En el año del escándalo de Volkswagen, una de las candidaturas ganadoras de los premios al Inventor Europeo del Año ha sido reconocida por diseñar un sistema para capturar las emisiones de gases contaminantes que protagonizaron el dieselgate. Pero entre los galardonados que han sido laureados en la ceremonia celebrada el Lisboa también hay científicos que han dedicado su vida al tratamiento de enfermedades como el Parkinson.
Los premios al Inventor Europeo del Año, organizados por la Oficina Europea de Patentes (EPO), son una prueba de que la industria de la automoción todavía es una de las más innovadoras del mundo. Dos de los seis galardones entregados en la edición de este año han ido a parar a manos de investigadores dedicados a la automoción.
El primero de los premios es el que se han llevado el equipo de Tue Johannessen, Ulrich Quaade, Claus Hviid Christensen y Jens Kehlet Nørskov, por desarrollar un sistema para almacenar de forma segura el amoníaco en los vehículos e inyectarlo en los gases de escape, con lo que consiguen eliminar los elevados niveles de óxidos de nitrógeno (NOx) que expulsan los coches. Los NOx son las partículas más polémicas del último año ya que protagonizaron el escándalo de Volkswagen, después de que se descubriera que el grupo alemán incluyó sistemas trucados para ocultar las emisiones reales de NOx. Johannessen y Quaade hablaron con SABEMOS en la víspera de los premios.
Cuatro de los seis premios se han repartido en el campo de la medicina y los otros dos en el de la automoción
Además, el jurado del certamen ha reconocido la trayectoria profesional de Anton van Zanten, ingeniero e inventor de 75 años que diseñó el control de estabilidad (ESP) en la década de 1980. Este sistema, que consigue equilibrar el frenado de los coches en caso de emergencia para que las ruedas no se bloqueen, es obligatorio en los coches nuevos de la Unión Europea y se calcula que desde su incorporación en 1995 ha conseguido salvar 8.500 vidas tan sólo en el viejo continente.
Pero la verdadera protagonista de estos premios al Inventor Europeo del Año ha sido la medicina, con cuatro científicos destacados por su trabajo en este campo.
La EPO ha reconocido este año en el campo de la investigación al neurocirujano francés Alim-Louis Benabid, de 73 años, que se ha pasado casi 30 años perfeccionando una técnica que permite reducir los temblores de la enfermedad de Parkinson. Su invento consiste en introducir un pequeño aparato en el cerebro de los pacientes que mitiga los síntomas de esta afección mediante la estimulación con corriente eléctrica de zonas aisladas.
António Costa, primer ministro de Portugal, durante la ceremonia. Foto:EPO
Por otro lado, la investigadora Helen Lee se ha alzado con el premio del público, una elección popular en la que los internautas han podido participar en los últimos días. Lee es responsable de idear un kit de diagnóstico rápido, que permite detectar enfermedades como el VIH y la hepatitis B de manera instantánea, lo que reduce los costes y facilita la tarea de los médicos en países con pocos recursos económicos.
La tercera candidatura galardonada del campo de la medicina en esta edición ha sido la de los científicos Bernhard Gleich y Jürgen Weizenecker. Su equipo se ha quedado con el premio en la categoría de industria por su escáner capaz de obtener imágenes en 3 dimensiones y en tiempo real de los pacientes.
Por último el estadounidense Robert Langer se ha hecho con el premio al inventor no europeo de este año por su trabajo sobre plásticos biodegradables. El material desarrollado por Langer se disuelve cuando está en contacto con los tejidos del cuerpo humano, lo que permite encapsular las sustancias que atacan los tumores e introducir estas píldoras cerca de las áreas con células cancerosas.
Foto principal: EPO. El inventor Alim-Louis Benabid recibe su premio.