Algo pasa en el Real Madrid

¿Qué pasa en el Real Madrid? No sabemos qué es lo que PASA, pero pasar, PASA. En primer lugar, su juego se ha convertido en algo vulgar, antiestético y de tercera. Testigo fuimos con los italianos de la Juve. El equipo se limitó a bombear pelotas a la olla sin concierto ni orden. Un desastre de organización en el campo, disputas entre los jugadores, sin conductor y ni siquiera con la presencia de un crack capaz de franquear a la escuadra italiana. Todo esto en el club con la plantilla más cara de la historia.

Pero siendo llamativa y grave esta circunstancia, no fue lo que más me llamó la atención. Lo peor era ver al público, a los aficionados. Aburridos, somnolientos y, lo que es peor, resignados a que su equipo del alma se haya convertido en la versión deportiva de los más rancio de este país. Sin derecho a protesta, sin derecho a réplica, sometidos a las decisiones de un presidente igual de aburrido y caciquil que toda la organización que ha creado y que sólo se sostiene en base a circunstancias poco claras. ¿Dónde está ese Madrid de fuerza, de pundonor, organizado y con el corazón en la boca para lo que se necesite? ¿Dónde están esos aficionados que ya una vez largaron a Florentino por lo mismo que estamos viendo desde hace tiempo? Por el aburrimiento, por ver que no se juega, que no se protesta, que no se critica… 

Este país está amordazado, todo está prohibido, nada se permite, todo está restringido en aras de la educación, inexistente, de una sociedad civilizada. Todo para convertirnos en marionetas de las decisiones tomadas por dirigentes indiscutibles con ningún mérito salvo su rancia forma de estar, de vestir, de hablar… En suma, de vivir.

La falta de diversión y el exceso de etiquetas están convirtiendo este país en algo rancio, aburrido y, desde luego, poco apetecible. ¿Dónde anida esa libertad tan cacareada? ¿Dónde ese individualismo hispano? ¿Dónde ese corazón fuerte e indomable?

Todo cambia para no cambiar. Parecía que había llegado un soplo de libertad, de esperanza y de claridad tras estas nuevas elecciones. Pero han bastado unos días en los asientos de poder para que la realidad nos haya devuelto a más de lo mismo: mi sillón, mi prebenda…

Y para colmo de nuestras desgracias, el señor Pérez decidió que el culpable de todo era Ancelotti y, por lo tanto, prefirió retirarlo a costa de las arcas del club, supuestamente en defensa de los aficionados. Y es verdad que estamos más que hartos, pero del señor presidente. Ni el club, ni los jugadores, ni el equipo técnico ni el entrenador han conseguido este año grandes títulos, y ni siquiera un buen partido. ¿La solución? Mandarlos a la calle con los bolsillos repletos. Con toda la admiración y el respeto, eso sí, de un señor que todavía no se ha dado cuenta de que él es el responsable último de haberlos traído, contratado e impuesto. ¿Cuándo se darán cuenta estos pantufleros de traje a medida de que quienes se equivocan son ellos con sus rancias formas, etiquetas y manera de hacer las cosas?

¡¡¡FLORENTINO DIMISIÓN!!!!

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