Un año más se cumple una inesperada y extraña tradición de agosto: la filtración de pilotos de series que se van a estrenar en otoño. En esta ocasión han sido los de Lucifer , Blindspot y Minority Report y ya antes este mismo año, a la vez que su trailer oficial se convertía en todo un éxito, se filtró el de Supergirl . Desde hace una década se ha convertido en un suceso tan habitual que es inevitable preguntarse qué hay detrás.
La historia de estas filtraciones pasa a ser la de Internet y su relación con lo audiovisual. Antes de la existencia de la red esto era poco menos que impensable y todo lo que la gente se pasaba eran grabaciones con gran dificultad y volumen. Es decir, había filtraciones de pruebas iniciales, o pilotos que nunca se llegaban a emitir de manera oficial, pero se movían dentro del circuito fan, mencionándose en fanzines y siendo objeto de complicados (cuanto menos logísticamente) intercambios.
El trayecto de los pilotos era el de cualquier otra producción, desde los primeros momentos de creación artística hasta la contratación de un reparto y su posterior grabación. La necesidad de pasarla después por técnicos iba aumentando las manos que podían hacerse una copia. Cuantos más efectos especiales o tratamientos de imagen y sonido necesitaran, mayor era el riesgo. Y una vez en un estado suficientemente avanzado se podía enviar a los ejecutivos para que se hicieran a la idea. Según fue pasando el tiempo y ganando importancia el periodismo televisivo también ellos fueron entrando en el ciclo, sobre todo cuando los materiales evolucionaron y se pudo realizar envíos sin mayores problemas. DVDs que cambiaban de propietario viajando por la ciudad y con enormes facilidades. Pero que, aún así, no tenían una distribución tan sencilla y viral.
Y llegó Youtube
Todo esto cambió según la facilidad de subir y compartir material fue mejorando, especialmente con la creación en 2005 de YouTube que facilitó el alojamiento para la difusión. Aunque ya antes había sitios que albergaban en ocasiones vídeos para su visionado online, como ya comentamos, fue la popularidad de esta web la que le dio una mayor visibilidad. Incluso aunque rápidamente la naturaleza ilegal del asunto llevó a que circulara por otros sistemas de descarga. Tal fue la situación, por sorpresa, que en Variety aprovecharon el éxito logrado por una de esas filtraciones para hablar del tema.
El piloto en cuestión era el de Nobody’s watching, una mezcla de sitcom y sketches creada por Bill Lawrence (Spin City, Scrubs, Cougar Town) con un par de guionistas de Scrubs y con actores como el ahora en el SNL Taran Killam. El piloto había sido desestimado por la NBC pero su aparición en YouTube se convirtió en todo un éxito. Tanto que el New York Times hizo una pieza sobre una posible segunda oportunidad para el programa, un acercamiento a la NBC que, finalmente, quedaría en nada ante las discrepancias entre cadena y creadores a pesar de que estuvieron haciendo para la cadena cortos webs con contenido que, en teoría, serían utilizados luego cuando se emitiera la serie, o al menos un especial, en televisión. Pese a que quedara en nada el éxito del piloto y todo el ruido que logró montar sirvió para que las productoras se fijaran más aún.
Recordemos que la organización televisiva en USA tiene muchas diferencias con la española. Allí son las productoras las dueñas de los programas y, aunque cada vez sean menos, lo habitual es que sean empresas independientes de las de las cadenas con lo que les interesa mover su material, incluso aunque eso signifique que acaben vendiendo la serie a otro canal. De ahí que muchas veces se sospeche de gente de la propia productora como el origen de estas filtraciones. Más aún en aquel momento hace una década en el que muchos de estos pilotos eran de series que no habían sido escogidas. Y que no tenían siquiera la vía de escape habitual de ser ofrecidas como telefilmes para medir la respuesta del público. Durante años muchos de estos pilotos eran visto solo por los grupos de estudio y por los ejecutivos.
Ahora existía un lugar al que acercarlos en el que era más sencillo para los espectadores potenciales encontrar estos pilotos y visionarlo. Pero incluso aunque la mayor parte de ellos fueran de series que no verían la luz (If You Lived Here You’d be Home Now, The Angriest Man in Suburbia, Our Thirties o The Adventures of Big Handsome Guy and His Little Friend) también empezaron a filtrarse los pilotos que sí se iban a emitir. Así, desde el principio los filtrados eran los más esperados de la temporada. En 2006 Studio 60 on the Sunset Strip, la entonces esperada nueva serie de Aaron Sorkin tras el final de El Ala Oeste de la Casa Blanca se filtró mucho antes de su estreno, habiendo sido vista por más de cien mil usuarios. Ni al creador ni a la productora ni, desde luego, a la cadena les hizo mucha gracia esta filtración. Al fin y al cabo ya estaba aprobada y en grabación y no parecía que fueran a ganar nada de ello.
