La compraventa de viviendas durante la primera mitad del año se ha disparado un 16,4% hasta sobrepasar las 200.000 operaciones. La demanda crece, los precios suben y hasta el número de permisos para obra nueva que se conceden ha aumentado; de la recuperación del ladrillo se está pasando a la euforia en el sector inmobiliario.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre enero y junio de este año se han registrado 207.600 operaciones de compraventa de viviendas, un avance significativo frente a las 178.350 que se produjeron durante los primeros seis meses de 2015. Se trata de unos datos que se alejan de la tónica depresiva del mercado inmobiliario tras el pinchazo de la burbuja del año 2008.
Tan sólo en junio, la tasadora Tinsa calcula que la compraventa de viviendas ha subido un 20,5% con respecto al mismo mes del año anterior. Por otro lado, los visados de obra nueva se han disparado también un 79,5% en mayo, en términos interanuales, según Tinsa. Además, el índice de precios que calcula mensualmente esta compañía ha subido un 1,6% en lo que va de año. Todo invita al optimismo.
Sin embargo, la evolución todavía es desigual. La venta de casas nuevas ha descendido un 2,5% hasta junio, lo que se ha visto compensado por el incremento del 22,2% en el intercambio de vivienda usada, de acuerdo con el INE.
Por otro lado, el mayor incremento de precios se aprecia en las grandes ciudades (1% más que en junio del año pasado) y en los archipiélagos de Canarias y Baleares (1,7%), mientras que en las áreas metropolitanas y la costa mediterránea el avance es muy modesto (0,3%) y en el resto de poblaciones hay un retroceso del 1,4%, según Tinsa.
Eso implica que la reactivación del interés por el ladrillo es bastante desigual, dado que todavía están atravesando correcciones de precios las zonas en las que se generalizó el boom sin una demanda que lo sostuviera.
Pese a las desigualdades, los datos apuntan a un nuevo auge del sector inmobiliario y todos los vientos económicos son de cola.
Los tipos de interés en mínimos históricos invitan a los consumidores a firmar nuevas hipotecas, dado que el coste de estos créditos se ha hundido. Los intereses que se abonan son tan bajos que la contratación de nuevas hipotecas está creciendo al 25% en el caso de BBVA, un fenómeno en el que cada vez cobra más protagonismo el tipo de interés fijo, con el que los usuarios se protegen de futuras subidas de los tipos.
Por otro lado, los visados para la construcción de viviendas todavía no se acercan a los niveles anteriores a la crisis, lo que provoca un aumento de los precios por escasez de stock ante la reactivación de la demanda.
Porque los consumidores quieren cada vez más pisos. Según Bankinter, la demanda de viviendas va a crecer un 10% en 2016, mientras que los precios subirán entre un 3% y un 5%. Ocho años después, las aguas han vuelto a su cauce y el inmobiliario vuelve a ser un sector boyante y prometedor.
Foto: Flickr – Stefan Eldeby