¿Cuál fue el nombre de tu primera mascota? Esta es una de esas famosas preguntas que te hace Google a la hora de crear una cuenta. En el caso de que olvides tu contraseña habitual serán Pongo, Nala o Pancho quienes te permitan recuperarla y acceder de nuevo al sitio, siempre y cuando te acuerdes de ellos.
Google acaba de publicar los datos extraídos de un estudio que demuestra que las preguntas de seguridad que realiza el buscador no son tan seguras. Ante cuestiones como ¿Cuál es tu comida favorita? ¿Cuál es el nombre de tu madre? o ¿Cuál fue el nombre de tu primera mascota?, las repuestas que pueden producirse parecen ser bastante evidentes para aquellos que quieran hackear una cuenta, pues en las redes sociales estas informaciones resultan más que accesibles.
Aunque claro, Google también tiene preguntas tales como ¿Cuál es el número de tu tarjeta de la biblioteca? o ¿Cuál es tu número de viajero frecuente de una línea aérea?, que requieren de respuestas más personales y difíciles de averiguar. Sin embargo, en este caso el conocer los datos no solo es un problema para alguien ajeno que quiera acceder a tu cuenta, sino que también puede suponer un inconveniente para el propio usuario. Estas preguntas cuentan con respuestas más complejas y difíciles de recordar, por lo que en muchas ocasiones se recurre a la mentira, se contesta algo que no pueda olvidarse.
De este modo son muchas las preguntas de seguridad que pueden acabar coincidiendo, pues ¿quién no iba a utilizar el “123456” para recordar el número de la tarjeta de la biblioteca, el DNI o incluso el nombre de su primera mascota?
Teniendo en cuenta que las preguntas son o demasiado fáciles de recordar, lo que deja todas las puertas abiertas a aquellos que quieran hacer uso de la cuenta, o demasiado complicadas, tanto que difícilmente alguien podría volver a recuperar el acceso, quizás ha llegado el momento de mirar hacia otras opciones más seguras que nos permitan recordar nuestras contraseñas sin necesidad de contestar a interrogantes a veces estúpidos, a veces imposibles.
Lo ideal en el tema de las contraseñas sería tener una diferente para cada cuenta, que no hubiese relación entre ellas, que contuviesen mayúsculas y minúsculas, números y símbolos, vamos todo un reto tanto para los que presumen de tener buena memoria como para los que necesitan apuntarlo todo en papelitos. Se mire por donde se mire esto sería todo un caos, teniendo en cuenta que, para empezar, una persona normal, de a pie, mínimo ya va a contar con la necesidad de recordar unas 4 o 5 contraseñas (correo, redes sociales, servicios de música online y/o consulta de facturas, entre otras).
Que sea un gestor de contraseñas el que se acuerde de todas tus claves
Los gestores de contraseñas se presentan como una solución ante este problema, pues se encargan de recordar los datos que utilizas para acceder a diferentes sitios de modo que no tengas que estar introduciéndolos constantemente. Es más fácil, más sencillo y seguro, pues muchos de estos gestores ofrecen la posibilidad de cambiar tu contraseña cada cierto tiempo, además de informarte sobre el grado de dificultad que tiene tu encriptación o si es similar o igual a cualquier otra que estés utilizando. Estos gestores de contraseñas se encargan de mantener tus claves a salvo y recordártelas cada vez que sea necesario. Solo necesitarás acordarte de acceder al gestor para poder hacer uso de los demás datos.
Jeff Shiner, CEO de AgileBits, ya dijo en 2014 que la gente por fin parece estar dándose cuenta del error que supone utilizar la misma contraseña para diferentes accesos, señalaba además que “lo más fácil para mantenerse seguro es utilizar un gestor de contraseñas”. Unas declaraciones que hacía tras un robo masivo de datos en EE.UU. a través de Internet.
Y mañana, ¿cómo serán nuestras contraseñas?
Ni preguntas sobre mascotas y comida, ni gestores de contraseñas, parece ser que el futuro de las claves de seguridad podría encontrarse en el reconocimiento biométrico. Nuestra cara, nuestro iris, nuestras manos o nuestra manera de hablar son únicos, por lo que nuestro cuerpo podría convertirse en la mejor contraseña para acceder a nuestros datos. Este sistema de seguridad no es nada nuevo, pues ya son varios los modelos de smartphone que han pisado el mercado con detector de huellas o reconocimiento facial, sin embargo aún queda un largo camino por recorrer para que esta tecnología se aplique a más dispositivos de nuestro día a día.
Desde luego parece un buen método para evitar que otros accedan a tus datos, pero como todo, este sistema también tiene sus inconvenientes. Ante la comodidad que supone no tener que recordar contraseñas, también hay que señalar que el reconocimiento biométrico puede ser algo inseguro, pues se puede realizar una copia de la huella digital de una persona en látex, o aprovechar que se encuentre incosnciente para escanear su retina o su cara. Aunque claro, hay que tener en cuenta que estamos hablando de situaciones en las que la persona actúa en contra de su voluntad.
Imagen | Felipe Hanower en Flickr