El baloncesto español: un polvorín de multas con olor a caciquismo

Casi 20 años de éxitos. Desde que la selección española de baloncesto con los conocidos juniors de oro ganase el mundial de la categoría, este deporte no ha dejado de dar buenas noticias. Tanto a nivel de selección, con un Mundial absoluto de por medio; como las victorias europeas de Real Madrid y FC Barcelona en EuroLeague. Todo eso ha valido para esconder un cierto tufo a problemas económicos, vendettas pseudopolíticas y líos televisivos.

El círculo que se cierra es la multa impuesta por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a la ACB. En concreto, la sanción será de 400.000 euros por una infracción única y continuada de lo dispuesto en el artículo 1 de las Leyes de Defensa de la Competencia.

El regulador considera acreditado que la ACB a través de una serie de acuerdos adoptados a partir de 1991 impuso unas condiciones económico-administrativas desproporcionadas, inequitativas y discriminatorias respecto a los clubes de baloncesto que tienen derecho a ascender de la Liga LEB Oro a la Liga ACB por méritos deportivos.

Por ello, la CNMC considera que estos acuerdos han impedido el ascenso de varios clubes a la Liga ACB y han distorsionado la capacidad de competir de otros clubes recién ascendidos. Algo que la ACB se ha encargado de desmentir inmediatamente, alegando que la resolución atenta contra la capacidad autoorganizativa de las ligas profesionales, reconocida en el Tratado de Funcionamiento de la UE y la jurisprudencia europea.

Asimismo, ha dejado constancia mediante un comunicado de que pondrá recurso ante la Audiencia Nacional, y se sigue reafirmando en sus actos. Pero la CNMC es clara: indica que en el futuro se abstenga de realizar conductas semejantes a la tipificada y sancionada en la resolución.

La televisión y el nombre, otro frente abierto

A principios de año se incendió otro polvorín latente. En este caso era con los derechos de naming de la liga que, en estos momentos, están sufragados por Endesa. Pero ha salido otro nombre a la palestra, Movistar.

Todo parecía indicar que una vez el operador azul se hizo con los derechos audiovisuales de la liga, cambiar el nombre y tomar el control total de los patrocinios sería el siguiente paso. Además, siempre con el camino bien allanado por parte del presidente de la ACB, Francisco Roca. El mismo que no dudó en quitar dichos derechos a Orange para trasladárselos a Movistar; y que ahora ha hecho algo similar con el nombre de la liga.

En concreto, y de manera unilateral, la ACB habría llegado a un acuerdo con Movistar para que éste fuera quien pusiera nombre a la liga. La situación tiene un agravante, y es que el contrato suscrito en 2011 entre Endesa y la ACB, recoge un “derecho preferente” de la compañía eléctrica “para contratar el Naming Right (…) una vez finalizada la vigencia del acuerdo” y “la obligación de la ACB de comunicar antes de 30 de octubre de 2016 las condiciones y el contenido del nuevo contrato”. En principio nada de eso ha sucedido.

Desde Endesa confirmaron a SABEMOS toda la situación. Es decir, que Francisco Roca, con su voluntad por delante, no se habría atado al contrato vinculante y que ya habría pactado con Movistar el cambio de nombre.

Supuestamente se habría ofrecido un contrato de mínimos a Endesa, pero con el otro frente abierto. Según fuentes de la eléctrica el nombre se debe mantener. No dan margen a que pueda suceder otra cosa. Además, aseguran que, esperando que sea el último medio, llevarían a cabo acciones legales contra la ACB por el incumplimiento en las cláusulas del contrato acordado en 2011.

La Federación, su aval

Por si no fueran pocos los problemas del baloncesto español a nivel de clubes, la Federación Española de Baloncesto (FEB) también está viviendo unos tiempos convulsos. Su expresidente, José Luis Saéz, se encuentra investigado por el juzgado de Instrucción 36 de Madrid ante la posibilidad de que cargara al organismo español gastos privados, entre otras irregularidades.

Ante esta situación, y cerrando el círculo, no deja de ser sorprendente que la ACB argumente que la implantación de una cuota de entrada y del fondo de regulación de ascensos y descensos fuera consensuada con la FEB en el convenio de coordinación entre ambos organismos. Es decir, el aval para mantener el canon que quiere suprimir la CNMC es que la Federación estaba implicado en el asunto.

Ahora habrá que esperar al recursos y, sobre todo, confiar en que la pelota naranja siga entrando por el aro. De este modo los problemas serán menos problemas.

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