La economía china no está en su mejor momento. Sus mercados financieros andan perdidos en el rojo y su contabilidad nacional ya no saca pecho a doble dígito. Pero todo eso parece ser ajeno a los gigantes tecnológicos chinos que siguen creciendo y cada vez necesitan con más urgencia expandir sus mercados.
La historia de Baidu, Alibaba y Tencent (conocidas bajo el acrónimo de B.A.T.) ejemplifica la voracidad de las compañías chinas con la llegada de internet y el consumo masivo digital por parte de las clases medias. Se trata de tres monstruos, cada uno en su negociado (motor de búsquedas, comercio electrónico y mensajería), pero que en estos momentos han tenido que abrir otras vías de negocio para crecer y aquí es donde sus hocicos han chocado.
Un ejemplo sobre la “guerra de guerrillas” que tienen montada desde hace unos meses se escenificó el pasado mes de febrero. Se dio en llamar “la guerra de los sobres rojos”. Todo empezó a raíz de la tradición que existe de enviar un sobre rojo para felicitar el fin del año lunar y las vacaciones en esa época. Pues bien, la batalla se encarnizó por ver a través de qué aplicación WeChat (Tencent) o Alipay (Alibaba) se mandaban más tarjetas. Lógicamente se trataba de “sobres virtuales”, y la victoria fue para Tencent por 800 millones de mensajes de diferencia. Aunque esto es solo una muesca en esta temprana guerra.
Realmente que haya empezado una especie de batalla por controlar el mercado chino tiene mucho sentido. Es decir, en un principio cada una de estas tres grandes empresas tenía su parcela bien delimitada. Baidu se centraba en ser “el Google chino”, Alibaba era la gran potencia del comercio electrónico y Tencent estaba especializada, sobre todo, en mensajería instantánea y redes sociales. El problema es que pese a la magnitud del mercado chino (y alrededores) su clase media adicta al consumo no es tan grande como a ellos les gustaría. Por eso han decidido invertir (mucho dinero) en comprar otro tipo de activos y empresas para meter la cabeza en más áreas de negocios.
En este contexto se dan dos situaciones para que estos enfrentamientos sigan adelante. A parte de querer mojar la oreja propia en el negocio del otro, es que los principales inversores chinos quieren meter su dinero (y obtener rédito a cambio) en las compañías tecnológicas, porque son las de mayor crecimiento. Por lo tanto están obligadas a no detener su cuenta de resultados. Por otra parte, la “explosión móvil” provoca que el ecosistema de conexión cambie, y debido a ello apenas haya una fina línea entre buscar un producto en un buscador y querer comprarlo, sea en la plataforma que sea.
De hecho, en este sentido, las tres compañías han apostado por sistemas de pago electrónico para hacer compras, bien en sus propias plataformas o a través de adquisiciones, pero ya es un mercado en el que tienen intereses enfrentados.
Sobre ruedas también
Pero no es el único. Por ejemplo Tencent y Alibaba han tenido que firmar una tregua en el sector del taxi. Cada una por separado, junto a Uber, eran las que dominaban el segmento de reserva de vehículos. Sin duda las superpobladas ciudades chinas ofrecen un negocio infinito, pero ante la amenaza del invasor decidieron cerrar filas fusionando sus compañías y creando una nueva que domine el mercado con solvencia. Una muestra de que son enemigos, pero no tontos.
Otro ejemplo de estos enfrentamientos directos tiene también como protagonistas a Alibaba y Tencent. La cuestión es que el software de chat de éstos, WeChat, ha eclipsado a Weibo, la web de microblogging que compró Alibaba. Como especie de revancha por no haber podido liderar ese segmento, desde Alibaba bloquearon a los usuarios que WeChat que pretendieran hacer algún tipo de gestión desde la compañía de comercio electrónico. Lo que buscaba era potenciar Weibo para que la gente cambiara de plataforma.
Buscando un mercado global
La realidad de estas escaramuzas no tienen mucho recorrido. El verdadero potencial que pueden desarrollar estas compañías, a las que habría que sumar a Xiaomi (y otros fabricantes móviles) también, se verá fuera de China. Quizá estas compras compulsivas sobre empresas más pequeñas o inmersiones en otras áreas de negocios se deba principalmente a eso: a que todavía no hayan salido de China. A eso hay que sumar que también intentan hacerse fuerte ante la llegada masiva de empresas estadounidenses como Amazon o Facebook que, una vez hayan entrado, serán un gran reclamo.
No obstante la realidad obliga. Por ejemplo Alibaba está distribuyendo en casi todas las partes del mundo ahora mismo y Baidu tiene claro que Latinoamérica es su próximo gran mercado, ya que le sería más difícil competir con Google en Estados Unidos (o incluso Europa). Por eso sabe que países en pleno crecimiento económico son el objetivo. El caso de Tencent también demuestra que toman las cosas con otra perspectiva. De hecho ellos mismos reconocen que han detenido su crecimiento hacia el exterior porque lo quieren hacer mejor. Seguir creciendo en China y posteriormente salir. Ese parece el objetivo de estas tres compañías que cada día son más grandes.
Imagen | Flickr – Charles Chan