El hecho de que algunas aerolíneas hayan decidido imponer restricciones al Samsung Galaxy Note 7 debido a los incendios producidos en algunos terminales, y la polémica que ha rodeado a su dispositivo estrella, ha complicado aún más el difícil mes de septiembre del coloso coreano.
Para evitar que los nuevos dispositivos sean sometidos a algún tipo de discriminación, una vez que estén en el mercado, a final de mes, la empresa está trabajando en introducir un sistema para marcar los nuevos teléfonos y que estos se distingan de forma clara de los anteriores.
«Podría ser algún tipo de pegatina, pero aún no se ha tomado una decisión definitiva», subrayan fuentes del entorno de la compañía.
En España, pese a que Iberia se ha subido al tren de los obstáculos a embarcar con un Note 7 encendido, lo cierto es que el proceso de sustitución ha sido más fácil que en otros países.
Ha habido que rescatar, únicamente, un número indeterminado de unidades de la preventa, las que tenían los responsables comerciales y las muestras que se mueven en el canal de distribución y las unidades de prueba que la compañía presta a la prensa. En todos estos canales, la compañía está haciendo lo imposible por adelantar los plazos y conseguir recuperar todos los dispositivos.
En España, en todo caso, aún no se ha hecho público ningún caso de incendio del terminal.
Otro paso que ha dado la compañía es introducir una actualización del software que impide que las unidades en el mercado puedan cargar por encima del 60%, lo que según sus ingenieros impedirá nuevos problemas.
La compañía trabaja a toda velocidad para resolver el problema y recuperar todos los dispositivos, para evitar casos como el del niño de 6 años que sufrió quemaduras mientras veía vídeos, o el del todoterreno que se prendió fuego mientras el dispositivo cargaba en el mechero del coche. En todo caso, y pese a toda la información que ha circulado al respecto, sigue habiendo gente que, con toda la información disponible, y pese a que en breve recibirá el de sustitución, no entrega su terminal. A partir de cierto punto, ¿de quién es la responsabilidad?