La profecía se cumplió. Y puede ir a peor. La concentración empresarial en el sector de las telecomunicaciones en España era algo inevitable. Los grandes operadores lo justificaban asegurando que se necesita reducir el número de competidores con el fin de aumentar ingresos y mejorar las inversiones. Pero muchas voces alertaban de lo contrario. Ahora quizá tienen razón y, lo que es peor, pone el peligro el trabajo de muchos pequeños operadores que, ante un sector menos competitivo y dinámico, así como una menor regulación en el ámbito móvil, pueden tener problemas.
«¿Cuántas compañías de telecomunicaciones caben en España? Había cinco, luego cuatro y ahora tres, un número que pone de los nervios a cualquier autoridad de competencia. Y estamos viendo subidas de precios desde que son tres compañías. La reflexión para los bancos es la misma». Esta reflexión la hacía el presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), José María Marín Quemada, hace unas semanas en alusión al sector bancario.
Es decir, asume y es consciente de que España ha perdido tensión competitiva en el sector telco. Algo a lo que han dado el visto bueno, igual que la Comisión Europea, a veces tan restrictiva como el caso británico con la venta de O2, pero que en España ha facilitado una subida de precios. Los problemas llegan ahora.
En los últimos años se han dado por buenas las compras de Ono y Jazztel por parte de Vodafone y Orange, respectivamente. Y parece que tampoco habrá problema para que MásMóvil se haga con Yoigo y Pepephone, mutilando del mercado móvil a los actores más activos en la competencia de precios, como ya pasó con Ono y Jazztel en la banda ancha fija.
Menos competencia y ¿menos empleos?
La tormenta perfecta ha tenido lugar en cuestión de semanas. Primero la consolidación de un cuarto operador aglutinando a los OMV más activos en el mercado móvil, como eran MásMóvil y Pepephone, y junto a ellos, Yoigo, otro de los contender habituales. Y para colofón, la propuesta de la CNMC de desregular el mercado móvil y, así, la consecuencia de que los virtuales tengan que buscarse las habichuelas para tener acceso a la red.
En este contexto, la Asociación Nacional de Operadores de Telecomunicaciones y Servicios de Internet (Aotec) ha querido ser muy franca al respecto en dos temas: competencia y futuro de los operadores locales y regionales.
A juicio de Aotec se ha generado un mercado desigual, por un lado un grupo de grandes empresas con gran músculo financiero y que sin embargo han subido sus tarifas para hacer frente a los costes de sus uniones; y por otro, pequeños operadores locales de telecomunicaciones, que en la actualidad son garante de que haya competencia.
La asociación, que defiende los derechos de los pequeños operadores, considera “sorprendente” que la CNMC defendiera autorizar compras como la de DTS (Canal+) por Movistar, o todas las demás, entendiendo que habría muchos operadores perjudicados.
Para ellos el problema es cómo afectará a los operadores locales. Estiman que es un segmento compuesto por unas 1.100 pymes distribuidas por todo el territorio nacional que mueven casi 600 millones de euros y, lo más importe, emplea a más de 7.000 profesionales.
Su éxito (y existencia) se basa en la proximidad al cliente y la posibilidad de ofrecer unos precios ajustados. Ahora bien, si la falta de competencia lleva a que tres operadores acaparen todo el mercado, y las barreras de entrada sean muy complicadas (sobre todo sin regulación móvil [Mercado 15]), el futuro de esas empresas y operadores queda en el aire, pese a la importancia que tiene en las localidades de menos de 50.000 habitantes, por ejemplo.
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