La filial de Uber en Francia tendrá que pagar 1,2 millones de euros a la Unión Nacional de Taxis (UNT) por hacer algo que sólo puede hacer un taxista. Salir a la calle a buscar clientes que no tienen reserva.
Sus coches no son taxis, por lo que no pueden hacer ni dar tal servicio. Este es el motivo de la condena a Uber en Francia por dar a entender a sus conductores que podían realizar tales prácticas. Así, el Tribunal de Apelación de París confirmó así una sentencia en primera instancia del 27 de enero pasado, donde los jueces recordaban que los vehículos de Uber no podían estacionar en la calle a la espera de nuevos clientes. Una actividad que sólo pueden llevar a cabo los taxistas.
La UNT presentó la denuncia contra Uber donde manifestaba que la empresa no dejaba claras a sus empleados las normas a seguir con sus coches. Donde les comunicaba la posibilidad de poder aparcar con la intención de captar personas que quisieran utilizar los servicios de la compañía sin previa reserva.
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En diciembre de 2014, el Tribunal de Comercio ya había instado a la filial francesa de la compañía estadounidense a que retirara cualquier mensaje que presentara como lícita «el hecho de detenerse, aparcar o circular» por la vía pública «en espera de clientes sin ser titulares de una autorización reservada a los taxis», tal y como publica Efe.
Pero a comienzos de 2015, el Tribunal de Gran Instancia de París consideró que no solo se mantenía en el incumplimiento de estas normas. Sino que animaba a sus chóferes a estacionar sus coches en puntos donde había una gran demanda de taxis.
Alain Griset, presidente de la UNT, se felicitó en un comunicado al mismo tiempo que recordaba la movilización de la organización que desde el 2014 «multiplica los recursos contra la multinacional Uber para que cese la organización por el gigante estadounidense de los taxis clandestinos«.