En un mundo absolutamente regido por la ley de la oferta y la demanda, en todos los negocios se han generado amplios catálogos de productos. Si antes lo que buscábamos era poder elegir entre un sinfín de opciones, ahora la cuestión que más valoramos es nuestra seguridad y privacidad. Son precisamente nuestros datos, ya sean de índole personal o económica, los que más tememos que queden expuestos, sobre todo en esta era de internet en la que todo se almacena en la nube.
Es por este motivo que las empresas más acostumbradas a mover grandes sumas de dinero están reforzando su seguridad, ya no sólo para proteger a sus clientes, sino también a sí mismos, de los ciberataques e incluso de los robos en locales físicos. Así, bancos, casinos y los mismísimos gobiernos ponen un énfasis casi prioritario en emplear las últimas tecnologías de detección de fraude. Pero no sólo se trata de adquirir los protocolos más novedosos o las cámaras de mayor definición: el factor humano sigue siendo imprescindible, y muchas veces, más confiable que un ordenador.
Así la seguridad en los casinos da ejemplo a todos los negocios con movimientos masivos de efectivo, siendo éstos pioneros en muchas ocasiones en sistemas de vigilancia o protocolos de actuación. Ya pocos se atreven a intentar robar en uno, y de ese pequeño porcentaje que lo intenta, casi ninguno lo consigue. ¿Las claves? Una capa tras otra en la seguridad, que consiguen disuadir en un momento u otro del proceso a cualquier ladrón.
Comenzando por una estricta selección de cada profesional que trabaja en un casino, desde los vigilantes de fuera a los crupiers, pasando por los altos cargos a los que se les confían las claves de acceso a sistemas y cajas fuertes y por los conductores de los vehículos blindados que transportan efectivo o fichas. Todos los trabajadores pasan rigurosas pruebas para acceder a sus puestos de trabajo, pero además están permanentemente bajo vigilancia ellos mismos, y es que en prácticamente la mitad de los casos, serán los mismos empleados quienes ideen o cooperen en una tentativa de robo.
Aparte de este análisis exhaustivo previo a la contratación y posteriormente una vez que comienzan a trabajar en un casino, constantemente se les forma para que sepan cómo reaccionar para detectar intentos de robo o impedir que lleguen a concluirse si es que ya están en curso, lo que requiere además de una gran coordinación entre todos los profesionales del recinto y las autoridades locales.
¿Cómo interviene la tecnología para impedir estas situaciones? Las cámaras de vigilancia son herramientas imprescindibles en estos casos, pero las más sofisticadas cuentan con lectores de matrículas, como las de tráfico o las de los parkings de pago, y además de reconocimiento facial. Los datos que recogen se comprueban en amplias bases de datos que se actualizan constantemente con información sobre individuos que han intentado robar en otros locales o que han tenido comportamientos sospechosos durante una o varias partidas. Aquí la cooperación entre casinos es un factor indispensable para que todos puedan estar protegidos.
Entre los softwares más extendidos y empleados, no sólo en casinos físicos sino también en salas en línea se encuentran los de Iovation, como Reputation Manager 360, que ha facilitado la identificación y prevención de fraudes desde hace cuatro años, o la base de datos inteligente proporcionada por NORA (Non-Obvious Relationship Analysis), especializada en detectar las relaciones de riesgo entre sospechosos y personas con antecedentes de tentativa de robo. La protección de datos en los mejores casinos está reforzada con SSL (Secure Sockets Layer), de manera que tanto los datos personales como los bancarios estén absolutamente protegidos.
Debemos tener en cuenta que el dinero ya no es el único elemento sensible de ser robado. Al igual que en los casinos físicos no siempre el objetivo es llegar a la caja fuerte, sino tal vez robar fichas que intercambiar o revender, en los casinos online, bancos o empresas con millones de usuarios registrados, el objetivo es acceder a las contraseñas, que le abrirán las puertas a datos más valiosos, como numeraciones de tarjetas de crédito, usuario y contraseña en la banca online o identidades con las que operar para defraudar sin exponer la identidad propia. Es por esto que los casinos online, conscientes del riesgo, son los que más invierten en seguridad, llegando a adquirir otras empresas expertas en gestión de riesgos o asociándose con ellas, y manteniéndose siempre a la vanguardia de los recursos que los desarrolladores de software ponen a su disposición.
El usuario también debe ser responsable en el desarrollo de su actividad y prestar especial atención a la información que le brindan los casinos y salas de juego en internet. Las pistas se encuentran normalmente al pie de página, donde figuran los diferentes logotipos que acreditan que se trata de un sitio legal y registrado en el país. Debe figurar “Juego Seguro”, y si además figura “Jugar Bien” será muy buena señal, ya que este otro logo indicará que es una empresa pro juego responsable. La opción de autolimitarse en cuanto a cantidades u horas de juego o la variedad de métodos de depósito y retirada estándar y conocidos como Visa, PayPal o PaySafeCard entre otros también es una garantía de que toda operación de efectivo será cifrada con los diferentes protocolos.