Desde el Gobierno se niega que vaya a haber ningún rescate, mientras el presidente de la entidad en apuros asegura que “la situación es mejor de lo que se percibe desde fuera”. Aunque suene calcada a la caída de Bankia, esta historia es la del Deutsche Bank, cuya cotización en la bolsa ha llegado a retroceder esta semana hasta niveles nunca vistos desde principios de los 90’.
Ni siquiera la crisis de 2008 le golpeó tan duramente porque, claro, el Deutsche Bank era un banco inquebrantable. Su solvencia estaba fuera de toda duda, como la entereza económica del país que siempre ha sido y será el motor de Europa: Alemania. Nada tenían que ver los aseados bancos teutones con los de los PIGS (Portugal, Ireland, Greece y Spain, cuyo acrónimo quiere decir en inglés «cerdos»), marranos que se revolcaban en un lodazal de activos tóxicos.
Y sin embargo allí está el Deutsche Bank, con sus acciones cotizando a menos de 11 euros mientras hace un año pugnaban por alcanzar los 28 euros.
Los mercados llevan desde el año pasado castigando con fuerza a la entidad en bolsa por una sencilla razón: no se tragan su solvencia. Al Deutsche Bank le hace falta más capital, creen, y la mera duda sobre su liquidez desata la tempestad.
“La banca europea en general, y la italiana y la alemana en particular, está muy tocada”, explica a SABEMOS el director del área del Sector Financiero de IE Business School y profesor del IE, Manuel Romera. Sobre el sector se cierne una tormenta perfecta que combina los bajos tipos de interés, que erosionan los márgenes financieros, y los altos requerimientos de capital por parte de los reguladores.
Si a estos males endémicos se les suma la falta de liquidez que necesita el Deutsche Bank para recomprar su deuda estructurada, añade Romera, el desastre se puede adivinar.
Una de las enfermedades que tiene el Deutsche Bank es la de los bonos convertibles contingentes, también conocidos como CoCos, que actúan como deuda cuando las cosas van bien pero pueden ser transformados en capital si la entidad se ve en apuros y lo necesita. Para Romera, los CoCos en apariencia tienen lo mejor de la deuda y el capital hasta que las cartas vienen mal dadas, cuando ya es demasiado tarde para darse cuenta de que tienen lo peor de cada mundo.
Pero más allá de las particularidades de la estructura de capital del Deutsche Bank, que comparte con muchos otros súper bancos de la Eurozona, hay una verdad superior: la banca alemana no está para echar cohetes. Si el DB se ha dejado un 53% en bolsa en lo que va de año, matiza Romera, el resto de entidades del país estarán cayendo un 50% también.
“Cuando se pasa una crisis como la del año 2008, eso trae como consecuencia unos problemas. Y en Alemania no se quiso ver el problema de solvencia de sus cajas”, critica el profesor del IE.
Desde luego, a la canciller alemana, Angela Merkel, no le saldría nada rentable inyectar dinero en sus propios bancos después de denostar la falta de disciplina de los países periféricos, de esos PIGS. Sería como reconocer que el olor que se respiraba en Alemania no venía sólo de las ciénagas del sur sino también de sus propias cloacas financieras. Por eso el Ejecutivo germano afirma que no va a rescatar al Deutsche Bank.
Tanto da; de hecho, toda la banca de la Eurozona ya está siendo rescatada. No se le puede llamar de otra forma al programa de compra de deuda corporativa puesto en marcha por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
Mejor que se le rescate al Deutsche Bank, dice Romera. “¿Qué vamos a hacer, dejarle caer? Sería un espectáculo de locos, una locura absoluta”. No hay que engañarse: el efecto contagio sería “absolutamente seguro”, según este economista.
“No creo que eso vaya a ocurrir ahora. Lo que creo es que llegará una ayuda”, vaticina Manuel Romera. Las dudas sobre la solvencia de un banco pueden conducir a su insolvencia, explica el economista, y una mala portada del Financial Times puede conducir a una fuga de depósitos como la del crack del 29’. Ni Merkel ni Draghi permitirían nada similar.
Una crisis agrandada
La debacle bursátil del Deutsche Bank se ha visto agravada después de que el Departamento de Justicia (DoJ) de Estados Unidos planteara una multa de 14.000 millones de dólares por el papel que jugó la entidad teutona en la crisis financiera de 2008, ligada a las hipotecas subprime o tóxicas. Se da la circunstancia de que esos 14.000 millones de dólares (algo más de 12.000 millones de euros) se parecen mucho a los 14.500 millones de euros de capitalización bursátil del DB a su precio actual.
La entidad ha conseguido respirar gracias a la publicación de informaciones que apuntaban a un acuerdo entre el Deutsche y el DoJ para reducir el importe de la sanción a 5.400 millones de dólares (4.830 millones de euros). Gracias a las buenas noticias, el DB consiguió finalizar la sesión del viernes con una subida de más del 6% en bolsa, después fe tocar su mínimo histórico tras caer un 8% en la misma jornada.
Foto: Deutsche bank