A veces es posible percibir en los ojos de alguien una inteligencia desbordante. Es una impresión poética y nada científica, pero ocurre también con los científicos. Puede que los del neurocirujano Alim-Louis Benabid tuvieran alguna vez algo más de azul, pero en la actualidad los ojos de este investigador son como dos agujeros negros que devoran conocimiento. La mirada de este francés está detrás de una terapia revolucionaria contra el Parkinson, que permite prescindir de cirugía altamente invasiva y de medicamentos con sus propios efectos secundarios.
Todo fue una casualidad, según Benabid. Él estaba operando a una persona y de repente, tras aplicarle una estimulación eléctrica por encima de lo habitual directamente en el cerebro, el paciente dejó de experimentar los característicos temblores de la enfermedad de Parkinson.
Él mismo dice que tuvo suerte. Pero la suerte siempre es tan sólo un factor. Sólo con suerte no se gana un premio al Inventor Europeo del Año, un certamen organizado por la Oficina Europea de Patentes (EPO) al que en esta última edición se presentaron 400 candidaturas.
Usted consiguió algo extraordinario.
Tuve suerte.
¿Sólo suerte?
Bueno, creo que es importante tener suerte. He sido afortunado en la mayoría de facetas de mi vida. En la investigación he tenido suerte, suerte de caer en una buena oportunidad en una ocasión, suerte de trabajar en un buen entorno, suerte de tener unos buenos mentores, suerte con mi familia, con mi vida.
Se topó con su invento casi por casualidad, ¿verdad?
Más o menos. Es cierto que el sistema no es resultado de un proceso de planteamiento de hipótesis, investigación de las primeras pruebas y después construcción de un prototipo. Sucedió que durante una operación observé algo que resultó ser muy útil para una nueva aplicación. La suerte fue que pasó de manera espontánea: estaba haciendo una operación clásica, practicando una lesión en el cerebro y comprobando que estaba actuando en la zona correcta. Normalmente se utiliza la estimulación eléctrica a una frecuencia básica y segura, de 30 a 50 hercios, y durante la cirugía lo amplié a 100 hercios. Entonces los temblores pararon. En vez de pensar que eso no era lo que estaba buscando, lo que me dije a mí mismo fue: “Qué extraño, esto es algo que no conocíamos, ¿por qué está pasando? Se parece al resultado que queremos obtener cuando practicamos una lesión, por lo que esta puede ser una forma de hacer una lesión sin hacer una lesión”. Así que empecé a comprobar que en otros pacientes sucedía lo mismo. Incluso aunque no lo entendía era algo real.
El primer ministro de Portugal, António Costa (i), felicita a Benabid. Foto: EPO
Es fascinante cómo un “momento Eureka” puede cambiar la forma en que nos aproximamos a cuestiones complejas como la neurología.
Esto cambió la forma en que vemos la enfermedad de Parkinson hace 29 años. Ahora cientos de miles de personas han sido operadas y se ha extendido este tratamiento a otras enfermedades, así que el método ha progresado enormemente. Ha aportado un tratamiento para los síntomas del Parkinson que no existía antes; ahora podemos frenar los síntomas de la mayoría de personas. La única barrera es el dinero. En Francia el tratamiento está cubierto por la Seguridad Social, mientras que en la mayoría del resto de países ricos sólo es accesible si tienes dinero, porque también se puede ser pobre en un país rico. Ahora se abren otras posibilidades: el método está bien para bloquear los síntomas pero ¿cómo podríamos bloquear el comienzo de la enfermedad y su evolución? En esto estamos trabajando.
Es importante evolucionar la técnica, entonces.
Sí. Pero al mismo tiempo hay gente está trabajando en otras hipótesis. Creo que el momento llegará, más bien pronto, en el que seremos capaces de parar desde la perspectiva médica esta enfermedad. Hasta ahora todo lo que se ha probado ha fracasado, así que no disponemos de los medicamentos necesarios. No sé cuánto tardará, no sé si en primer lugar funcionarán en los humanos las soluciones que están funcionando en el laboratorio con los monos. No hay ninguna razón para que no funcionen, pero nuestro tratamiento podría ser útil para los pacientes durante 10 o 20 años, hasta que llegue algo mejor. Esa es la belleza de la investigación.
¿Cree que se va a descubrir la cura contra el Parkinson?
Soy optimista, así que tiendo a pensar que toda enfermedad tendrá cura. Leí sobre la poliomielitis, una enfermedad infecciosa, que en África se han registrado tan sólo 4 nuevos casos desde hace 4 años más o menos, y que en algunas partes de Europa no se ha dado ningún episodio nuevo. Estamos cerca de erradicar esta enfermedad; como la Viruela, que ya ha sido erradicada. Si consigues destruir la enfermedad en todas partes y te aseguras de que no el agente infeccioso no se replica, puedes olvidarte de la enfermedad. Obviamente, esto no pasa con el Parkinson; no es una enfermedad infecciosa, eso está claro. Tenemos que saber perfectamente cómo empieza el Parkinson. Por ejemplo, hay un cáncer de vejiga que está relacionado con algunos componentes de la pintura. Ahora que los átomos en los compuestos de la pintura han sido prohibidos hemos erradicado una causa del cáncer, aunque no hayamos erradicado el cáncer de vejiga. No sabemos cómo hacer lo mismo con el Parkinson, pero probablemente conseguiremos el conocimiento necesario para interrumpir la enfermedad con medicinas.
Foto: EPO
Los sucesivos ensayos para encontrar una cura del Parkinson han fracasado de manera sistemática. Ahora que tantas opciones han fallado, ¿estamos más cerca de encontrar una cura para el Parkinson?
Bueno, no lo diría así. Todo lo que se ha probado hasta ahora no ha sido lo suficientemente neuroprotector, lo que no significa que hayamos terminado de investigar; tan sólo quiere decir que no hemos encontrado la técnica que funcione a la perfección. Esto puede pasar y a veces llega en forma de descubrimiento, de serendipia. Oí la semana pasada que los elefantes nunca tienen cáncer. Estudiaron la causa y descubrieron que hay un gen al que llaman “el gen anticáncer”, que se supone que repara el ADN cuando aparece la enfermedad. Todos tenemos dos copias de este gen, pero los elefantes tienen cuatro, así que algunos de los investigadores han sugerido crear un tratamiento que actúe como el par de “genes anticáncer” que nos falta. Desconozco los detalles, pero hay una terapia que pronto estará disponible para pruebas. Imaginemos que funciona. Esto podría ser el principio del fin del cáncer.
Ha dedicado gran parte de su vida al tratamiento del Parkinson, 29 años. Usted ha hecho mucho pero, ¿la sociedad está lo suficientemente concienciada con respecto a esta enfermedad?
Todo podría ser mejor pero la sociedad está invirtiendo en investigación en diferentes campos, particularmente en biomedicina. Hace dos meses el presidente de Francia, François Hollande, canceló el recorte en el presupuesto de investigación científica tras las protestas de los ciudadanos. Siempre necesitamos más dinero para la ciencia y no se puede aceptar que el presupuesto para investigación descienda. Deberíamos invertir tanto como podamos, aunque tampoco puedes captar dinero de la educación o de la sanidad. Muchas personas creen que dedicar fondos a investigación es malgastar el dinero porque otros países podrían hacer el mismo trabajo. Creo que es una actitud muy egoísta. Todos debemos participar; lo que cuenta es el total de la investigación que se hace en todo el mundo. Eso es lo que nos lleva al éxito en la lucha contra las enfermedades.
Foto principal: EPO