Desde su nacimiento, la red social Twitter no ha dejado de perder dinero. En su último ejercicio, en 2016, la cantidad ha ascendido hasta los 457 millones. Pero su CEO, Jack Dorsey, hace un llamamiento a la calma y asegura que su influencia sigue en aumento.
Durante 2016 Twitter tuvo con luces de neón un cartel de «se vende». Nada cuajó, y por el momento toca seguir adelante con su verdadero trauma: los números. Y de nuevo vuelven a ser poco llamativos. En concreto, la red social cerró el pasado año con unas pérdidas netas de 457 millones de dólares después de casi duplicar los números rojos en el último trimestre del ejercicio.
Twitter detalló en un comunicado que en el conjunto de 2016 logró facturar 2.530 millones de dólares, un aumento del 14% respecto a los 2.218 millones de dólares que ingresó en el ejercicio 2015.
En cuanto a los resultados trimestrales, a los que más atención prestaban los analistas, la empresa perdió 167 millones de dólares, mucho más de lo que esperaban los inversores y casi el doble de los 90 millones que perdió en las mismas fechas de 2015. Los ingresos de Twitter entre octubre y diciembre ascendieron a 717 millones de dólares, ligeramente por encima de los 710 millones de dólares que facturó en los mismos tres meses del ejercicio anterior.
Tiempo, @jack pide tiempo para Twitter
Las cifras económicas siguen resultando poco optimistas. Las de audiencia y usuarios tampoco resultan especialmente halagüeñas. El número de usuarios activos mensuales aumentó en el último trimestre un 4% hasta alcanzar los 319 millones, dos millones más que el trimestre anterior, mientras que los usuarios activos diarios aumentaron un 11%. Y aquí es donde el CEO de la compañía cogió lápiz y papel, e intentó sacar pecho.
Mediante una entrada en el blog Medium, propiedad de Twitter, Jack Dorsey explicaba que algo muy importante para la compañía era ese aumento de los usuarios activos por días. El motivo de alegría se debe a que, supuestamente, este crecimiento en el uso se debería a que los cambios realizados en los últimos meses en Twitter estarían gustando.
Eso deriva, lógicamente, en una llamada de socorro a los anunciantes. En el último trimestre los ingresos por publicidad fueron de 638 millones de dólares. Es decir, Twitter vive de la publicidad, por lo tanto tiene que justificar que sus usuarios pasan tiempo en la plataforma, ahora en el móvil: ese consumo publicitario llegó en un 89% a través del teléfono.
En su escrito, además, Dorsey apela a que la estrategia implantada en 2016 no dará resultados en el corto periodo de tiempo, por lo que pidió, también, paciencia a los inversores y todos aquellos que apuestan económicamente por Twitter.
Aunque su particular aviso a navegantes tiene que ver con la posición de Twitter en el espectro social y mediático. Dorsey asegura que, a falta de seguir creciendo, donde sí consiguen cada vez más relevancia es en la influencia y el impacto social. Y aquí nadie puede discutir la situación. La red social ha conseguido marcar la agenda política, mejor dicho, se marca a través de ellas. Los medios de comunicación han cambiado sus hábitos de trabajo, y lo hacen mirando al pajarito. La televisión ha construido una segunda pantalla para sus telespectadores a través del móvil y Twitter.
¿Cuánto tiempo le dará el mercado a @jack para monetizar esas influencia?
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