Sea cual sea el resultado del referéndum que se celebra hoy en Grecia solo hay una cosa clara: la desconfianza entre ciudadanos griegos, sus políticos y el resto de socios europeos habrá dado un paso definitivo. Sin una hoja de ruta clara pase lo que pase, la incertidumbre sigue siendo lo único cierto.
Los griegos están llamados a votar hoy en el referéndum sobre la aceptación o el rechazo de las medidas propuestas por los acreedores a cambio del desembolso del rescate. Los primeros resultados se conocerán entre las 20’00h y 21’00h hora peninsular, según ha informado el Ministerio del Interior griego.
Estas son las pocas certezas que se conocen de un referéndum realizado a galope y cuyo resultado final se prevé totalmente incierto. Además, se trata de una consulta popular extraña, sin categoría política y con demasiados intereses enfrentados interpretados en cada país de forma interna. De ahí que Yanis Varoufakis haya puesto tanto énfasis en manifestar que «Grecia quiere ser puesto como ejemplo al resto de Europa».
Por lo que respecta a la parte práctica, la cuestión planteada es la siguiente: «¿Tenemos que aceptar el proyecto de acuerdo que fue presentado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25/06/2015, que se compone de dos partes y que constituyen su única propuesta?«. Tras esta cuestión, la papeleta aclara que las dos partes constan de un primer documento titulado “Reforms for the completion of the Current Program and Beyond” (Reformas para la finalización del programa actual y más allá) y un segundo llamado “Preliminary Debt sustainability analysis” (Análisis preliminar de la sostenibilidad de la deuda).
Para que el resultado del referéndum sea considerado válido, las normas exigen una participación de al menos el 40 % del electorado.
¿Pulso definitivo?
Pese a la particularidad de este referéndum, que se celebra en medio de un corralito, puesto que Grecia cumple el séptimo día con los bancos cerrados y un catálogo de restricciones bancarias, la realidad es que mañana lunes nadie sabrá cómo actuar.
La grandilocuencia ha empapado toda la prensa europea, y los titulares tildando la cita de histórica recorren el viejo continente. Pese a ello, las pocas certezas que hay son en clave de política interna: Yanis Varoufakis dimitirá si gana ‘Sí’, y el Gobierno de Tsipras se vería abocado a presentar elecciones.
Todo lo demás cae en una red de interpretaciones confusas. Así, el ministro de Finanzas griego ha expresado que “pase lo que pase el lunes volverán las reuniones entre Grecia y sus socios”. Pase lo que pase. Sin solución de continuidad y sin la clara diferencia entre la victoria del ‘Sí’ o el ‘No’, las cumbres entre jefes de Estado y reuniones del Eurogrupo seguirán su curso habitual como si estas semanas fueran un oasis de incertidumbre.