El inicio de mi relación con Bon Jovi se remonta a 1986. Cuando yo tenía 13 tiernos añitos, llegó el petardazo mundial de Slippery When Wet , cuyos dos primeros singles son historia del Hard Rock: You Give Love A Bad Name y Livin’ On A Prayer . Entre este disco, el The Final Countdown de Europe y el Somewhere In Time de Iron Maiden, los tres del mismo año, mi pasión por el Hard y el Heavy Metal empezó con sólidos cimientos.
Y Bon Jovi, la banda que nos ocupa hoy, se tomó 1987 de vacaciones para volver en 1988 con New Jersey, otra joya del género. Y así siguió la historia durante casi 20 años, en los que la escucha del nuevo disco de Bon Jovi era cita obligada. Y sí, defiendo fervientemente These Days, aunque sea un disco no tan enérgico como los anteriores y los medios tiempos y las baladas dominen en la hora larga que dura.
Pero llega 2002 y sale a la venta Bounce. Y aunque tiene temas que son auténticos regalos al fan de toda la vida, como Everyday, Undivided o Bounce, que en directo volvieron loco a todo el que estuvo en La Peineta en el memorable concierto de presentación de este disco, tenía otros con los que era inevitable torcer el gesto. No es que Joey, The Distance o Love Me Back To Life fueran malas canciones (que para mí lo eran), es que no pintaban nada en un disco de Bon Jovi. Para eso ya tenía Jon Bon Jovi su carrera paralela. Destination Anywhere es un disco redondo de principio a fin, pero pocas de sus canciones habrían tenido cabida en un disco del grupo.
Y aquí empieza a dar bandazos la carrera del grupo que marcó el inicio de la dimensión musical de mi vida.
En 2003, un disco de versiones acústicas con un toque soul de sus grandes éxitos. En 2004, un disco cuádruple recopilatorio de caras B. Y en 2005, Have A Nice Day, cuyo tema título y single de avance fue un auténtico trallazo. Compré la edición especial el mismo día que se puso a la venta, y… WTF??? No tenía ni una sola canción más allá del previamente conocido single. Si acaso, y siendo generoso, una versión eléctrica de una cara B de años atrás, Last Man Standing. Sí, el peor disco de la banda… hasta ese momento. Porque en 2007 salió Lost Highway, del que no se salvaba absolutamente nada. Ni el soporífero single (You Want To) Make A Memory, ni el dueto con LeAnn Rimes, intérprete de cuatro de las canciones de la película El Bar Coyote. Y Lost Highway tiene el dudoso honor de ser el primer disco de Bon Jovi que no he comprado. Ni siquiera habiéndolo encontrado de saldo a 5€, ni para completar mi colección. Breve repunte en 2009 con The Circle, el mejor disco del grupo en años, que tiene… UN TEMA salvable, We Weren’t Born To Follow. Mismo nivel (pero algo peor) tiene el disco siguiente, What About Now, con un tema aceptable, Because We Can. A estas alturas, de la banda de Hard Rock que me volvía loco en los 80 y los 90 no queda prácticamente nada. Ya son un grupo de Pop Rock descafeinado sin garra y no tengo ni idea de por qué sigo escuchando cada nuevo lanzamiento suyo (una vez cada uno, para constatar la nueva decepción).
El caso es que el pasado 21 de agosto salió un disco más, Burning Bridges. Y este venía rodeado de polémica.
Parece ser que el grupo ha decidido cortar relaciones con su sello discográfico de toda la vida, Mercury Records, pero aún tenían un disco pendiente por contrato. Así que parece ser que, en lugar de cumplir y empezar de nuevo en otro sitio, se han dedicado a desempolvar descartes de discos previos y lanzarlos como “un disco para los fans”. Un disco que sólo un fan compraría, vamos. Un disco boicoteado desde el principio por el grupo, al que no hacen ni la más mínima mención en su página web, que no tendrá sesión de fotos promocionales, ni videoclips ni gira mundial, porque el disco “de verdad” llegará a mediados de 2016. En fin, pongámonos a ver qué tiene que decir este patito feo llamado Burning Bridges, el primero de la banda sin el guitarrista original Richie Sambora…
http://open.spotify.com/album/2oFRx0ajcKwsWobcwK7YI6
Empieza el disco con A Teardrop To The Sea. Y oye, lo que prometía ser una experiencia dolorosa empieza francamente bien, Un tema íntimo, que podría haber quedado bien en aquel ya lejano Destination Anywhere y que pasa con nota el corte, trayendo recuerdos de Learning How To Fall o Midnight In Chelsea. Puede que sea una de esas canciones que gusta oír en otoño mirando como llueve por la ventana.
