Michelle y Robert King, los creadores de The Good Wife, han vuelto a la carga con BrainDead –nada que ver con el clásico del gore Braindead (Inolvidable el título elegido para el mercado español: Tu madre se ha comido a mi perro)–.
Se trata de una serie de ciencia-ficción política que no deja de ser una mezcla de Alpha Dogs, El ala oeste de la Casa Blanca, La invasión de los ultracuerpos o el episodio de Rick&Morty en el que descubrimos a Unity.
En plena campaña electoral a la presidencia, con Hillary y Trump en plena batalla, la caída de un asteroide sobre Rusia, un nuevo cierre gubernamental, la escasa financiación de la ciencia y la típica incompetencia burocrática facilitan que influyentes políticos estadounidenses sean suplantados por una suerte de hormigas robacerebros alienígenas con motivaciones desconocidas.
La serie no llega a la suela de los zapatos a The Good Wife debido a lo enloquecido de su premisa. No, no me refiero al hecho de que los insectos alien invadan la tierra. Eso es casi creíble. Hablo más bien de la extraña idea de que los responsables de relaciones con los votantes de dos senadores estadounidenses de distintos partidos se preocupen de manera genuina y simultanea de los problemas de las personas normales hasta el punto de emplear su tiempo en jugar a los detectives.
Por supuesto, la serie tiene muchos elementos a su favor en el largo plazo y más allá del piloto. Lo primero es el reparto, que cuenta con la quirky girl Mary Elizabeth Winstead, el genio de la comedia Tony Shalhoub y Zach Grenier (David Lee en TGW).
¿Llegará a buen puerto? No está muy claro hacia donde se dirige, pero inicialmente apunta a una serie relativamente cómica con tintes un poco oscuros que nos demostrará las pocas diferencias, o incluso las ventajas, de que en lugar de seres humanos nos gobiernen alienígenas obsesionados con la canción You Might Thing de The Cars. La felicidad de la homegeneidad frente a la complejidad de la diversidad, un clásico de este subgénero de la ciencia-ficción.
No sé si las hormigas políticas de BrainDad conquistarán nuestros corazones además de sus cerebros, pero en la eterna campaña electoral que vivimos en España, si no se convierten nuestros políticos en zombies terminaremos siendo nosotros.