Continúa la cuenta atrás para la liberalización del sector ferroviario en Europa, y en España. Mientras el Gobierno prevé una caída de los ingresos de Renfe y Adif para este año, lanza un plan para salvar Renfe Mercancías, el primer fiasco hacia la liberalización del sector. Después toca la parte de transporte de viajeros, donde muchas empresas esperan entrar para competir.
A finales de 2016, el Parlamento Europeo aprobó la liberalización definitiva del sector ferroviario. Lo que implica romper con los monopolios ferroviarios en los Estados miembros de la UE. Así, los contratos públicos de suministro de servicios ferroviarios en la UE tendrán que ser licitados entre todas las compañías que cumplan los requisitos técnicos.
España también tiene que ponerse las pilas y acatar esta normativa en sus plazos. Para finales de 2020, las compañías ferroviarias podrán ofrecer nuevos servicios comerciales en líneas nacionales a partir. Y la licitación abierta a todas las compañías deberá ser el método generalizado para la adjudicación de nuevos contratos a partir de diciembre de 2023.
De hecho, el Ejecutivo de Mariano Rajoy ya cuenta en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017 con que las empresas públicas, Renfe y Adif, generen unas pérdidas conjuntas de 457 millones de euros durante el ejercicio. Su deuda ascendería a 23.750 millones.
Sin embargo, la liberalización del sector sigue en ‘stand by’. Fomento paralizó la primera gran prueba para Renfe Viajeros. El titular de la cartera, Iñigo de la Serna, aplazó la liberalización del servicio ferroviario del AVE de Levante.
¿Quién se beneficiaría de la liberalización de Renfe?
Y en medio de las idas y venidas del Gobierno, las empresas privadas siguen esperando a poder entrar en el sector. La cuenta atrás está en marcha. Pero aún queda poco menos de tres años para que se a una realidad.
Compañías como Ferrovial, Alsa Ferrocarril, CAF, FGC Rail o Iberrail Spanish Railroads (del grupo Globalia) son solo algunas de las que podrían entrar de lleno en el sector ferroviario. No obstante, el pago de cánones por el uso de las vías pone las cosas más difíciles para la entrada de nuevos jugadores en el mercado.
Por otro lado, los viajeros serían los que más de beneficiarían de la liberalización. La competencia puede generar en el tren efectos a los que se han producido en el transporte aéreo. La presencia de distintas compañías en la licitación las animará a centrarse en la atención al cliente y redundará en reducción de costes para los contribuyentes.
De hecho, la competencia por bajar el precio del billete podría da lugar a compañías ferroviarias low cost. Pueden ser nacionales o no, pues la licitación ha de ser abierta y accesible a todos los operadores ferroviarios de cualquier país de la UE. Y en un futuro, podría darse un escenario con similitudes al aéreo.
Primera prueba: fracaso
En 2005, se produjo la apertura a la competencia de este tráfico ferroviario. Algo que supuso la entrada de ocho operadores privados a competir con Renfe. Acciona, Comsa, Continental Rail, Ferrovial, Logitren, Traccion Rail, Transfesa y Transitia.
Según sus datos, en la actualidad, sólo el 4% de la carga que se mueve en España lo hace en tren, frente a la tasa del 20% que arroja la media del resto de países de la UE. Además, según el ministro, ese porcentaje debe ascender al 50% en el horizonte del 2050.
Aquí la liberalización ha servido más bien de poco. Renfe Mercancías nunca ha dado beneficios. «La liberalización no ha supuesto un avance en cuanto a transporte de mercancías en tren», reconoció esta semana el ministro de Fomento.
La nueva estrategia del Gobierno y Renfe pasa por implantar un plan de rescate. Este plan pasa por recortar la cuarta parte de su plantilla, unos 316 trabajadores, y abordar un programa de desinversiones. Además, también buscará establecer “alianzas estratégicas” con operadores privados.
En definitiva, el Gobierno sigue esperando a que pase el último tren para subirse a una liberalización para la que no hay marcha atrás. Y mientras planea como regular un mercado que dejará atrás el monopolio para tener competencia.
Imagen | ‘Ricardo Ricote‘