PSOE, Podemos y Ciudadanos han unido sus fuerzas para articular alternativas al PP en numerosos territorios de España, como Granada, Torremolinos o Gandía. Son extrapolaciones locales de la vía que Sánchez defiende para conformar Gobierno a nivel nacional: un acuerdo entre los socialistas y los emergentes. Rajoy utiliza estos pactos para asegurar que el voto a Rivera no ayuda a frenar a Iglesias.
Es una de las líneas argumentativas del PP en esta campaña: los votos que reciba Mariano Rajoy son los únicos que con toda garantía no facilitarán un Gobierno participado por Podemos. Según esta tesis, Ciudadanos no es de fiar porque a la hora de la verdad intentó un acuerdo con la formación morada en el Congreso y ya unió sus votos a los de Pablo Iglesias en numerosos lugares de España para evitar que gobernaran los populares. En este sentido, los ataques de Albert Rivera a Unidos Podemos no serían más que una pose electoral. Así lo manifestó el director de campaña del PP, Jorge Moragas, el día que presentó la estrategia del partido y así lo ha repetido en numerosas ocasiones el propio Rajoy.
Hace solo unas semanas que Ciudadanos permitió al PSOE hacerse con la alcaldía de Granada y desbancar al PP
“Tiene planteamientos muy respetables en todo caso pero algunas serias contradicciones”, aseguró Moragas hace diez días sobre el líder naranja. E insistió: “Me gustaría en este sentido recordar que fue el señor Rivera el que se sentó con Podemos para buscar un acuerdo, fue el señor Rivera y su partido el que juntó sus votos con otras fuerzas políticas para gobernar capitales o ciudades importantes de nuestro país con Podemos”. Acto seguido, y como ha hecho el candidato del PP en varias ocasiones esta campaña, enumeró la lista de lugares donde C’s se sumó a lo que Génova denomina “pactos de perdedores” para articular alternativas al margen de la fuerza más votada. Algo que contraviene un principio básico de Rivera y que sería la traslación de la “vía Sánchez” a la política local.
Esa situación se ha dado en el último año en numerosas instituciones donde el partido naranja prefirió apoyar un cambio antes que facilitar el gobierno del PP. El último caso ha sido el de Granada, pero, como Rajoy se encarga de recordar con frecuencia, no se trata de un hecho aislado. A ellos se añade el voto de los 40 diputados de Ciudadanos a favor de la investidura de Sánchez como consecuencia de un pacto que podría ser reeditado tras las elecciones del 26-J.
Granada
Hace solo unas semanas que Ciudadanos respaldó la candidatura del socialista Francisco Cuenca a la alcaldía tras dimitir el popular José Torres Hurtado. El partido naranja consideró que los casos de presunta corrupción surgidos en torno a la corporación municipal requerían un cambio liderado por Cuenca al que también se sumaron los ediles de Vamos Granada -plataforma impulsada por Podemos- y el de Izquierda Unida. Menos de un año después de permitir la investidura de Torres Hurtado, C’s cambiaba su criterio amparándose en las sospechas sobre la gestión del PP y subrayando que Podemos no entraba en el gobierno municipal. La maniobra dejó a Génova con el control de solo dos de los 30 principales Ayuntamientos de España.
Torrevieja
En la quinta ciudad más grande de la Comunidad Valenciana fue investido alcalde el año pasado el candidato de Los Verdes -tercera fuerza con cuatro concejales- tras un pacto que unió a toda la oposición contra el PP -once ediles-. Se formó un pentapartito -PSOE, Los Verdes, Sueña Torrevieja, Alternativa Popular de Torrevieja e IU- con apoyo de Ciudadanos, que no entró en el gobierno, y se puso fin a 27 años de hegemonía popular. Rajoy ha elegido este caso como ejemplo paradigmático de los riesgos que entraña, en su opinión, votar a Rivera. En Torrevieja estuvo el primer día de campaña contraponiendo su proyecto al del resto. “Todos saben lo que vamos a hacer, sabemos respetar la voluntad de los electores”, proclamó ante el millar de simpatizantes que acudió a su mitin.
