El cine entierra el hacha de guerra… hasta la siguiente batalla

Luces y sombras en la financiación del cine

La lógica se ha impuesto y el Gobierno ha aprobado un nuevo modelo de ayudas a las producción de películas que desterrará la financiación a posteriori. La industria del cine acoge con satisfacción la medida de otorgar las subvenciones a priori, pero tiene dudas sobre el modelo que finalmente se impondrá para elegir los largometrajes que recibirán fondos del Ministerio de Cultura.

En ocasiones, sorprende que algo que funciona mal no se haya cambiado. Especialmente, cuando todo el mundo está de acuerdo en que hay que cambiarlo.

Es lo que sucedía con las ayudas a la producción cinematográfica, que llegaban a los productores más de dos años después de que sus películas se hubieran estrenado. Un sinsentido que llenaba a la industria de incertidumbre y de altos costes financieros para hacer frente a los pagos porque el dinero tardaba en llegar.

A iniciativa del Ministerio de Cultura, capitaneado por José Ignacio Wert, el Gobierno ha aprobado un real decreto ley para cambiar el modelo de financiación de los filmes españoles, con el que se descartan este tipo de ayudas y se sustituyen por subvenciones a priori. Este cambio, según Cultura, busca “adecuar” el sistema de subsidios al ciclo de vida de los proyectos y permitirá disminuir los costes financieros de las películas “en más de un 15%”. Con el consecuente regocijo de los realizadores españoles.

El Ministerio de Cultura ha mantenido conversaciones con el sector durante tres años para cambiar el modelo

“Estamos contentos; este es un nuevo modelo de financiación en el que llevamos trabajando 3 años la Administración y los diferentes actores del sector. Es una estupenda noticia que lo hayamos puesto en marcha”, han indicado a SABEMOS fuentes de la Confederación de productores audiovisuales españoles (Fapae).

Lo que se pretende con este nuevo modelo, según nos ha explicado el productor español Francisco Ramos -responsable de Tres metros sobre el cielo y los últimos títulos de Zipi y Zape en la gran pantalla-, es “acotar el riesgo”, aportar más certeza a los productores y disipar las dudas de bancos, inversores, coproductores “y de todos los compañeros de viaje que tiene una película”.

Todos en la industria celebran el cambio, dado que el sistema anterior “era bastante maquiavélico”, nos han asegurado otras fuentes del sector. “Para las empresas era un engorro porque no tenían claro lo que van a recibir y los gastos financieros que se generaban eran muy altos. Lo lógico es, antes de ponerte a producir, saber si cuentas con ese dinero o no”, han subrayado.

Pero hasta ahí las alabanzas al Gobierno, cuestionado por el sector por algunas medidas como la subida del IVA al cine.

Las dudas

“Que se haya cambiado el sistema está fenomenal, pero lo importante es el dinero que hay para que este sistema funcione y con qué criterio van a elegir los proyectos”, han puntualizado la mismas fuentes. “Si se hace bien y está bien dotado el fondo, es un buen avance. El problema es que en Francia se gastan 700 millones de euros y aquí nos gastamos 30 millones”, han añadido, preocupadas por que el sistema se pueda convertir en un modelo de “café para todos”.

“Uno de los problemas es que hacemos películas sin pensar en el plan comercial”, indican desde Fapae

Para Fapae, es importante “objetivar, que no haya comités” que adjudiquen las subvenciones con criterios subjetivos. Una de las medidas que se está valorando es que los filmes cuenten con “un buen plan de marketing”. “Uno de los problemas es que hacemos películas sin pensar en el plan comercial”, han comentado desde esta organización.

Lo mismo opina el productor Francisco Ramos: “Se debería medir la solidez del plan financiero, del director y del productor, así como la participación de una distribuidora. Son los cuatro puntos más importantes”.

Desde el Ministerio indican que lo que se valorará será: la viabilidad económica y financiera del proyecto; la difusión, distribución y el plan de marketing; la solvencia técnica del beneficiario; la relevancia cultural española y europea; y el carácter innovador del proyecto, así como el impacto socioeconómico de la inversión en España.

Cómo se concreten estos criterios forma parte del trabajo de negociación que tienen por delante Cultura y los interlocutores de la industria, como Fapae.

“Yo creo que una película que está bien fundamentada, bien armada, bien construida, bien ‘parida’ en este momento, va a tener las mismas posibilidades con el nuevo sistema. Creo que las películas con más flaquezas en su diseño de producción, sí que lo van a tener más difícil. El nuevo modelo va a fomentar que el listón se eleve y que las películas tengan que ser más competitivas, más ambiciosas, mejor armadas”, cree Francisco Ramos.

Muchas películas

Durante la intervención posterior al Consejo de Ministros en el que se aprobó el cambio de modelo, Wert afirmó que “se ha producido un número de películas excesivo”, como el charcutero que advierte que el jamón se puede cortar más fino pero el cerdo no puede crecer más porque ya ha pasado por el matadero.

Fapae “no comparte esa premisa”, han aclarado las fuentes de la organización consultadas. “El porcentaje de películas que cuentan con ayudas no son todas, no todas cumplen los requisitos”, han precisado.

Pero no todo el mundo piensa igual.

“A mí que se hagan muchísimas películas no me preocupa, lo que me preocupa es que se hagan muchísimas películas que no se tendrían que hacer. El baremo no estaba puesto en la ambición de la película sino en la capacidad de armar la financiación. Creo que se hacen peliculas para amalgamar subvenciones y derechos, no para unir a los mejores guiones con los mejores directores”, ha concluido Francisco Ramos.

Lo importante es que, pocas o muchas, se sigan filmando películas españolas.

Foto | Flickr – Kenneth Lu

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí