La pregunta del referéndum era lo de menos, aunque la decisión de liquidar el bicameralismo habría tenido mucha trascendencia para la vida legislativa de Italia. La consulta electoral celebrada este domingo en el país transalpino era, en última instancia, una moción de confianza sobre el hasta entonces primer ministro, Matteo Renzi. Una vez que ha dimitido tras fracasar en el plebiscito, las dudas sobre la política y la economía italiana se recrudecen. La palabra prohibida, «rescate», se cierne de nuevo sobre Europa.
La banca va a echar de menos a Renzi. El exprimer ministro defendía una posición quimérica: inyectar dinero público en las entidades italianas en problemas sin que eso constituyera un rescate. Tal malabarismo ahuyentaría a la troika y eximiría a la nación de todo compromiso con objetivos de déficit y de gasto público, unos límites que sí han tenido que asumir los países rescatados como Irlanda, Portugal, Grecia y España.
Como es obvio, ni en Bruselas -sede de la burocracia de la UE- ni en Fráncfort -sede de la burocracia monetaria del Banco Central Europeo (BCE)- se achantaron ante el órdago de Renzi. Así que con el líder italiano fuera de juego hay más opciones de que se imponga la vía del rescate bancario.
Porque si algo ha quedado claro en 2016 es que Italia necesita un rescate. El último test de estrés llevado a cabo a instancias del BCE reveló un agujero de capital de 5.000 millones de euros en el balance de Monte dei Paschi di Siena (MPS), una entidad con un 35% de préstamos de dudoso cobro –non performing loans-. Renzi no ha hecho más que posponer el debate sobre cómo salvar a esta entidad, una maniobra temeraria para un problema que no admite más dilación. Tan inevitable es el rescate que hasta el propio Ejecutivo de Renzi estaba ya, según el Corriere della Sera, en conversaciones con la Comisión Europea para cerrar el programa de inyección de capital en MPS.
El rescate del Monte dei Paschi podría ser la primera ficha del dominó en caer para sacar a la banca italiana de su calvario. Otras entidades como Unicredit, Intesa Sanpaolo y Banco Popolare también tienen una ratio de NPLs por encima del 15%.
Una banca con carencias
El sistema bancario italiano tiene una exposición a los créditos dudosos que, de media, se sitúa en el 18%, de acuerdo con la London School of Economics. Por lo tanto, algunas de las principales entidades del país conviven con la presión de tener que deshacerse de estos activos a toda costa y de ampliar sus capitales. Monte dei Paschi es para estas firmas un globo sonda.
“El fracaso de MPS reduciría drásticamente las posibilidades de ampliaciones de capital en otros bancos italianos como UniCredit, Carige y puede que Veneto Banca y Popolare di Vicenza. Se espera que estas entidades pidan más de 10.000 millones en capital nuevo y que vendan grandes tramos de NPLs en los próximos meses”, indican los expertos del LSE Lorenzo Codogno y Mara Monti. “Los planes de reestructuración de MPS podrían convertirse en el catalizador de una crisis bancaria completa si fracasan o podrían acelerar su solución si van bien. Y esto depende en parte de un escenario político estable”, concluyen.
Salida a la chipriota
La única solución que se ha planteado hasta la fecha para la complicada situación que atraviesa Monte dei Paschi es una conversión de deuda en acciones de la compañía. MPS ha conseguido seducir a los tenedores de 1.000 millones de euros en bonos de la entidad para que hagan el cambio y mejoren la posición de capital del banco.
Ya ‘sólo’ quedan otros 4.000 millones. Pero además MPS tiene que sanear su balance, para lo que ha comenzado un plan para titulizar 27.700 millones de euros en créditos dudosos. Muchos dudan de que la entidad tenga el suficiente margen de maniobra como para encontrar una salida que se ajuste al normal funcionamiento de los mercados, por lo que la solución del rescate se antoja como la más viable si no se quiere hundir el banco. Y allí comienzan los debates.
Nadie quiere ni oír hablar de un rescate como el que han vivido Grecia, Irlanda, Portugal o España. Ni los políticos y los electores italianos ni tampoco el BCE, cansado de inyectar dinero público en bancos irresponsables que se aprovecharon de ser demasiado grandes para caer. Las autoridades europeas ya descartaron este tipo de operaciones en sus últimas intervenciones en los sistemas bancarios de otros socios comunitarios.
La conversión de deuda en capital emprendida por Monte dei Paschi apunta a una salida bien diferente, en la que los inversores tienen que arrimar el hombro. Esta medida va por el camino del “rescate a la chipriota”, que se culminó sin inyección de capital por parte de los contribuyentes europeos en 2013. El denominado como “bail-in” es un mecanismo que impone pérdidas a los acreedores de las entidades, frente al “bail-out” que socializa sus agujeros de capital y requiere la inyección de dinero público.
Sin embargo, el “bail-in” también tiene sus contraindicaciones. En Chipre los depósitos se garantizaron hasta los 100.000 euros pero los clientes tuvieron que asumir quitas de casi el 50% en los tramos superiores a ese límite. En Italia no gusta esa idea.
Una alternativa “de cinco estrellas”
En el referéndum de este domingo, Renzi tenía en contra a todo el arco parlamentario e incluso a parte de su propio partido. Más que una victoria de una formación en concreto, el resultado electoral ha sido la derrota del primer ministro. No obstante, al Movimiento Cinco Estrellas le ha faltado tiempo para ungirse como portavoz de los descontentos con Matteo Renzi y como gran ganador de la cita con las urnas.
Esta formación, habitualmente acusada de sostener un argumentario populista, ya ha dejado bien claro lo que quiere para la banca en otras ocasiones. El líder del Movimiento Cinco Estrellas, el cómico Beppe Grillo, defiende la nacionalización de los bancos italianos y la salida de Italia del Euro. Además, el portavoz parlamentario del partido, Luigi Di Maio, ha adelantado que la formación se opondrá a cualquier “bail-in” que implique pérdidas para los depositarios y para los tenedores de deuda junior.
Matteo Renzi ha dejado su cargo, así que ya no hay nadie al frente del Gobierno que frene el rescate de Monte dei Paschi. Tras su partida sólo cabe el rescate o la nacionalización de la entidad, que no sería más que otro tipo de rescate, a fin de cuentas.
Foto: Efe