Los partidos de Rajoy y Rivera esperan cerrar el viernes un acuerdo de mínimos para que el presidente sume el apoyo de 169-170 diputados en la investidura. El PP asumirá propuestas emblemáticas de la formación naranja e intensificará la campaña de presión sobre un PSOE que se mantiene firme en el ‘no’.
PP y Ciudadanos aceleran hacia el pacto de investidura que, salvo giro imprevisto de los acontecimientos, el Congreso rechazará la semana que viene. Los equipos negociadores de ambos partidos celebran este lunes su segunda reunión con el objetivo de cerrar los primeros acuerdos sectoriales. Tras la cita del viernes, donde se acordó la metodología a seguir y se intercambiaron los primeros documentos, los contactos se han mantenido a lo largo de todo el fin de semana y llega el momento de detallar los espacios comunes encontrados. La formación emergente ha trasladado más de un centenar de reivindicaciones y de cuántas sean parcial o totalmente aceptadas dependerá el sentido de su voto.
El equipo de Mariano Rajoy aseguró el viernes que se guiará por la “generosidad” para intentar articular “un gran acuerdo, un acuerdo para un pacto de investidura que desearíamos pudiera convertirse en un pacto de gobierno”. Lo declaró el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, que aunque ha quedado fuera de la negociación está en contacto permanente tanto con los interlocutores habilitados por el PP como con la presidencia del Gobierno. Adelantaba así Hernando el anhelo de su partido ante este proceso: que el entendimiento concluyera con Rivera convertido en socio estable. Cosa que C’s no se plantea, porque solo quiere llegar a un pacto de mínimos para la investidura, no para toda la legislatura. Una cosa y otra servirían de poco, en cualquier caso, si el resto de fuerzas mantiene su postura de votar en contra de Rajoy.
La ‘mochila austriaca’, el complemento salarial garantizado y un gran pacto por la educación están encima de la mesa
La buena disposición prometida por el PP se reflejará en concesiones muy concretas y simbólicas. Ciudadanos verá aceptadas buena parte de sus propuestas, explican fuentes del grupo parlamentario popular, “como corresponde a un proceso de estas características”. Banderas clásicas del partido naranja, como la supresión de los aforamientos políticos o la reforma de la ley electoral, ya han sido asumidas en el pacto anticorrupción que Rivera exigió firmar antes de sentarse a la mesa. Ahora es el momento de abordar otras más difíciles de encajar por el PP, como la eliminación del Senado o de las Diputaciones, donde es probable que se adopten medidas intermedias porque C’s no impondrá “líneas rojas”, tal y como garantizó su portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta.
Más desbrozado está el camino en materia económica, donde los contactos entre Luis de Guindos y Luis Garicano hacen pensar en el PP que el ‘sí’ de los diputados naranjas al techo de gasto y los Presupuestos está prácticamente garantizado en caso de éxito en la investidura. En mercado laboral, política social y educación, los de Rajoy harán importantes concesiones. Revisar la última reforma laboral, incorporar propuestas de Ciudadanos como la mochila austriaca y negociar sobre otras como el “complemento salarial garantizado” o reducir los modelos de contratación serán algunos guiños que los populares realicen a lo largo de esta semana. El objetivo es cerrar el acuerdo este viernes.
Superar la LOMCE
El PP está dispuesto también a impulsar el gran pacto por la educación que Rivera viene reclamando desde que comenzó la expansión de su proyecto a nivel nacional. Es algo a lo que Rajoy ya se ha comprometido, remarcan fuentes internas, y no habrá problema en explorar un nuevo acuerdo en “educación y ciencia” con el resto de partidos, agentes sociales y colectivos del sector. Lo que no se hará es proponer la derogación de la LOMCE, sino superarla con ese nuevo pacto. C’s está de acuerdo en eso, como demostró en la legislatura fallida, donde no votó a favor de una iniciativa del PSOE para tumbar la Ley Wert porque no incluía la articulación de una alternativa.
El PP cree que el aumento de ingresos provocado por la recuperación económica permite incrementar ahora el gasto social
Las políticas sociales son probablemente el aspecto que más ha desgastado al Gobierno Rajoy. La oposición lleva años denunciando los ajustes presupuestarios que a su juicio han deteriorado servicios como la dependencia, la cobertura a desempleados, la lucha contra la violencia de género, las prestaciones sanitarias o el poder adquisitivo de los pensionistas. El PP está dispuesto ahora a aumentar las partidas presupuestarias destinadas a financiar todo eso -consideran que la recuperación económica y el aumento de los ingresos lo hacen ahora posible-, así como a impulsar un pacto contra la violencia de género y adoptar un plan de lucha contra la pobreza al estilo del que PSOE y Ciudadanos incluyeron en su acuerdo de febrero.
Rivera rescatará algunas de las medidas incluidas en aquel amplio documento, que no pudo ser desarrollado porque Podemos y PP se negaron a negociar sobre él y rechazaron la investidura de Pedro Sánchez. El partido naranja ve recuperable parte de él, y el PP también ha indicado que estaría dispuesto a hacer suyas muchas de esas propuestas. Es un modo de encontrar puntos intermedios entre el partido de Rajoy y el de Rivera pero también de incrementar la presión sobre un Sánchez que hace cinco meses pedía en el Congreso el voto a favor de ese programa.