Cada día me da más miedo, Pablo Iglesias…

Pablo Iglesias

… porque en cada nueva parida pública que nos brindas te siento más farfullero, ambiguo, quita y pon, gambetero, virtuoso del manipule, dispuesto a defender con idéntico arrojo la esfericidad de la Tierra que su forma rectangular.

Has pasado, en nada, de llamar “chantajistas” a tus hermanos ideológicos de anteayer, los que están en la coherente aunque poco seductora Izquierda Unida, a decir que no era esa tu intención. Y, entonces, vas y  les abres generosamente los brazos para que ocupen algún pequeño hueco en el cuartucho de la portería si prometen portarse bien.

También evolucionas a notable velocidad con el rollo del chavismo. Evolucionaste vertiginosamente de  venderlo como una aportación fundamental para la progresión socio-política en este siglo a olvidarte de él hasta casi ningunearlo, a medida que se deslizaba por el sumidero de la ruina a marchas forzadas. Sabes bien que el fracaso no vende.

Has pasado, asimismo, de predicar con ardor el programa de Syriza como panacea de los pueblos del sur de Europa para rehuir a ese monstruo nórdico-calvinista (Alemania, Holanda y otros), que se empeña en exigir el cumplimiento de los compromisos firmados para que las relaciones entre socios resulten creíbles, a coger las tijeras y cortar por aquí y por allí con el fin de que la oferta electoral  de Podemos ya no se le  parezca ni en el preámbulo… Te vas dando cuenta de que la gente está pillando que, rodeados de hielo y fuera del iglú, hasta un esquimal se muere de frío.

Me das cada día más miedo, Pablo Iglesias, porque todo en tu forma de actuar denuncia una carencia rotunda de aquellos principios mínimos que nos permitan a la gente de a pie  identificar qué es exactamente lo que pretendes.

Ya sabemos que la quita y reestructuración de la deuda pública ha pasado (insinúas que sólo de momento) a mejor vida

Ya sabemos que la quita y reestructuración de la deuda pública ha pasado (insinúas que sólo de momento) a mejor vida, y prometes ocuparte antes de la privada; o sea, la que tiene a las familias pilladas por donde más les duele: hipotecas, créditos personales, etc.  Por supuesto, sin  explicar cómo lo harías sin que el gasto a cuenta de los Presupuestos se dispare hasta dar vértigo y poner a Tesoro Público en bancarrota.

Has dejado, asimismo, en el camino tu nunca explicada creación de una gran banca estatal (con sus variables regionales y municipales) que  redistribuya la riqueza y sirva de escarmiento a esos chupasangres que son los maldecidos banqueros, quienes sólo gestionan el dinero para generar más dinero y no para procurar una seráfica felicidad de la gente de a pie.

Injuriarlos es fácil y barato, porque ¿quién va a sacar la cara por gente que cobra lo que cobra por la explotación  de la industria de la usura? Pero cuando echas una mirada atrás y ves lo que han sido las cajas de ahorro y otros ejemplos de banca oficial, el modo en que han gestionado el dinero de todos, manejado créditos y sinecuras con una metodología clientelar y terminado en vergonzosas quiebras e intervenciones externas (¡ah, Bankia, Bankia!), te dan ganas de gritar Virgencita, líbrame de estos redentores que siempre acaban actuando igual que el caballo de Atila y permíteme seguir disponiendo de las muletas que me permiten mantenerme en pie. Al menos,  hasta que pueda recuperarme del actual quebranto.

Se te ha quedado, asimismo, en el tintero aquello de que los medios de comunicación han de estar bajo control de unos funcionarios que se ocuparán de que la verdad (por supuesto, la que beneficie a un  poder que tú ocupes, igual que hacían Franco y los demás totalitarios)  resplandezca. Y no como ahora, cuando lo que escriben los pobrecitos periodistas esclavizados responde a los intereses de monolíticos grupos de propietarios. Te has creído (más bien, pienso que finges creértelo) que el código deontológico de que disponen los profesionales, los principios que proclama cada cabecera, son letra muerta; y quienes escriben o comentan la información diaria, una caterva de currillos fáciles de achantar por el pánico a perder el condumio.