Diputación de Toledo
Es otro de los casos más aludidos por el PP. El acuerdo entre PSOE, Ciudadanos y Ganemos-IU para hacerse con el control de la Diputación toledana en 2015 escoció especialmente a las filas populares, que con doce diputados se erigieron en primera fuerza de la institución. La unión de los once socialistas, el de IU y el de C’s privó al PP del gobierno provincial. El diputado de Ciudadanos, Antonio López, anunció recientemente su dimisión como delegado territorial del partido por desavenencias con la dirección, aunque conserva su puesto en la Diputación y la concejalía en el Ayuntamiento de Illescas.
Torremolinos
En esta localidad malagueña, emblema de la Costa del Sol, perdió el PP en 2015 uno de sus principales feudos de la provincia. Pese a ganar las elecciones municipales por diez puntos y obtener cuatro concejales más que el segundo -once, por los siete del PSOE-, quedó relegado tras un pacto que unió a los socialistas con Costa del Sol Sí Puede, IU y Ciudadanos, que tuvo la llave del gobierno. La hostilidad manifestada en campaña entre populares y naranjas fue determinante para que Rivera diera luz verde a esa operación contra la lista más votada.
Benalmádena
A escasos diez kilómetros se vivió un episodio calcado. Benalmádena acogió un pacto entre PSOE, Ciudadanos, Costa del Sol Sí Puede, IU y Alternativa por Benalmádena para investir alcalde al socialista Víctor Navas. El PP, pese a ser primer fuerza en votos y concejales, se quedó fuera del gobierno municipal que había controlado desde 2012. Moragas lo recordó al presentar la campaña electoral de Rajoy, poniéndolo como ejemplo de la “incoherencia” del partido de Rivera.
San Sebastián de los Reyes
Este municipio madrileño de 85.000 habitantes acogió tras las últimas municipales otro pacto que podría considerarse plasmación a nivel local de la “vía Sánchez”. PSOE, Izquierda Independiente y Ganemos Sanse firmaron un acuerdo de gobierno que fue apoyado por Sí se puede y Ciudadanos e impidió al PP, fuerza más votada, conservar el bastón de mando que había ostentado los últimos ocho años. El portavoz naranja en la localidad, el exciclista Miguel Ángel Martín Perdiguero, celebró el día de la investidura que se hubiera antepuesto “las personas y los programas” al partidismo.
Arganda del Rey
In extremis se rubricó el acuerdo en esta localidad madrileña para impedir una investidura del PP por cuarta legislatura consecutiva. PSOE, Ciudadanos, IU y Arganda Sí Puede unieron sus ediles (14 en total) para alcanzar la mayoría absoluta y superar así a los nueve populares. “Muchos os preguntaréis por qué no gobierna la lista más votada, pero la democracia es rica en opciones aritméticas, aunque algunos partidos no van sobrados de coherencia”, explicó entonces el candidato del PP y exalcalde, Pablo Rodríguez, a los vecinos que asistieron al pleno.
Gandía
Ciudadanos hizo aquí otra excepción al principio de respetar la lista más votada. El comité de pactos que el partido constituyó para supervisar las negociaciones de sus cargos tras las elecciones de mayo de 2015 avaló la decisión del concejal de Gandía (Valencia) de sumarse a PSOE y Compromís para elegir alcaldesa a la socialista Diana Morant. Su voto fue determinante, pues el PP obtuvo doce concejales, el PSOE siete y Compromís cinco.
Aparte de estos, ha habido más casos en que Ciudadanos se ha sumado a pactos articulados por los socialistas y Podemos y otras fuerzas de izquierda, aunque revistan de menos importancia por presentar circunstancias muy particulares que no permiten sacar demasiadas conclusiones. En otras ocasiones, el partido de Rivera ha expulsado del partido a quienes han actuado en contra de las directrices orgánicas para respaldar pactos contra la lista más votada. Ocurrió recientemente en Molina de Segura (Murcia) o el año pasado en Santa Pola (Alicante) y Vilamarxant (Valencia).