El grupo vasco Euskaltel, que desde su salida a Bolsa se ha dejado más del 26% en el parqué, y que no acaba de encontrar su camino, con notables broncas en el consejo de administración y la indignación casi permanente de unos fondos de capital privado que lamentan el exceso de politización en la compañía, ha dado un paso para ampliar su actividad fuera de su terreno natural de actuación, con la negociación de un acuerdo de compartición de fibra con Orange.
En su intervención en el 30 Encuentro de las Telecomunicaciones de Santander, organizado por Ametic y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el CEO de la filial española de Orange, Laurent Paillasot, confirmó que su compañía sigue embarcada en el negocio de la coinversión más allá de sus acuerdos ya vigentes con MásMóvil y con Vodafone, y resaltó que está abierto a nuevos acuerdos.
Pues bien, fuentes próximas a las negociaciones confirmaron a SABEMOS que Euskaltel es la compañía que está hablando con los franceses para llevar a cabo despliegues en zonas no tradicionales de los vascos, pero sobre las que ejercen influencia, como Navarra, La Rioja y Cantabria.
El movimiento tiene sentido para ampliar la huella de la compañía, tras la compra de R y mientras se resuelve el futuro de la consolidación del cable del norte.
De tener éxito, quizá puedan calmar una temporada a los fondos de inversión, que no están nada contentos de una serie de decisiones tomadas por la cúpula del operador por motivos mucho más políticos que económicos, como el relevo de su consejero delegado, Fernando Ojeda; y la toma de control por parte del presidente, Alberto García Erauzkin, quien ha fichado un consejero delegado donostiarra y, presumiblemente, más dispuesto a seguir sus dictados, mucho más orientados a satisfacer las pulsiones nacionalistas del grupo que el puro interés empresarial.