Hacía falta, claro que sí.
El mundo es un lugar cada vez más complejo. Haciendo un repaso de memoria tenemos transgénero, genderqueer, agénero, bisexuales, asexuales, homosexuales, heterosexuales, bicuriosos, cisgénero, intersexual, lesbiana, gay, pansexual y gente a la que le gusta el coco [1]. Estas etiquetas pueden combinarse de múltiples formas, así que imagínense qué caos. Qué complicación para las mentes tradicionales, para los señores con mentalidad de pueblo, para los que no han puesto nunca un pie mental fuera de la aldea.
¿Es que nadie piensa en los fachas? ¿Es que a nadie se le ocurre que hace falta romper de vez en cuanto una lanza por el homófobo bifóbico transfóbico tradicional? ¿No tiene nadie en cuenta al pobre señor de palillo en la boca y sol y sombra al salir de misa de doce?
Ningún hombre, hasta ahora, nunca, había dicho la frase “Para cuando un día del hombre”. Bueno, igual alguno lo había dicho. Pero nunca, ninguno, lo había expresado con la rotundidad de carácter y la prestancia de espíritu, con el arresto y el donaire de Don Carles Simarro, portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sóller (Mallorca).
Este excelso prohombre ha propuesto la celebración del «día del machote» y la «semana de la señorita de toda la vida» en contestación a una moción promovida por los grupos Més, PSOE y Guanyem que instaba a hacer visible la diversidad sexual de las personas y garantizar los derechos de lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales y para erradicar la fobia que –sostienen los ilusos– aún existe hacia estos colectivos.
Claro que sí, Don Carles. Claro que sí. Ya era hora que alguien pusiera en negro sobre blanco algo tan imprescindible. Espero que su propuesta se eleve más allá del consistorio y que alcance el Parlamento, que aunque esté en funciones siempre puede sacar un hueco para aprobar tan brillante y trascendental propuesta de tan desfavorecido colectivo.
Yo quiero sumarme también a la tarea, y concretar los posibles actos y disposiciones de sendas jornadas tan señaladas. En la Semana de la Señorita de Toda la Vida, las mujeres deberán llevar la falda hasta los tobillos, jersey de cuello vuelto y rosario colgando de la muñeca. Las celebraciones en las calles –hasta las 8, hora en la que todas las mujeres deberían estar recogidas en sus casas, pues lo contrario es una incitación a la violación– incluirán misas, procesiones, concursos de pastelería y talleres de cocina tradicional, para que las mujeres recuperen ese sabor de siempre. Charlas motivadoras sobre “Sírvele Una Copa a Tu Marido al Volver del Trabajo” y “No te Olvides de Arreglarte y Tener la Casa Lista Antes de Que Él Vuelva” serán obligatorias.
En cuanto al Día del Machote, la joya de la corona de la propuesta de ese héroe de los valores de siempre llamado Carles Soller, deberá incluir emisiones televisivas constantes de fútbol en el que ganará obligatoriamente la Selección Española o el Real Madrid, películas de Jean Claude Van Damme, Stallone y Chuck Norris y un especial de BricoManía eliminando los segmentos donde sale una mujer, que aunque sea vasca y lleve camisa de cuadros se reconoce, a poco que uno se esfuerce, que es hembra por la voz.
Habrá reparto gratuito de tapones de bronce y cintas con chistes de Arévalo en cada esquina. Charlas, cursos, y talleres deberán incluir temáticas como “Empezamos A La Vez, Si No Acabaste Es Tu Problema, Chatina”, “Tu hijo, antes muerto que maricón” y “Cómo Usar Bien La Guía de Teléfonos Para No Dejar Marcas”. Será preceptivo que en cada pueblo y ciudad los vecinos celebren el tradicional apaleamiento, solo que en lugar de culebras como en Springfield deberán salir a cazar a la temible cobra gay, bien protegidos en los tobillos.
Los actos culminarán con una misa solemne oficiada por el Cardenal Arzobispo Cañizares, ofrecida al Altísimo en acción de gracias por librar a España de la lacra de la homosexualidad y todas las etiquetas esas que he dicho arriba, que no voy a repetir, porque al fin y al cabo se resumen en LO QUE NO ES NORMAL, CAGONDIOSHOSTIAPUTAELZAPATEROCUANTOMALHAHECHO, a ser posible esta última frase dicha de corrido sin respirar, pegando un puñetazo en la barra del bar y escupiendo bilis putrefacta a la cara del camarero.
Hacía falta, claro que sí.
Gracias, Carles Simarro.
[1] Lo cual es la única perversión y desviación REAL de todas las etiquetas anteriormente enunciadas.
DISCLAIMER: Este artículo es puro sarcasmo. Gracias de antemano por su comprensión lectora.