La normalidad y rutina
Pero, sorprendentemente, fueron los pilotos ya aprobados los que se fueron convirtiendo en carnaza habitual para las filtraciones. En 2006 le tocaría a Joey, el spin-off de Friends, que se encontraría con una mala respuesta por parte de internet. Aunque sería en 2007 cuando llegaría la locura total: Chuck, Pushing Daisies, Californication, Reaper e incluso The Sarah Connor Chonicles que estaba prevista para estrenarse en 2008. Y no solo eso, también capítulos iniciales de temporadas de series ya en emisión: Brotherhood y Dexter en su segunda temporada y Weeds en la tercera. En ocasiones, además, el piloto lo era con la finalidad que siempre había tenido en la organización televisiva estadounidense. Es decir, pendiente de cambios que realizar en aspectos tan importantes como el reparto, tal y como demostraba el que se filtró en 2008 de True Blood, o como otro de ese mismo año, ser una producción a medio hacer, sin que los efectos especiales y otras correcciones de imagen y sonido estuvieran realizadas, de ahí las comparativas con Fringe entre el piloto filtrado y el real. Como queda claro, es un suceso habitual en el que poco sentido tendría hacer una lista cuando desde 2008 quedó claro que era una suerte de señal de inicio de temporada.
Eso no significa que no sigan filtrándose pilotos nunca vistos, en 2005 tuvo una segunda ronda el de Global Frequency, basado en un cómic de Warren Ellis, que logro un breve momento de nuevo interés. Algo que se repetiría en 2013, con la misma falta de éxito, con el magnífico piloto de la canadiense Borealis. No sería el único ni ocurriría solo entre los más modernos. Así se filtraría a internet Snip, una serie de 1976, que la NBC no se atrevió a emitir porque uno de los personajes era abiertamente homosexual, pero cuyos seis episodios grabados se emitieron en Australia, o Mr. Dugan de 1979, comedia política del gran Norman Lear que al ver la reacción de los grupos afroamericanos decidieron enterrar y que sería recuperado décadas después como un ejercicio de arquelogía televisiva.
También cuando la culpa de la desparición era una huelga de guionistas, como pasaba con The Dictator de 1988 pero existía un interés auqnue fuera solo histórico. Es eso lo que ha llevado a muchas otras filtraciones a la comparación con su versión inglesa como sucedió con el de The IT Crowd o para comprobar los cambios realizados entre lo que se acabó emitiendo y lo que estaba previsto en un principio, algo que se pudo ver con las filtraciones de los de Buffy o The Big Bang Theory entre otros.
La gasolina de las filtraciones
De modo que las ganas de rescatar del olvido una serie o de compartir algo que se puede ver como un documento histórico complementan esos rumores de que la productora o la cadena han decidodo filtrarlos por adelantando como globo sonda y para ir creando expectación. Algo que ha llevado a algunas cadenas a hacerlo abiertamente, montando sus propias emisiones previas generalmente en webs de la compañía. Así actuó USA Network cuando se encontró este verano con que el piloto de Mr. Robot se había filtrado. Prefiriendo ofrecerlo gratis pero con una mejor calidad. Y es que filtrar los pilotos puede tener efectos secundarios, como sucedió en Reino Unido cuando parte del capítulo de un nuevo reality llamado Sent to Coventry fue filtrado por un periódico de la zona para demostrar el tipo de tratamiento que estaba realizando del lugar y las gentes, sumiendo la producción restante en un marasmo de discusiones y amenazas que terminaron con la decisión de cancelar el programa antes incluso de haber podido emitirlo.
En otras ocasiones parece que los responsables son los aficionados del material adaptado, algo notable sobre todo con los superhéroes. En los buenos momentos, como con la filtración del piloto de Supergirl poco después de que la CBS hubiera anunciado que habían decidido emitirlo, en lo que podría considerarse casi como un record al filtrarse con seis meses de adelanto, que rápidamente llevó a las habituales dudas sobre una filtración interna, en este caso por Forbes. No es de extrañar tampoco que entre la última serie de filtraciones estén la adaptación del cómic Lucifer o la continuación de la película Minority Report. Del mismo modo que el año pasado se filtraron los de The Flash y Constantine.
Pero incluso cuando no eran encargados para serie los pilotos de superhéroes acababan filtrándose igualmente. Así el de Justice League of America de 1997 o el de Aquaman de 2006 acabaron viendo la luz pese a no estar previsto en absoluto. En 2011 se filtró el piloto de Wonder Woman, que fue recibido sobre todo con escarnio sin tener en cuenta que estaba a medio cocinar -faltando efectos especiales, de sonido y de casi todo- o, en un nuevo ejercicio de arqueología, los pilotos de 1967 con los que quisieron aprovechar el éxito de Batman bien con un spin-off de Batgirl o con la idea original de la serie cómica de Wonder Woman, como vemos, la relación es larga.
Infamia en forma de filtración
Si antes hablábamos de que no solo los pilotos sino también los primeros capítulos de las nueva temporadas se iban convirtiendo en objetos de filtración, en los últimos años se ha ido incrementando más aún. Con una calidad más que discutible, cuando no directamente infame por haber sido hurtados antes de que los tratamientos de postproducción se aplicaran correctamente, seis episodios y guiones de la última temporada de Doctor Who, cuatro -casi la mitad- de la de Juego de Tronos, o los tres primeros episodios de Rick & Morty en esta segunda temporada, han sido filtrados en el último año.
Dado el número de personas incluidas y una mayor serialización de la narración, no digamos ya la diferencia en el presupuesto, parece que estas filtraciones seguirán aún un tiempo. Nuestra es la posibilidad de discutir si preferimos verlas, en el estado en que lleguen, o si es preferible esperar a su emisión. Mientras tanto podemos ir haciendo cábalas sobre cuál será la siguiente filtración.