Al fin y al cabo, es lo que ocurría antaño en los “Pravda”, “Izvestia” , Agencia TASS…Y, ahora mismo, por ejemplo, en la comunicación dominante bajo el régimen chavista, donde sólo un par de medios proporcionan (y sometiéndose a una autocensura acojonante), versiones alternativas a la verdad oficial. Sobreviven, los pobres, bajo un acoso y permanente amenaza de cierre al lado de los  cuales las condiciones de los numantinos durante el cerco de Escipión Africano Menor suenan a risa.

Lo que ocurre, Pablo Iglesias, es que tú no confías en la capacidad de libre albedrío del ser humano, sino en la rígida disciplina que aspiras a imponer a través de la estructura a medida que  estáis creando para un asalto al poder de manual los del “Cuarteto de Venezuela” . En el cual, el periodista libre, el informador objetivo (o subjetivo, pero que hoy todavía puede buscar su hueco en medios que le resulten afines), no tiene cabida.

En el fondo, los que integráis ese clan (con aspiraciones de nueva Casta) no queréis gente que piense a la hora de concebir  la crónica o la reflexión diaria, sino paniaguados, sumisos y domesticados funcionarios juntaletras.

El intento de la web de la alcaldesa Carmena no es más que un primer ensayo de la aplicación de los criterios que en su momento enunciaste sobre la mano que debe mecer esa cuna

El intento de la web correctora de la alcaldesa Carmena para que la información que genere el Ayuntamiento de Madrid no se desvíe de la versión oficial no es más que un primer ensayo de la aplicación de los criterios que en su momento enunciaste sobre la mano que debe mecer esa cuna . Sospecho, sin embargo, porque te reconozco unos reflejos de cobra en la medición de las reacciones públicas, que el cabreo general provocado por ese claro intento de censura te hará rectificar. En cosa de nada, introducirás en algún mitin, debate o entrevista un canto sublime a la libertad de expresión sin trabas como parte de tu democrático pensamiento de siempre. En lo de sacar conejos de la chistera, Blake el Mago no deja de ser un aprendiz en comparación contigo.

Soy consciente de que harás lo que haga falta para llegar al poder. Renegarás de quien pienses que has de renegar para adormecer a los que desconfían, darás marcha atrás en cualquier asunto que  presientas te hará perder votos, pasarás (provisionalmente, claro) las páginas que el “Cuarteto de Venezuela” presienta como inconvenientes en un momento en que los populismos revolucionarios cotizan a la baja después del esperpento griego…Reconozco que eres un figura en el manejo de la mercadotecnia política. Pero también, deslumbrado por tu propio éxito (pocas cosas hay tan nefastas para un político como recrearse ante el espejo), cometes errores de principiante.

Te favorece el que tus convencidos sean, hoy por hoy, impermeables a las denuncias de lo descarado de tus ambiciones. No porque sigan creyendo en ti con la fe de carboneros que te tenían sino por la rabia, los rencores acumulados y el deseo de castigar las torpezas acumuladas y los menosprecios exhibidos durante tanto tiempo por los equipos gobernantes del PP. Pero te diré una cosa, y te sugiero con humildad que me dediques un pensamiento cuando llegue el momento de la verdad: si Rajoy rectifica, si mete en cintura a su partido y corta por lo sano la mamonería exhibida durante tres años, si el PSOE se mueve con sentido de Estado y pacta lo que debe pactar sin renunciar ni un ápice a su identidad, el tiempo juega en  tu contra.

En tres o cuatro meses, hasta que lleguen generales, el plumero que semana a semana vas enseñando acabará por abrir los ojos a la mitad, al menos, de tus seducidos. Se percatarán de que, con tanto paso adelante y hacia atrás y dónde dije digo digo Diego, insultas a su inteligencia, mientras te dedicas a lo que de verdad te interesa: alcanzar el poder para hacer en él lo que  habéis planeado en la facultad de Políticas de la Complutense: crear la Nueva Casta. Y punto. Y pelota.

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