La primera gran decisión de Mariano Rajoy, tras el varapalo de los comicios del 24-M, no está relacionada con los cambios en el Gobierno ni en el PP. Tampoco tiene que ver con la política de pactos ni con la rebelión de los barones. La primera resolución del presidente del partido consiste en poner orden en su casa: esto es, ordenar el cese inmediato de hostilidades entre la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, tras siete años de máxima rivalidad entre ambas.
Fuentes de la Moncloa cuentan a SABEMOS que el vaso de la paciencia del jefe del Ejecutivo se desbordó a primera hora de la mañana de ayer, cuando pudo leer en la prensa del día una filtración interesada –supuestamente por parte de la facción sorayista– sobre la decisión ya tomada de fulminar a Cospedal. “Rajoy busca ya el relevo de Cospedal ante la presión de sus ministros”, titulaba en páginas interiores el periódico de mayor tirada del país. “El presidente pactará una salida con Cospedal ante las críticas a la dirección del partido”, subtitulaba en primera página el segundo periódico con más ventas.
Desde la mañana varios dirigentes del PP salieron a desmentir la información publicada por esos dos medios. El portavoz del Grupo Popular, Rafael Hernando se afanaba por contar a los periodistas en los pasillos de la Cámara baja que, “salvo que ella diga otra cosa”, Cospedal seguirá en la secretaría general, por lo menos, hasta el próximo congreso del partido, a celebrar en 2016. “Está haciendo un magnífico trabajo”, decía Hernando a quien le quería escuchar.
El instante cumbre de la mañana llegó cuando Soraya Sáenz de Santamaría convocó a los periodistas en el patio interior del Congreso para hacer unas breves declaraciones. Como no es habitual una actuación de este tipo que tenga como protagonista a la número dos del Ejecutivo, la convocatoria provocó sorpresa.
Rodeada de cámaras y micrófonos, la vicepresidenta primera del Gobierno salió a defender a su máxima rival por primera vez desde que en el congreso de Valencia –en junio de 2008-, Cospedal fue elegida número dos del partido. Tres meses antes, Sáenz de Santamaría había sido designada portavoz del PP en el Congreso.
Ayer, cuando fue preguntada si Cospedal debía continuar en su puesto de la calle Génova, la vicepresidenta contestó que la labor del secretario general del PP es “dura, difícil e ingrata” y, por eso, en sus declaraciones no habría “una sola crítica” a la gestión de María Dolores de Cospedal en ese cargo o de sus antecesores.
Llegó el alto el fuego entre ambas
No fueron palabras de elogio –ni mucho menos-, pero de ellas se puede deducir que, de momento, existe un alto el fuego entre ambas, que posiblemente se mantendrá hasta después de las elecciones generales. Ésa es, al menos, la intención del presidente del Gobierno, según le cuentan a SABEMOS las citadas fuentes.
De esta manera, se frena un enfrentamiento que no ha parado de crecer desde que se conocieron los resultados del 24-M. Desde la noche electoral y en conversaciones privadas con periodistas, el bando de la vicepresidenta primera del Gobierno hacía responsable a la secretaria general del batacazo electoral con el argumento de que el aparato de la calle Génova no había sido lo suficientemente contundente en la labor de atajar los escándalos de corrupción en los que se han visto implicados diversos dirigentes del partido.
Además –tal y como publicó ayer SABEMOS- los sorayistas hacían saber su valoración de que la campaña diseñada por Cospedal y su número dos, Carlos Floriano, no había sido buena; los mensajes nunca fueron nítidos; la comunicación, deficiente; y la estrategia de basarlo todo a la recuperación económica no había servido para recuperar al antiguo electorado popular, ahora descontento.