ha sido una de las dos principales tareas de los bancos, junto a la de custodiar el dinero de sus clientes a cambio de intereses. Sin embargo, con los tipos de interés negativos impuestos por el Banco Central Europeo (BCE), a muchas entidades no les sale a cuenta dar créditos.
De hecho, según la lógica de mercado, deberían cobrar a los clientes por tener sus ahorros en sus libros.
En el día de todo al revés, como cantaban los contemporáneos del jorobado de Notre Dame en la película homónima de Disney, las entidades financieras comienzan a vislumbrar un futuro en el que podrían empezar a pagar a los clientes por sus hipotecas. Referenciados a un euribor actualmente negativo, al que se añaden los márgenes de los que viven los bancos, los intereses de estos tipos de préstamos podrían tornar negativos si el indicador baja lo suficiente.
La mayoría descarta que un horizonte tal se llegue a alcanzar, aunque lo cierto es que este tipo de préstamos están dejando de ser rentables. Una vez detraído el euribor del diferencial que obtienen los bancos por prestar dinero, el margen de ganancias que queda es escuálido. Por eso están tratando de buscar alternativas para su negocio.
El crédito al consumo ha subido un 27% en el primer trimestre
Los bajos intereses que reportan estos créditos, unidos a las carteras de hipotecas de dudoso cobro que acumulan algunas entidades desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, han hecho que la banca explore otras vías para conceder préstamos.
Los competidores del mercado están confiando en el resto de productos de financiación que tienen en su catálogo para revitalizar su actividad. Entre ellos están los destinados a pymes y autónomos, así como los créditos al consumo, aquellos que sirven para comprar bienes de consumo y no viviendas.
Los créditos al consumo han crecido significativamente desde el año pasado. El total de este tipo de préstamos concedidos por la banca española creció un 27% en el primer trimestre de 2015, en comparación con el mismo periodo de 2015.
El presidente del BCE, Mario Draghi. Foto: Efe
Para muestra, un botón: Bankia ha incrementado la concesión de este tipo de préstamos un 37% en el primer trimestre, mientras que las nuevas hipotecas de la entidad han crecido un 10,1%. Un importe total de 337 y 316 millones de euros, respectivamente, frente a los 246 y 287 millones de euros de enero a marzo de 2015; un sorpasso en toda regla.
No es la única entidad a la que se le ha ocurrido. Desde el año pasado muchos bancos, como BBVA y EVO, han apostado fuerte por los créditos al consumo. No es de extrañar, con unos intereses (en términos de TAE) por encima del 7%.
Uno de los sectores que más se va a beneficiar del aumento en el crédito al consumo es el de la automoción
Beneficios evidentes
Pero los créditos al consumo no son sólo apetitosos por el margen que pueden quedarse los bancos. Del crecimiento del 3,4% que registró el PIB español en el primer trimestre del año, 2 puntos porcentuales -la inmensa mayoría- se pueden atribuir al consumo, explica a SABEMOS el economista y analista de ING Research, Geoffrey Minne. Así que es una buena forma de asegurarse el éxito.
“El crédito al consumo es especial porque se ve directamente afectado por el consumo, el principal motor de la economía en este momento”, añade Minne.
En este sentido, uno de los sectores que más se va a beneficiar del mayor interés en la concesión de préstamos vinculados con el consumo es el de la automoción, según Minne. Se está produciendo un auge en las ventas de coches gracias a la política del Gobierno -el plan PIVE- pero también a la mejora en el poder adquisitivo, de acuerdo con este economista, lo que estimula las compras de vehículos.
Foto: Efe
“Es de destacar la fortaleza que viene mostrando nuestro mercado del automóvil, especialmente el de particulares, sustentada en la confianza que parece tener el comprador, en un mejor acceso al crédito y, especialmente, en el esfuerzo promocional que están haciendo marcas y concesionarios”, resalta Jaume Roura, presidente de la patronal de los concesionarios Faconauto.
A los consumidores les sale a cuenta comprar coches, y los bancos están allí para aprovecharse de las necesidades de financiación de los clientes. No se puede decir lo mismo de las hipotecas.
¿Qué pasa con las viviendas?
Los bancos no han cerrado el grifo de las hipotecas. Simplemente han acudido a productos más rentables que además ayudan a diversificar su cartera de riesgo. Porque en cuestiones financieras todo se reduce al riesgo.
“Los bancos no van a dejar de prestar repentinamente; pueden reducir su exposición al riesgo de manera temporal pero conforme la recuperación continúe, las garantías de los trabajadores españoles volverán a ganar valor y su acceso al crédito deberá mejorar, aunque de manera muy progresiva”, resume Geoffrey Minne.
Este panorama, en el que las entidades pierden interés por las hipotecas debido a los riesgos que conllevan, dista mucho del que se vivió antes del año 2008, cuando las hipotecas se concedían sin prácticamente preguntar quién las firmaba.
«Los bancos no van a dejar de prestar repentinamente»
Este cambio de paradigma podría afectar al sector inmobiliario, en parte por el difícil acceso al crédito tras las nuevos requisitos de liquidez impuestos por Europa. Eso sí, los precios de la vivienda están subiendo, aunque no de manera tan “brillante” como en 2004, según Minne. Como consecuencia de una política de préstamos más contenida, los resultados de este sector serán “más seguros y sostenibles en el largo plazo pero menores en el corto plazo”.
Lo que le cuesta más predecir al economista de ING Research es cuándo volverán los bancos a tener apetito en las hipotecas. “Más crédito no es necesariamente positivo para un banco porque implica más riesgos”, recuerda Geoffrey Minne.
Tampoco tiene claro que el actual sea un buen momento para contratar hipotecas a tipo fijo. El sector inmobiliario tocó fondo a mediados de 2015 y la reducción de la tasa de desempleo abre el acceso al crédito, apunta el economista, pero las políticas monetarias expansivas del BCE podrían prolongarse hasta 2017. “No hay una talla única, no hay una solución para todos”, resume Geoffrey Minne.
Por el momento, más coches y menos casas.
Foto: Flickr – Images Money