Seguimos con We Don’t Run, uno de los pocos temas que han sido compuestos ex profeso para el disco. Copiándose a sí mismos (la primera melodía vocal es idéntica a otra que sale en justo el tema anterior), y es supuestamente el tema más rockero y apasionado del disco… y sí pero no. Es una canción que nos recuerda momentos de gloria pasados, y no es más que las ascuas de un fuego ya apagado.
La tercera es el otro single. Saturday Night Gave Me Sunday Morning pretende recordarnos al Someday I’ll Be Saturday Night de 1994, y es totalmente honesta en el título. Es una mañana de domingo. No es mala, pero… es lo mismo de los últimos doce años. Falta fuerza, y donde hubo un rock enérgico y fiestero ahora hay un pop rock que se podría poner en una reunión familiar a la que viene tu abuela. O donde hubo testosterona, ahora hay andropausia. Y, curioso detalle: es el único tema en el que interviene en la composición alguien que haya formado parte de la banda aparte de Jon Bon Jovi. Y ese alguien es Richie Sambora.
We All Fall Down es una canción chiclosa, llena de melodías y letras que te suenan de haber oído una y mil veces antes. Cuatro minutos de mi vida perdidos que nadie me va a devolver.
Blind Love es la baladita del disco. Siempre he dicho que a Bon Jovi no se le dan bien –habitualmente– las baladas. Que clava los medios tiempos, pero en las baladas pincha con mucha frecuencia. Y una balada de descartes de una época floja de inspiración… pues eso, ¿no?
Pasamos de largo el ecuador del disco y llega el sexto tema, Who Would You Die For. Otro tema otoñal, pero esta vez, de auténtico relleno.
Fingerprints. La canción más larga del disco, casi seis minutos, es además una de las más aburridas. Enhorabuena al que consiga llegar al final sin dedicarse a otra cosa más interesante. Como quitarle la pelusilla al micro USB del móvil con un alfiler que te encuentres por encima de la mesa.
Life Is Beautiful. Y aparece por tercera vez el “uooooh uooooh” idéntico en melodía y ritmo al ya escuchado en Teardrop y en Run. Esto suena a cachondeo. Y eso es lo mejor que se puede decir en la que junto con la anterior es el núcleo tostón del disco.
I’m Your Man tiene un toquecillo algo más rockero, y lo que en este disco es uno de los puntos álgidos habría sido 15 años atrás de los temas flojos del disco. Si en algún momento llegan a tocar alguna canción de este disco en giras futuras –cosa que dudo muy seriamente– esta puede ser una de las candidatas. Y será el momento óptimo para acercarse a la barra a por una cerveza.
Y, por fin, llegamos al final. Burning Bridges es la canción más fiestera del disco, con un deje a lo Springsteen cuando se pone folk. Su estribillo “Sayonara, Adios, Auf Wiedersehen, Farewell, Adieu, Good Night, Guten Abend, Here’s the last song you can sell” deja totalmente claro a quién va dedicada. Lo mismo que pasó con Reincidentes y su primera discográfica, Discos Suicidas, de los que se despidieron también con un disco de canciones para cumplir llamado Materia Reservada en 1997.
Los fans de verdad sabemos que entre los descartes y caras B de la banda se encuentran temas como I Get A Rush, Love Is War o Edge Of A Broken Heart, mucho mejores que varios de los temas finalmente incluidos en los discos de los que fueron eliminados, pero en este caso no ha habido suerte. Canciones sin alma, estilísticamente muy cercanas a lo que fueron los últimos discos.
Lo mejor:
- A Teardrop To The Sea, una canción que por algún extraño e inesperado motivo me ha llegado.
- Que me ha sacado las ganas de revisitar el Destination Anywhere.
Lo peor:
- Se mantiene la línea desangelada de los últimos años de la banda.
- El reconocimiento público que este disco es una tomadura de pelo.
- Que llegará 2016 y allí estaré para tal vez decepcionarme una vez más con el siguiente lanzamiento. Pero estaré. No lo dudéis.