Aunque formalmente las restricciones legales persisten, el nuevo tiempo abierto entre EEUU y Cuba ha tenido como primera consecuencia que las visitas de turistas norteamericanos a la isla se disparen un 36% en lo que va de año.
Barack Obama puso fin el pasado diciembre al último vestigio que quedaba de la Guerra Fría. El presidente de Estados Unidos anunció el inicio de conversaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Gobierno de Cuba. El primer paso, además, para poner fin al régimen de sanciones (embargo, bloqueo… llámenlo como prefieran) que Washington mantiene desde 1961 sobre la isla con el objetivo, malogrado, de acabar con el régimen comunista de los hermanos Castro.
Ambos gobiernos hablan ya de reabrir las viejas embajadas, de trabajar para retirar las sanciones económicas… Y ya ha habido un histórico apretón de manos y una histórica reunión entre Obama y Raúl Castro en la histórica cumbre de las Américas del pasado abril Y las empresas norteamericanas (y de medio mundo, incluida España) insisten en que el nuevo tiempo en que entran las relaciones diplomáticas en Cuba abre todo un mundo de oportunidades de negocio. Ya se verá.
Cuando todavía no han pasado seis meses desde los discursos que ambos dirigentes pronunciaron por televisión anunciando el nuevo escenario, y a la espera de que todas esas expectativas (políticas y económicas) se cumplan, la primera manifestación evidente de que el escenario ha cambiado ha venido de la mano del turismo. Y es que en lo que va de año las visitas de ciudadanos norteamericanos a la isla se han disparado… a pesar de que formalmente las restricciones legales para viajar a Cuba siguen vigentes.
Casi 51.500 turistas en lo que va de año
Entre el 1 de enero y hasta el pasado 9 de mayo, un total de 51.458 turistas estadounidenses visitaron Cuba, lo que supone un fuerte incremento del 36% en relación a los registros del año anterior. Unos datos que han sido publicados por la agencia Associated Press, a la que se los reveló en exclusiva José Luis Perello, profesor de Economía de la Universidad de La Habana.
Del total de viajeros norteamericanos, 38.476 turistas lo hicieron mediante vuelos directos entre Estados Unidos y Cuba, un 32% más que el año pasado. Y otros 12.982 visitantes lo hicieron a través de terceros países, con un incremento del 57% interanual. Los países más utilizados como escala rumbo a la isla son México, Bahamas, Jamaica y las Islas Caimán.
El incremento de los viajes de ciudadanos estadounidenses se produce a pesar de que siguen vigentes las restricciones legales impuestas por Washington. Formalmente, los viajes con fines turísticos están directamente prohibidos. Los traslados sólo están permitidos si se da alguna de la docena de excepciones permitidas por la legislación norteamericana (visita a familiares, una investigación científica, prestar apoyo al pueblo cubano…) y el viajero acredita de manera fehaciente la veracidad del propósito del traslado.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses están levantando la mano con las restricciones y dan facilidades para que los viajes se produzcan. Según varias compañías chárter, los viajeros ahora sólo tienen que acreditar personalmente que cumplen con alguna de las excepciones permitidas y, sin comprobación alguna, pueden embarcar en el avión hacia Cuba.