Ni tu teléfono tiene tanta memoria interna como piensas, ni sus fotografías son mejores por tener una cámara con más megapíxeles, ni su batería va a durar 10 horas mientras lo tengas (con el tiempo a duras penas soportará las 2 horas lejos de un cargador).
Es excitante poder pararse a comprar un smartphone, sentarse y mirar todos esos terminales llenos de características que tanto pueden llamar tu atención para después decidir cuál es el mejor para ti. Tú te mereces lo mejor, y ya que te pones a elegir pues te quedas con el teléfono que cuenta con más memoria, más batería y más megapíxeles. Total, más es mejor, o eso dicen. Aunque eso sí, siempre ajustándose a un presupuesto (el que se tenga que ajustar).
Después de esto, de tener en tus manos el que crees que es el más completo smartphone del mercado, el que mejores prestaciones te ofrece, te das cuenta de que esto no es así, no por el hecho de que puedan existir teléfonos de mayor gama con más memoria, batería y megapíxeles, sino por haber sido engañado.
¿He perdido la memoria?
No, tu teléfono no pierde la memoria durante el corto periodo de tiempo que va desde que miras la caja para asegurarte de que el teléfono que has comprado es el modelo de 16 GB hasta que lo enciendes y compruebas que realmente tan solo tienes 8 GB libres.
¿Qué ha pasado? Muy sencillo, la memoria de almacenamiento que se encuentra a nuestra disposición nunca se corresponde con la que marcan las especificaciones del smartphone. ¿El motivo? Que en esta memoria interna deben albergarse archivos propios del sistema operativo así como aplicaciones que vienen preinstaladas y que atienden a la personalización y características propias del teléfono.
Esto ocurre con todos los smartphones, aunque mientras que lo más normal es que perdamos un 25 o 30% del espacio, nos encontramos con modelos como el Samsung Galaxy S4 en el que este porcentaje llega al 50%. Quizás si contamos con la versión de 32 GB no nos importe mucho que 8 GB estén dedicados íntegramente a aplicaciones y archivos propios, pero en el caso del modelo de 16 GB sí puede suponer un verdadero problema que la mitad de nuestra memoria desaparezca con tan solo poner en funcionamiento el dispositivo.
Podríamos señalar otros smartphones que también ocupan espacio de la memoria interna, algo que deja al usuario con menos espacio del esperado. Así, teniendo en cuenta que hablamos de modelos de 16 GB nos encontramos con el LG G2 y el HTC One Mini que dejan libres unos 10 GB, el Sony Xperia Z1 que libera algo más de 11 GB, y los iPhone 5C y 5S, que junto al Nexus 5 presentan una memoria interna real de cerca de 13 GB (solo 3 GB serían destinados a aplicaciones y servicios propios). Pero también hay que prestar atención a que estos tres últimos modelos, los que mayor espacio prestan al usuario, no cuentan con ranura para tarjeta de memoria.
¿Mis 16 megapíxeles son mejores que tus 8 megapíxeles?
Un gran error es creer que a más megapíxeles mayor calidad de imagen. Las cámaras de los smartphones no solo dependen de estos megapíxeles, pues no podemos olvidar que tanto la lente como el sensor de la cámara son muy importantes a la hora de determinar el resultado de la fotografía, por lo que unos simples números no son suficientes para poder señalar si una cámara de 16 Mpx es mejor que una de 8 Mpx.
La cantidad de megapíxeles ha servido para vender smartphones, así por ejemplo llegamos hasta el Nokia Lumia 1020 que nos ofrecía hasta 41 Mpx, algo verdaderamente útil si nuestra intención es sacar una imagen a un gran tamaño, mientras que si lo que buscamos es realizar una fotografía que podamos imprimir a tamaño normal, con 7 Mpx tendremos más que suficiente.
Lo importante no son los megapíxeles, sino el tamaño del sensor
Es la calidad del sensor la que verdaderamente puede ayudarnos a sacar una mejor o peor imagen ya que es el encargado de captar la luz, de determinar el tamaño de la fotografía, la resolución y la profundidad de campo, entre otras funciones. Realmente la calidad de la imagen depende del tamaño de sensor, del número de píxeles que encontramos en él y de las dimensiones de esos píxeles.
Sin embargo no todos los fabricantes ofrecen datos sobre el tamaño de su sensor. Entre los que sí lo hacen, destacar a Apple y HTC: el iPhone 6 resalta por su cámara con píxeles de 1,5 micrones y una apertura de f/2.2, mientras que la cámara del HTC One M9 cuenta con un sensor BSI fabricado por Toshiba de 20.7MP con píxeles de 1.12 micrones y una apertura f/2.2.
¿Hoy cuánto va a durarme la batería?
Los miliamperios por hora (mAh) marcan la capacidad de tu batería. Si nos fijamos en smartphones como el iPhone 6, nos encontramos con una batería de 1.810 mAh que daría para unas 14 horas de conversación o unas 11 horas de uso de Internet con Wi-Fi, del mismo modo que el Samsung Galaxy S6 con una batería de 2.550 mAh ofrecería hasta 17 horas de autonomía en conversación y hasta 12 horas con conexión Wi-Fi. Desde luego son muchas horas.
Sin embargo, a pesar de que pueda parecernos fantástico poder estar utilizando nuestro teléfono durante 10 horas, lo cierto es que rara vez podemos hacer este sueño realidad, pues ya no es solo estar conectado al Wi-Fi, también hay que tener en cuenta que las aplicaciones, el 4G y hasta el brillo de la pantalla consumen batería.
Las antiguas baterías de níquel además tenían el problema de sufrir el ‘efecto memoria’, por lo que era aconsejable hacer cargas completas del dispositivo. Hoy en día las baterías no tienen ese problema, pueden cargarse en cualquier momento sin tener que esperar a que se descarguen completamente.
Es cierto que nos hemos olvidado del ‘efecto memoria’, pero lo que nos queda es la obsolescencia programada que determina que después de un determinado número de cargas tu teléfono comienza a perder capacidad. El límite se sitúa en torno a las 1000 recargas, que se corresponderían con unos 3 años, tras los cuales el dispositivo comenzaría a contar con menor carga.
Por esto, un smartphone que en un principio tiene una batería que dura hasta 10 horas puede acabar convirtiendose en un móvil que difícilmente pueda permanecer encendido 2 o 3 horas lejos de un cargador.
Imagen | Jon Fingas en Flickr