La tecnología madrileña que mejora la búsqueda de náufragos

Escribano Mechanical Engineering, empresa española del sector de la defensa, ha desarrollado un innovador sistema que permite automatizar el proceso de búsqueda de náufragos. Este nuevo sistema se enmarca dentro del programa IRSC (InfraRed Search of Castaways) de Salvamento Marítimo, que tiene como objetivo desarrollar nuevas tecnologías que mejoren y automaticen el proceso de detección de náufragos.
El sistema ha sido desarrollado por el área de electroóptica de Escribano, dirigida por José Infante, y dispone de un sensor capaz de cubrir una gran extensión y buscar variaciones de temperatura en el mar. De esta forma, instalado sobre un helicóptero o avión de Salvamento Marítimo, el sensor detecta variaciones de temperatura que considera significativas y envía automáticamente la posición GPS al centro de mando correspondiente para que se envíen los medios adecuados.
El sistema está diseñado para optimizar los patrones de búsqueda y poder ser empleado en cualquier circunstancia atmosférica, a cualquier altitud y tanto de día como de noche. Además, su uso no supone carga de trabajo adicional para la tripulación, puesto que no requiere de un operador adicional. El programa ha comenzado ya los vuelos de prueba y se espera que esté listo para finales de año.
En la actualidad, los medios de rescate cuentan con pocas soluciones realmente eficientes para enfrentarse al desafío de localizar náufragos en el mar. El empleo de medios aéreos, tanto de ala fija como rotatoria, incrementa las posibilidades de éxito, pero no son eficaces a la hora de cubrir grandes extensiones de mar sobre las que hacer una primera tarea de barrido. Los radares aerotransportados, aunque dispongan de apertura sintética (SAR), tampoco son eficientes para encontrar náufragos de los que sólo sobresale la cabeza, y el ojo humano no resulta adecuado para buscar pequeños puntos en el mar durante muchas horas.
Tecnologías de doble uso. Investigación y desarrollo
La empresa Escribano ha recurrido a algunas de las tecnologías que han desarrollado en el campo de la defensa -tecnología de cámaras térmicas (familia Sparrow) o los trackers de vídeo- para desarrollar este nuevo sistema de búsqueda de náufrago. De las primeras tomó el sensor térmico de altas prestaciones, modificando los algoritmos a la nueva misión y adaptando la óptica y el diseño. La tecnología desarrollada y los conocimientos aprendidos durante la fase de oferta del programa tecnológico del Sistema Infrarrojo de Búsqueda y Seguimiento (IRST) para la fragata F-110 de la Armada Española fueron el punto de partida de este proyecto. Desde la empresa se destaca que el esfuerzo y el trabajo realizado en su intento de participar en el programa no podía morir al no participar en él, sino que todo lo que se había iniciado debía acabar en un desarrollo específico. Actualmente, Escribano trabaja en el diseño de un contenedor cilíndrico para alojar el equipo, de forma que pueda ser instalado en el patín de un helicóptero o en el exterior del fuselaje de un avión. Este nuevo contenedor es muy poco intrusivo, ya que no afecta al aparato por su pequeño tamaño. Además, su electrónica es de bajo consumo, con una alta fiabilidad y una baja tasa de fallos. Incluye, por otra parte, su propio sistema de posicionamiento GPS e inercial, independiente de la aeronave y de la velocidad o movimiento de ésta.
Este sistema no realiza barridos sino que tiene un sensor con un campo de visión muy amplio gracias a la sensibilidad del detector utilizado, lo que permite que vaya cogiendo lecturas muy rápidas mientras la aeronave realiza las pasadas. Para ello, se ha adaptado el algoritmo a la velocidad de la aeronave, a la altura a la que vuela y a las características del sensor. Las aeronaves de ala fija, como los CN-235-300 con los que cuenta Salvamento Marítimo, resultan idóneas para esta misión puesto que pueden volar a gran altitud (en torno a 2.000 pies), permitiendo así que el sensor pueda cubrir grandes extensiones. Si se utilizan helicópteros, la altura de la operación se reduce a la mitad y por tanto la distancia cubierta, pero el helicóptero ofrece la posibilidad de que, cuando el sensor detecta un posible náufrago, sea posible descender a comprobarlo e incluso realizar el rescate, una opción que antes no existía con los medios disponibles.
Pruebas y ensayos
Escribano ha probado este sistema en las instalaciones que tiene Salvamento Marítimo en el Centro de Seguridad Marítima Integral Jovellanos (CESEMI) de Gijón, donde se han analizado las señales de nadadores o boyas y sus patrones de movimiento en el agua desde diferentes alturas. El CESEMI cuenta con una piscina de 12 metros de profundidad, 40 de ancho y 80 de largo, con 14 millones de litros de agua, en la que se pueden generar hasta 16 tipos distintos de oleaje de hasta 1,6 metros de altura. Además, hay en marcha una campaña de ensayos que comprende 30 vuelos de pruebas en los que se testeará y depurará el algoritmo.
Los primeros resultados conseguidos son muy prometedores y su pequeño tamaño hace que pueda ser integrado en diferentes plataformas sin complicaciones. Se trata además de tecnología 100% nacional, puesto que tanto el sensor  como los algoritmos han sido desarrollados por la empresa Escribano.

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