Telefónica ante la ‘tormenta perfecta’: inestabilidad política y financiera

Telefónica

La semana pasada el Grupo Telefónica presentó resultados semestrales. El principal titular fue la caída del 42% en sus beneficios, aunque también apuntaló para los incrédulos que mantendrá el dividendo fijado en 0,75 céntimos por acción. Cal y arena. Pero sobre todo, la sensación de que el contexto internacional al que se enfrenta el operador puede ser el más duro de la última década.

Estos diez años han dejado los mercados bursátiles tiritando y el empleo ha sido reacio a la hora de asomar. Aunque todo eso parece la punta del iceberg con el que se puede topar Telefónica en los próximos meses. Según el informe de la auditora EY que acompaña las cuentas del operador, el entorno político y económico; así como el deterioro de los mercados financieros, podrían afectar negativamente al negocio de la compañía.

El informe destaca como un aspecto positivo que Telefónica tenga una amplia presencia internacional. Permite, explica, la diversificación de su actividad tanto por países como diferentes regiones con distintas características. El problema es que esa misma situación expone al operador a distintas legislaciones, así como al entorno político y económico de los países en los que opera.

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Esto conlleva, según el informe, que reciba el impacto directo de los desarrollos adversos en estos países, dado que la mera incertidumbre o posibles variaciones en los tipos de cambio o el riesgo soberano, pueden afectar negativamente, tanto al negocio como la situación financiera o los flujos de caja.

Un caso evidente de esta inestabilidad lo refleja Europa. Estabilidad política se llama el problema. Algunos países se encuentran en procesos electorales, como por ejemplo le puede volver a suceder a España, o también puede darse un posible reavivamiento de la crisis en Grecia. Asimismo, no se puede perder de vista un sector bancario en reestructuración y el impacto de las decisiones que se tomen sobre la unión bancaria europea y sus mercados financieros. Todo eso en el entrañable marco del Brexit, donde Reino Unido prepara su salida de la UE.

Mientras, en Latinoamérica, la situación no es mucho mejor. El informe cita los posibles cambios regulatorios, los movimientos cambiarios abruptos o la eterna sombra de las nacionalizaciones, que dejan a Telefónica ante un escenario en el que permanecer siempre con los ojos bien abiertos.

La situación financiera, clave

Otro aspecto al que Telefónica tendrá que prestar la máxima atención son los recursos financieros que podría necesitar. La mejora de redes o el desarrollo e implantación del plan general estratégico de la compañía y de nuevas tecnologías, así como la renovación de licencias, podrían precisar de una financiación sustancial.

Y no solo eso. El operador debe vigilar una posible disminución de la liquidez, una dificultad en la refinanciación de los vencimientos de la deuda o en la captación de nuevos fondos como deuda o recursos propios, puesto que eso podría obligar a Telefónica a utilizar recursos asignados a inversiones u otros compromisos para el pago de su deuda financiera, lo cual podría tener un efecto negativo en los negocios del Grupo.

El contrapeso de Telefónica

Todos los escenarios dibujados son los que plantea EY en su informe auditor. Ahora entra en juego la pericia de Telefónica para sortearlos. Muchos de ellos son totalmente externos y no podrá hacer nada. Con otros, tendrá que alargar reuniones del departamento financiero para poner la tirita antes de que suceda el corte.

No obstante, tal y como situaron diversos analistas tras la presentación de resultados, también hay una serie de escenarios que sitúan al operador azul ante buenas expectativas. Según los expertos de Citi, el gran titular de la jornada tuvo que ver con el dividendo, puesto que antes de la presentación de resultados se estaba cuestionando que, finalmente, hubiera un recorte dicho dividendo.

Por su parte, desde Kepler Cheuvreux, aseguraban que el grupo vuelve a generar flujo de caja operativo y el CapEx ha llegado a su máximo. Sostienen que esto son buenas noticias para el desapalancamiento y el dividendo por acción. Además, añaden que con los tipos de cambio a favor, en el segundo semestre mejorará el flujo de caja operativo reportado, por lo que la preocupación sobre la deuda y el dividendo debería ser menor.

Cal y arena para el gigante de las telecomunicaciones.

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