La plataforma de alojamientos turísticos Airbnb quiere ser «buen socio» de Madrid con una modalidad de alojamiento que el año pasado generó 447 millones de euros en la ciudad aunque echen en falta «reglas claras».
«Airbnb siempre recuerda a los anfitriones que verifiquen si cumplen con las normativas locales» aunque reconocen que «las reglas para compartir el propio hogar son confusas». «Madrid necesita reglas claras que distingan aquellas personas que comparten el propio hogar de los malos actores», ha indicado la plataforma en un comunicado.
El Ayuntamiento de Madrid está buscando un acuerdo con Airbnb, Homeaway y otras plataformas para establecer un tope máximo de días en los que estas viviendas podrían ponerse en alquiler al año, como ya se hace en Ámsterdam o Nueva Orleans, e implantar una tasa.
Este «memorandum de entendimiento», como lo ha definido el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, en declaraciones a Europa Press, busca «que no se monten negocios fuera de la actividad reglada», la de los hoteles y apartamentos turísticos.
«Celebramos las conversaciones que están teniendo lugar en Madrid sobre la figura del home sharing. Queremos ser buenos socios de la ciudad y del Gobierno regional y trabajar juntos para apoyar a las familias locales que comparten sus hogares», ha indicado Airbnb.
Acuerdos en muchas ciudades
Hasta el momento, Airbnb ha llegado a acuerdos con más de 200 ciudades y regiones de todo el mundo, una colaboración que ha demostrado dar buenos resultados en ciudades como París, Lisboa, Londres o Ámsterdam.
Esta modalidad de alojamiento «contribuye de manera muy positiva a la ciudad y a la comunidad autónoma»: solo el año pasado la actividad económica generada por anfitriones y huéspedes en la ciudad fue de 447 millones de euros», tres veces más que en 2014.
Según esta plataforma, el 31 por ciento de los huéspedes no habrían ido a Madrid o no se habrían quedado durante tanto tiempo si no hubieran utilizado Airbnb. Destacan que la gran mayoría de anfitriones de Airbnb son particulares que comparten la casa en la que viven. El 56% de los anfitriones alquila su primera residencia.