A lo largo de todo el camino recorrido por el Banco Popular hacia su desaparición, un camino guiado con precisión de cirujano por quienes diseñaron una operación destinada a provocar la venta de la sexta entidad financiera de España y ganar una fortuna con los movimientos en bolsa destinados a la descapitalización del banco, hemos visto cómo se circulaba por veredas con un destino predeterminado.
El Banco Central Europeo, a través del Consejo de Supervisión y de la Junta de Resolución Bancaria, vendió el Banco Popular al Santander por 1 euro provocando que más de 300.000 accionistas perdieran su dinero. ¿Por qué fue regalado a la entidad presidida por Ana Patricia Botín y no a otra?
Partimos de la base de que el Santander no había entrado en las quinielas para entrar en la compra del Popular. Los propios instigadores de la operación bajista lo ofrecieron al Sabadell, a Bankia, a CaixaBank o al BBVA. El Santander no había sonado en ningún momento. Sólo apareció en la noche de autos, noche en la que, según fuentes consultadas por ‘Diario16‘, llegó a ofrecer comprar el Popular por un valor de 0,40 euros la acción, un movimiento que hubiese tenido como consecuencia que los pequeños accionistas no hubieran perdido todo, sino «sólo» lo perdido gracias a la operación bajista y a los movimientos en corto que han hecho más millonarios a varios de los instigadores de la misma. ¿Qué hizo que no se aceptara esa oferta y se entregara por 1 euro, como precio simbólico?
El Santander es una entidad que ha tenido, y tiene, mucha importancia en la construcción bancaria europea. En su momento fue relevante su entrada en el siempre difícil mercado británico con la compra de Abbey National Bank o de Alliance&Leicester y la entrada en el accionariado de Bradford&Bingley, además de inyectar capital en la compra de sucursales del Royal Bank of Scotland, operación que se frenó pero que parece que el Santander está intentando retomar en los últimos tiempos. En total, el Santander tiene invertidos más de 17.000 millones de euros en Reino Unido.
A nivel de retorno de dicha inversión, el 50% del beneficio neto de Santander UK se envía a España. En 2016 fueron 593 millones de libras esterlinas, una cantidad que supone un 14,7% menos que el año anterior debido a la depreciación de la moneda británica provocada tras el referéndum en el que se decidió la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
El Brexit, evidentemente, le ha afectado y le va a afectar. La reacción inmediata de la entidad presidida por Ana Patricia Botín ha sido la de transferir el negocio de grandes clientes y de mercados globales a España para, en primer lugar, reducir costes y, en segundo lugar, para frenar los efectos del Brexit.
Es lógica la preocupación de Ana Patricia Botín por la evolución que está teniendo la economía británica y por los niveles de crecimiento post Brexit. El Reino Unido ha desacelerado su economía y las previsiones más optimistas determinan que en 2017 será de un 1,2% cuando, antes del referéndum, se calculaba en por encima del 2%. Esta desaceleración afectará al Santander UK porque la demanda de crédito bajará. Según la consultora Merrill Lynch, la desaceleración del crecimiento económico británico incrementará la morosidad del negocio del Santander en Reino Unido, además de que producirá un desplome en los márgenes de beneficio e incrementará el volumen de pérdidas crediticias. A nivel del Grupo Santander, la división británica bajará su aportación por debajo de los 900 millones de euros. Todo lo anterior, sumado a la rebaja de las previsiones de rentabilidad al 8%, cuando antes del Brexit se encontraban en un 13%, ha hecho saltar las alarmas.
Uno de los puntos positivos de la entrada del Santander en el mercado bancario británico fue beneficiarse de la tradicional relación británico-estadounidense. La llegada de Donald Trump al poder, sumada al Brexit y a las cifras macroeconómicas del Reino Unido, también está influyendo negativamente en las cuentas de la entidad de Ana Patricia Botín.
Ante estas perspectivas, la entidad de Ana Patricia ha reaccionado. En primer lugar, está potenciando la banca online para reducir costes en más de 100 millones de libras esterlinas. Una parte importante de esta reducción vendrá del cierre de oficinas.
Otro punto importante de la reacción ya la hemos comentado anteriormente, la transmisión del área de grandes clientes y de mercados globales a Santander España para, de este modo, frenar el hecho de que la City londinense pierda el acceso a los grandes clientes de la Unión Europea. Esto supone para el Santander 16.900 millones de libras en activos y más de 1.000 empleados. Además, la entidad está haciendo lobby en el gobierno de Theresa May para que en las negociaciones del Brexit se siga permitiendo a la City tener acceso a clientes de la Unión Europea tras la salida definitiva de Reino Unido. De esta gestión es responsable Shriti Vadera, Presidente No Ejecutivo de Santander UK.
Ante estas perspectivas el Santander necesitaba incorporar a su Grupo una entidad que le permitiera compensar esas pérdidas. Ahí entra el Popular. La intervención del Banco Central Europeo, con datos sobre la solvencia del banco que están bajo sospecha, es una especie de compensación a la entidad de Ana Patricia Botín por su entrada en el mercado británico ante las pérdidas que va generar el Brexit.
Pero no sólo nos encontramos con una compensación simbólica entregando a precio de saldo una de las entidades más importantes de España. Botín pidió la garantía europea de garantizar la ampliación de capital necesaria para afrontar la compra del Popular, garantía que se suma al dinero que, sí señor De Guindos, va a costar a los españoles la operación a través delahorro de impuestos por valor de 4.900 millones de euros, dinero que prácticamente cubre dicha ampliación de capital. Además, Bruselas asumirá el coste de las indemnizaciones de las demandas interpuestas contra la decisión de la Junta de Resolución Bancaria.
Por esta razón, el Brexit ha sido uno de los puntos más importantes para que se tomara una decisión basada en datos de solvencia de los que se sospecha que no eran muy realistas respecto a la verdadera situación del Banco Popular. El Santander necesitaba ayuda y ésta llegó en forma de regalo por parte de las autoridades que, de este modo, devuelven el favor que Emilio Botín hizo a Europa entrando en el mercado británico. El problema es que ese favor devuelto ha supuesto la ruina para cientos de miles de pequeños accionistas, de jubilados, de trabajadores, de empleados del Popular. Nuevamente, nos hallamos ante un ejemplo de la sinergia protectora de las élites que pasan por encima de lo que sea y cueste lo que cueste para nunca ser las víctimas, para ser los vencedores. Y el Santander es un banco vencedor.