Está previsto que el PSOE apoye a Ahora Madrid en el pleno que enterrará definitivamente el Plan Parcial de Reforma Interior del Área de Planeamiento Remitido 08.03 ‘Prolongación Castellana’, promovido por Distrito Castellana Norte (BBVA y San José).
Frente a un plan que básicamente estaba preparado para ser aprobado, y que contaba con el visto bueno de los técnicos del Ayuntamiento, de la Comunidad de Madrid y de Fomento, partícipes necesarios en esta compleja ecuación, Carmena ha presentado una supuesta “propuesta alternativa” que supone severos costes para los madrileños, que no resuelve los problemas de tráfico en el nudo de Manoteras, que bloquea la realización de inversiones y que afea el área con el mantenimiento de la zona industrial.
Pero si de Ahora Madrid podía esperarse una actuación más basada en criterios ideológicos que técnicos, el PSOE queda verdaderamente retratado en esta operación por su interés en bailar el aguar a Carmena. Si Ahora Madrid, por motivos puramente ideológicos, es capaz de dejar un plan que iba a recibir inversiones multimillonarias y resolver muchos de los problemas de los ciudadanos del norte de la capital, lo cierto es que los socialistas, hasta hace poco, eran ardientes defensores del mismo.
En julio de 2015, con un plano gigante del proyecto de Distrito Castellana Norte en las manos, Antonio Miguel Carmona declaraba lo siguiente: “No puedo ser sordo a 5.000 millones de euros de inversión, no puedo ser ciego a una operación que puede implicar beneficio para Madrid y no puedo ser mudo para unas inversiones de 5.000 millones». Ahora, básicamente, no va a ser sordo, ciego y mudo a dichas inversiones, arriesgándose a que el plan se vuelva a eternizar y caiga en la relevancia. Va a votar en contra.
En dicha comparecencia, el propio Carmona reconocía que fue el PSOE quien inició las actuaciones, en 1993, y deseó que las obras empezasen “cuanto antes”. Asimismo, insistía en alguna de las ventajas del proyecto: coste cero para las arcas del Ayuntamiento –el plan de Carmena es considerablemente más caro para la administración–, que la inversión pueda financiar las dotaciones y que sea aprobado por los ciudadanos. Todas ellas condiciones que DCN ha considerado siempre como plenamente satisfechas.
El hombre que decía que su trabajo se centraba en lograr “que no se pierda un euro de inversión en Madrid” no ha tenido ningún problema en dejar que muchos miles de millones amenacen con irse por el desagüe.