El equipo de Mariano Rajoy no va a tener vacaciones. Como mucho, unos días sueltos aquí y allá. El objetivo es pasarse todo el mes de agosto negociando, comenzando con la reunión de mañana con Pedro Sánchez.
Da igual la polémica sobre si se ha buscado o no una forma constitucional de escaquearse de la responsabilidad a la que se ha comprometido con el Rey. El objetivo es darlo todo antes de que llegue esa posibilidad.
Según informa El País, Rajoy presentará un documento que incorpora posibles acuerdos en lo que respecta a cinco pactos de Estado, seis grandes prioridades compartidas y 125 puntos de encuentro. El objetivo ha sido que los pactos y los principios mencionados sean casi calcados a los enumerados por Pedro Sánchez tras el comité federal del pasado diciembre, con muchas similitudes con su acuerdo con Ciudadanos, de manera que el socialista tenga difícil no aceptar entrar al detalle.
Incluye, además, importantes guiños a Ciudadanos, como la inclusión de un fondo de capitalización de trabajadores al sistema austriaco, al que los empleados irán aportando y que podrán mover de una empresa a otra, facilitando la movilidad laboral.
Fuentes próximas al presidente popular subrayaron que todas la reticencias hacia una posible investidura con apoyos tienen que ver al miedo del presidente en funciones de que Sánchez utilice un hipotético fracaso para reactivar alternativas. Por otro lado desde el PSOE plantean que es casi imposible tragarse el sapo de apoyar a los populares mediante la abstención ya en la primera votación, y que cualquier posibilidad de que pase algo así tendría que producirse en la segunda, en la que valen más síes que noes.
Mientras tanto, las grandes empresas, muchas de las cuales han visto un desplome de sus resultados durante el primer semestre, por mucho que las previsiones del Gobierno hayan mejorado, coinciden en la necesidad de empezar a poner en marcha la maquinaria gubernamental cuanto antes y desprecian la posibilidad de unas terceras elecciones.
Otra de las grandes presiones para llegar a un acuerdo cuanto antes tiene que ver con el desafío soberanista en Cataluña. La presión para una alianza entre partidos constitucionalistas para plantar cara va a intensificarse durante las próximas semanas.
«Podríamos hacer, ya puestos, que coincidiesen con el 20-D, así ahorramos. ¡Qué ejemplo de sentido común y austeridad!», bromean sin humor desde Moncloa.